Nos levantamos temprano, sobre las 7 y media estamos ya desayunando. Como en el precio de la habitación no estaba incluido el desayuno, por 10 euros por persona nos apuntamos al desayuno buffet, que sin ser espectacular, está bastante bien, lo suficiente para empezar el día con energía porque a las 9 de la mañana tenemos reserva para el Rikjsmuseum.
Tuvimos la fortuna de coincidir en la ciudad con una exposición sobre Rembrandt y coetáneos así que pudimos ver también algunos cuadros de Velázquez (de los que están expuestos en el Museo del Prado y no te dejan hacer fotos) y otros de pintores españoles. El museo no es muy grande, así que si van seleccionando los cuadros que quieres ver (principalmente de pintores flamencos), la visita no te resulta demasiado larga. Y por supuesto una de las obras cumbres de Rembrandt, la Ronda de Noche es la estrella del museo. Además también nos gustó muchísimo la Biblioteca de Cuypers.
Como siempre que visitamos un museo, os aconsejamos escudriñar su página web oficial para apuntar en las salas cada una de las obras en las que estéis más interesados, porque adentrarse en el museo a lo loco, puede convertirse en toda una odisea.
Hoy queríamos aún más que el día anterior exprimir al máximo las horas en la ciudad ya que realmente era el único día que pasaríamos entero en Ámsterdam y desde luego que lo íbamos a hacer y más con ese sol radiante con el que la ciudad nos dio los buenos días.
Para el día de hoy nos dirigimos a la zona del barrio Jordaan, el barrio judío, en donde se encuentra la casa de Ana Frank, no porque fuéramos a entrar, ya que habíamos decidido hacerlo en otra futura visita a Ámsterdam, porque volveremos seguro, si no porque así podíamos dar un paseo por los canales hasta el barrio y además nos podríamos acercar a la Westerkerk, aunque por desgracia nos la encontramos cerrada por reformas.
Tan solo disfrutad de las fotos y de la belleza de los canales de Ámsterdam, especialmente con un día soleado.
La iglesia del Oeste (Westerkerk) se diseñó por Hendrick Keyser que la construyó entre 1620 y 1631. De la iglesia destaca el campanario al que se puede subir y desde donde hay unas vistas preciosas de la ciudad pero en Diciembre está cerrado, supongo que por el viento, otra excusa más para volver a Ámsterdam.
Justo al lado de la iglesia se encuentra la estatua de Ana Frank, muy cerca de su casa que hoy en día es un museo. Las entradas se tienen que comprar obligatoriamente por internet puesto que ya no se pueden obtener in situ.
Cerca de la iglesia en la orilla del canal Keizersgracht se encuentra el Homomonument, que recuerda a todos los homosexuales, gays y lesbianas, que han sido sujetos a persecuciones por su orientación sexual. Se inauguró el 5 de septiembre de 1987, y tiene la forma de tres grandes triángulos rosas realizados en granito colocados en el suelo formando los vértices de un triángulo mayor. El tema del triángulo se basa en el símbolo del triángulo rosa que los homosexuales detenidos en campos de concentración debían portar durante la época nazi.
Nos metimos a comer en una especie de crepería que había justo al lado de la casa de Ana Frank pero como parecía que éramos invisibles, nos marchamos y empezamos a buscar un sitio donde comer. Al final fuimos a una pizzería llamada La Perla que no fue del gusto de todos. Las pizzas eran artesanales y estuvimos cómodamente sentados pero como estaban muy especiadas, no nos gustó del todo.
Habíamos preguntado por la zona por los barcos para ir por los canales aprovechando el día soleado pero nos dijeron que teníamos que acercarnos a la Estación Central ya que desde allí podríamos tomar el barco de diferentes empresas, así que volvimos a callejear por los canales hasta llegar a la impresionantes Estación Central.
Nos dirigimos en primer lugar a una de las empresas, Lovers, pero nos dijeron que era imposible tomar un barco a esas horas porque había una cola de más de dos horas ya que habían llegado unas dos mil personas en un crucero, qué desilusión, no podíamos esperar tanto tiempo porque se haría de noche cerrada y queríamos disfrutar del paseo con algo de luz. Afortunadamente, encontramos otra empresa llamada Stromma donde no tuvimos problemas en empezar el crucero enseguida y además nos hicieron un descuento por ser 5, por familia. Sin duda fue una de las experiencias más inolvidables del viaje.
El recorrido duró aproximadamente una hora y cuarto y te dan unos cascos para que puedas escuchar la explicación en castellano. Nos llevaron por todas los canales, nos explicaron los monumentos que íbamos encontrándonos, los distintos barrios, las esclusas, fue realmente ameno y muy educativo y por supuesto no paramos de hacer fotos y de enamorarnos por completo de la ciudad. Además, al término empezó a anochecer y las vistas fueron aún más impresionantes.
Os dejo una selección de algunas de las fotos que hicimos que fueron muchas. Sin duda creo que sin este paseo el viaje a Ámsterdam habría quedado inacabado, porque la visión que se tiene de la ciudad es completamente distinta desde los canales que paseando por ellos.
Después del paseo, que como veis ya era de noche cerrada, nos metimos en la Estación Central por necesidades fisiológicas y de paso aprovechar para verla por dentro. Y luego ya bajamos toda la calle Damrak, llena de tiendas y con mucho ambiente donde aprovechamos para hacer algunas compras.
Nos volvimos a desviar hacia el Barrio Rojo y la Iglesia Vieja, para despedirnos del ambiente de la zona, esta vez sí tuvimos la oportunidad de ver más mujeres en los escaparates, pero está terminantemente prohibido hacer fotos de ellas. Fue toda una experiencia para el pequeño de la familia que alucinaba con el hecho de que estuviera permitido que se publicitaran de esa manera.
Seguimos nuestro paseo por el Barrio Chino y de allí a Nieumarkt.
Ya de camino al hotel, cenamos en una pizzeria llamada Bella Regina. No es que cenáramos mal pero mucho más caro que el restaurante del día anterior.
Y así dimos por terminado nuestro segundo día por Ámsterdam. Sin duda lo mejor el paseo en barco por lo canales, que os recomendamos totalmente. Solo nos quedaba ya descansar que al día siguiente, aún nos quedaban unas cuantas horas por la mañana antes de emprender viaje de vuelta a casa.
Seguimos nuestro paseo por el Barrio Chino y de allí a Nieumarkt.
Ya de camino al hotel, cenamos en una pizzeria llamada Bella Regina. No es que cenáramos mal pero mucho más caro que el restaurante del día anterior.
Y así dimos por terminado nuestro segundo día por Ámsterdam. Sin duda lo mejor el paseo en barco por lo canales, que os recomendamos totalmente. Solo nos quedaba ya descansar que al día siguiente, aún nos quedaban unas cuantas horas por la mañana antes de emprender viaje de vuelta a casa.
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