Blog Los viajes de Dora Haciendo realidad un sueño viajero en Múnich - Día 2 ~ LOS VIAJES DE DORA
Ir al contenido principal

Haciendo realidad un sueño viajero en Múnich - Día 2

Cuando empezamos a planificar este viaje, antes de la subida de casos y de la famosa IA en Alemania, nos planteamos visitar el castillo de Neuschwanstein por nuestra cuenta en tren o bien reservando un tour (en cuyo caso como siempre buscamos la posibilidad de Civitatis), pero desafortunadamente las nuevas restricciones nos impidieron hacerlo así (ya teníamos reserva con Getyourguide y la tuvimos que anular). Así que nos pusimos el mundo por montera y reservamos un coche con Europcar a través de la Mutua Madrileña y la verdad es que en líneas generales, sobre todo a la hora de la recogida del coche, no tuvimos ningún problema. 

Por lo que nada más desayunar (probando los famosos pretzels) nos acercamos a la oficina de Europcar que se encuentra en la Estación Central de Múnich y en pocos minutos hicimos todos los trámites. Nos dieron las llaves del coche y nos dirigimos al parking que se encuentra en la calle Hinterstrasse para recoger el coche. 










Con ayuda del Waze (una app parecida a Google Maps) no tuvimos ningún problema en llegar a Neuschwanstein. Por el camino, era inevitable no empezar a emocionarse al ver nieve y los preciosos paisajes de los Alpes. De hecho, paramos en un camping antes de llegar para hacer unas fotos y en la iglesia de St. Coloman desde donde veíamos el castillo entre la niebla, una imagen imposible de olvidar. 









Llegamos por fin a Neuschwanstein y aparcamos sin problemas en uno de los parkings que hay, creo recordar que en el 3, supongo que por las fechas que eran (a pesar de ser domingo), la hora (las 11 de la mañana) o por las restricciones y el covid pero no vimos en principio mucha gente por la zona. Aún así para curarnos en salud, decidimos confirmar la reserva que habíamos hecho en un restaurante de la zona, Ludwig's Stüberl. El parking cuesta 8 euros todo el día. 



Nos costó un poco ubicarnos pero siguiendo las indicaciones que hay por toda la zona, empezamos la subida hasta el castillo de Neuschwanstein. Antes de empezar a mostraros las fotos del lugar y nuestras impresiones, un poco de historia. 

El castillo fue construido por orden de Luis II de Baviera, el llamado "rey loco" en 1866. Tenía fama de ser algo excéntrico y de no gustarle cumplir con sus cometidos como rey. El prefería imaginarse palacios que luego mandaba construir como es el caso de el Neuschwanstein. 

Pero poco tiempo pudo disfrutar de su sueño hecho realidad, en 1886 fue arrestado por su supuesta incapacidad mental y al poco tiempo fue hallado muerto ahogado en un lago. Más tarde, los nazis ocultaron en este castillo obras de arte robadas a los judíos. La intención era destruirlo si eran derrotados pero milagrosamente Neuschwanstein sobrevivió. 

Para subir al castillo en el momento en el que nosotros lo visitamos solo se podía hacer a pie o por los carruajes de caballos, ya que los mini autobuses, que supuestamente funcionan en otras épocas del año, no estaban operativos en invierno. 







La subida no resulta especialmente dificultosa aunque hay tramos en los que las cuestas son más pronunciadas. Decidimos tomárnoslo con tranquilidad porque además no habíamos reservado entradas para el interior, ya que había que mostrar un test negativo y además solo había visitas guiadas en alemán (en otras ocasiones aunque la visita guiada sea en alemán, te dan una audioguía en español pero suponemos que por el covid esta opción no estaba disponible en esos momentos). 

Nos encantó ver el paisaje todo nevado e ir viendo aparecer el castillo según íbamos subiendo. Impresionante. Aproximadamente el recorrido puede tomarte unos 40 minutos dependiendo del ritmo y de las paradas que hagas para admirar el paisaje. 
















