Para nuestro pasado fin de semana de junio post confinamiento, elegimos Gandía y después de una mañana de sábado en la playa, nos decidimos a hacer una excursión al Monasterio de la Murta en Alzira.
Este lugar forma parte de la ruta de los Monasterios de Valencia junto con el de Cotalba, Corpus Cristi, Santa María de la Valldigna, y Santa María de Aguas Vivas. Elegimos el de La Murta porque nos permitía dar un paseo hasta él mismo ya que tienes que dejar el coche en un parking bastante amplio justo a la entrada del sendero que más o menos en un par de kilómetros, te llevará al monasterio que se encuentra en ruinas.
Justo a la entrada en la caseta de control nos informaron de cómo hacer la visita y llegar al monasterio. El recorrido es bastante sencillo por una pista forestal y rodeado verde, aunque la verdad es que hacía bastante calor.
A pocos metros ya de nuestro destino, encontramos una cruz de hierro y una señal que adentrándonos en el bosque, nos llevó hasta un nevero.
Unos minutos más paseando de nuevo por el sendero y llegamos a los restos del Monasterio de La Murta, el cual se empezó a construir en el año 1357. Hoy en día se encuentra en ruinar por la desamortización de 1853. Quedan algunos elementos como los arcos de medio punto en el interior o su portada barroca pero sin duda lo más destacable es a gran torre que se levanta junto a la iglesia de los siglos XV y XVI con un objetivo defensivo.
Por desgracia la iglesia de Santa Catalina y los jardines se encontraban cerrados por el coronavirus ya que todavía no habían permitido el acceso a su interior. Una pena. Sí pudimos dar un paseo entre las ruinas y visitar la acequia.
Unos minutos más paseando de nuevo por el sendero y llegamos a los restos del Monasterio de La Murta, el cual se empezó a construir en el año 1357. Hoy en día se encuentra en ruinar por la desamortización de 1853. Quedan algunos elementos como los arcos de medio punto en el interior o su portada barroca pero sin duda lo más destacable es a gran torre que se levanta junto a la iglesia de los siglos XV y XVI con un objetivo defensivo.
Por desgracia la iglesia de Santa Catalina y los jardines se encontraban cerrados por el coronavirus ya que todavía no habían permitido el acceso a su interior. Una pena. Sí pudimos dar un paseo entre las ruinas y visitar la acequia.
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