Visita a Cork en Irlanda

Una de las localidades que visitamos en uno de los tours que llevamos a cabo en Agosto de 2019 durante nuestras vacaciones a Irlanda fue Cork, situada en la provincia de Munster al sur de la isla. Es la segunda ciudad más poblada de Irlanda después de Dublín. 

Tuvimos tan solo un par de horas para pasear por la ciudad y la verdad es que nos pareció corto, pero al menos tuvimos la oportunidad de ver algunos de los lugares más interesantes de Cork como el English Market o la Catedral de St. Finbar pero nos quedó la sensación de que tuvimos que ver todo muy deprisa y además en esas dos horas, también tuvimos que comer, menos mal que al lado del English Market encontramos un Burger King, así que como éramos conscientes de la falta de tiempo, no lo pensamos dos veces y comimos allí. 

El autobús nos dejó en la calle Gran Parade justo al lado del Monumento Nacional en homenaje a las rebeliones irlandesas de 1798, 1803, 1848 y 1867. Tiene 48 pies de altura y en su base se encuentran estatuas de patriotas irlandeses de siglos pasados como Wolfe Tone y Michael Dwyer. 

       

Después de comer, nos acercamos al English Market, con más de 200 años de antigüedad. Dimos un pequeño paseo por su interior y nos sorprendió la cantidad de gente que había. 

Volvimos sobre nuestros pasos por la Grand Parade hasta de nuevo el Monumento Nacional para cruzar el río Lee de camino a la Catedral de San Finbar. Había que aprovechar el tiempo al máximo y a pesar de la persistente lluvia, no cejamos en nuestro empeño de poder ver lo máximo posible de la ciudad en esas dos horas que teníamos. 

Construida en estilo gótico a finales del siglo XIX. Está dedicada a Finbarr, el santo patrón de la ciudad e Cork, quien fue uno de los abad de un monasterio ubicado aquí. El exterior está decorado con gárgolas y figuras bíblicas. La estampa de sus tres torres góticas son una parte esencial de Cork y una de las imágenes más bonitas de la ciudad. 

     

La entrada cuesta 5 euros pero nos pareció una buena idea visitarla, además de esa manera nos refugiamos de la lluvia. Impresionantes sus vidrieras y pinturas. 

     

Como aún teníamos algo de tiempo y había dejado de llover visitamos el interior del Fuerte Elizabeth, que además es gratuito. Ha sido cuartel, depósito de alimentos y más recientemente una estación de policía y data del siglo XVII. Lo más interesante de la visita es pasear por sus murallas para poder disfrutar de unas preciosas vistas panorámicas de la ciudad y del río Lee. 

Por desgracia, no nos quedaba ya más tiempo, así que rápidamente volvimos sobre nuestros pasos hasta la avenida Grand Parade donde nos esperaba el autobús de regreso a Dublín, aunque antes hicimos una parada en la roca de Cashel. 

Una pena no disponer de más tiempo porque nos quedaron unos cuantos monumentos por visitar y por poder pasear por la ciudad como la calle St. Patrick, una de las avenidas más concurridas de Cork. Volveremos, seguro.