Como podéis ver, no paramos de hacer fotos del castillo y del entorno, todo nevado. Llegó el momento de bajar y curiosamente empezó a caer la niebla que dejó al castillo completamente oculto. 






Por el camino había un puesto donde vendían una especie de buñuelos con un nombre que soy incapaz de reproducir, jejejejeje. Por cierto, muy buenos y nos sirvió para ir abriendo el apetito pues lo primero que hicimos al bajar, fue dirigirnos a comer. 






Como ya os hemos comentado, habíamos reservado en el Ludwig's Stuberl, así que al entrar nos situaron enseguida en una mesa amplia para los cuatro. Fuimo directos a comer algo típico, así que una servidora y su media naranja elegimos las salchichas y los chicos el Schitznel, o lo que es lo mismo un filete de cerdo empanado. 







Una vez terminada la comida, salimos a dar una vuelta por la zona, entrando en algunas de las tiendas, en concreto, entré en una en la cual tenían en la planta de arriba un montón de muñecos y de artilugios de decoración de Navidad, preciosa. 




Nuestra intención era acercarnos al lago Alpsee a hacernos unas fotos por la zona. De camino pudimos contemplar de lejos el otro castillo que también se puede visitar, el de Hohenschwangau, así como distintos edificios todos con el mismo estilo de construcción. Fue entonces cuando nos dimos cuenta que el lugar requería unas cuantas horas más o incluso días para disfrutarlo a tope (y más siendo conscientes de que el acceso al puente Marienbrücke se encontraba totalmente cerrado con lo que nos prometimos a nosotros mismos volver con más tiempo a este precioso lugar y en otra época para poder disfrutar de las famosas vistas desde el puente, aunque he de reconocer que el aspecto de ambos castillos y del lago con la nieve y con la niebla nos pareció muy romántico y especial). 










El lago Alpsee tiene unos 5 kilómetros de orilla y una profundidad de 62 metros. Impresiona las vistas del mismo desde la orilla y además (si el tiempo te lo permite) puedes hacer senderismo bordeándolo. Nosotros, teniendo en cuenta que el tiempo avanzaba, decidimos quedarnos cerca haciendo unas cuantas fotos del lugar e intentando retener en nuestra memoria las increíbles vistas del lago. 







La tarde se nos iba echando encima y aún queríamos poder aunque solo fueran unos minutos en el precioso pueblo de Oberammergau, con sus casas pintadas. Y aún luego nos quedaba una hora y media hasta Munich. Nos habíamos enamorado de Neuschwanstein y su entorno pero era hora de decir adiós o más bien un "hasta pronto". 





No encontramos mucha dificultad en aparcar en el pueblo de Oberammergau aunque hay que avanzar por la carretera hasta la zona de parking gratuito (más tarde nos dimos cuenta de que era domingo así que probablemente hubiéramos podido aparcar un poco más cerca). Fue un paseo casi ya nocturno con mucho frío pero en un entorno envidiable. Sus casas pintadas con decoraciones de cuentos como el de Caperucita Roja, o con imágenes religiosas, la decoración de Navidad con sus luces, el entorno con los Alpes, y la noche que iba adentrándose hizo del paseo por sus calles una experiencia inolvidable. Nos dio mucha pena no disponer de más tiempo para disfrutar mucho más de la zona y de sus encantadores pueblecitos pero había que volver a Múnich ya que al ser Diciembre anochecía muy pronto, de hecho tuvimos problemas al entrar en la ciudad porque el Waze se perdió y nos costó volver al hotel. Os dejo unas fotos de Oberammergau para que disfrutéis de su belleza. 







Llegamos a Munich bastante tarde así que  nos fuimos directos a cenar al Burger y a descansar que había sido un día muy largo y muy emocionante al mismo tiempo. Nos quedaban unos días aún en Múnich para seguir descubriendo la ciudad y disfrutando en familia. 

Comentarios