L'antica pizzeria da Michele en Bolonia

Aunque en principio teníamos otras intenciones para cenar en nuestro segundo día por Bolonia, cuando pasamos por la terraza de esta pizzeria y vimos el tamaño de las pizzas que la gente estaba consumiendo, no nos lo pensamos mucho y, después de enseñar nuestro Certificado Covid, nos ubicaron en una mesa del interior ya que la terraza estaba llena. 

Evidentemente la idea de comer una pizza en Italia es algo que siempre está en nuestros planes a la hora de visitar este país, así que dejamos para el día siguiente el lugar donde íbamos a cenar y elegimos de las pizzas del menú el Ripieno al Forno, sobre el cual el camarero nos informó de que era una calzone. No hay problema, nos gustan las calzones, de lo que no nos informaron era del tamaño del mismo. 

Lo que menos me gustó de la pizzería fue la carta, ya que solo se puede elegir entre seis tipos de pizza. La nuestra (la calzone) estaba rellena de salami, crema de leche, ricotta (un tipo de queso), otro queso de oveja. Vimos a mucha gente pidiendo la pizza frita que era aún más grande que nuestra calzone. 

Como veis, se salía del plato. A mí me gustó mucho la pasta, pero el relleno no fue del todo de mi agrado. A mi compañero de viajes, sí le gustó bastante y se la comió casi entera. En principio, no teníamos la intención de pedir postre, pero el camarero nos encandiló con el que según él era su postre favorito y después un limoncello para bajar la cena.

El postre se llama baba y es una especie de bizcocho borracho bañado en ron, el limoncello riquísimo si te gustan los licores fuertes claro. 

En total la cena nos costó un poco más de 40 euros, más cara de lo que habíamos pensado gastarnos por la bebida, el postre y el limoncello que si mal no recuerdo nos lo cobraron a 3,50. En general el restaurante no está mal pero tampoco es un imprescindible, aunque me quedé con ganas de saber qué tal estaba la pizza frita.