En el lugar donde se ubica el Castillo de Dublín ya había un asentamiento hace más de 1000 años, anterior a la época vikinga. En 1204, el rey Juan de Inglaterra ordenó la construcción de un castillo en este emplazamiento. Con el tiempo, se convirtió en la fortificación más importante de Irlanda y durante los ocho siglos siguientes fue sede del gobierno colonial, centro del poder militar y político y un fastuoso escenario social para las clases dirigentes. El edificio ha evolucionado constantemente para adaptarse a las necesidades cambiantes del país.
En enero de 1922, seis años después del alzamiento de Pascua y al término de la Guerra de Independencia Irlandesa (1919-1921), el Castillo fue entregado a Michael Collins que fue el primer líder del recién creado Estado Libre Irlandés. Desde entonces, el Castillo ha sido uno de los lugares más representativos del orgullo nacional y marco de importantes actos oficiales, como la toma de posesión, cada siete años, del Presidente de Irlanda.
En primer lugar, una vez pasado la puerta de acceso, se llega al Patio de Armas.
Antes de acceder al interior del castillo, tienes que dejar las mochilas de cierto tamaño en unas taquillas. Habíamos comprado las entradas con antelación en este enlace, donde puedes elegir visitar las dependencias del castillo con visita guiada o por tu cuenta. Nosotros elegimos esta segunda opción aunque bien es verdad que con la visita guiada se ven algunas dependencias que no vimos como la Capilla Real pero las visitas son en inglés. La verdad es que cuando llegamos no había mucha cola, así que no es de los monumentos que sea necesario reservar con antelación.
Empecemos la visita del Castillo sala por sala.
1. Rellano de los Battleaxe. La imponente escalinata en voladizo del siglo XIX conduce hasta el rellano de los Battleaxe, llamado así porque aquí hacía guardia la escolta del Virrey, la Battleaxe Guard, que quedó disuelta en 1831. Sobre la puerta de doble hoja puede verse el símbolo oficial de Irlanda, el arpa dorada sobre fondo azul.
2. Sala James Connolly. Esta estancia es una de las más importantes desde el punto de vista de la historia de Irlanda. Está dedicada a James Connolly, uno de los jefes militares del alzamiento de Pascua de 1916. Connolly, que había sido herido antes de ser capturado por las fuerzas británicas, fue atendido en el Hospital Militar de la Cruz Roja, ubicado aquí, en el Castillo de Dublín. Estando aún convaleciente fue sometido a un Consejo de Guerra y al igual que los otros seis firmantes de la Proclamación de 1916, fue condenado a muerte. El 12 de mayo fue conducido a la prisión de Kilmainham, donde, debido a la gravedad de su estado, tuvo que ser atado a una silla para se fusilado.
3. Dormitorio. Salas de exposiciones. Estas cuatro salas eran los aposentos del Virrey de los monarcasque venían de visita. Hoy en día, estas dependencias albergan exposiciones temporales. La última es el Salón de las Damas, orientado al este y adornado con varios objetos de la colección Granard.
4. Pasillo. El imponente pasillo se inspiró en los salones del antiguo Parlamento, en College Green. Originalmente tenía claraboyas abovedadas que permitían la entrada de luz natural. Eso creaba un bonito juego de perspectivas con los sucesivos arcos, lo que contribuía a incrementar el efecto ceremonial al acceder a los aposentos privados del Virrey.
5. Salón principal. El Salón principal quedó prácticamente estruido en el incendio de 1941, pero se reconstruyó fielmente utilizando restos y fotografías. Todos los espejos y las consolas se resctaron y fueron cuidadosamente restaurados a instancias de la Oficina de Obras Públivcas.
Durante los siglos XVIII y XIX, el punto álgido de la vida social de Dublín era el periodo de seis semanas conocido como la temporada, que consistía en extravagantes bailes, fiestas y cenas y culminaba cada año con el Gran Baile celebrado el 17 de marzo, día de San Patricio. El Salón principal solía ser el centro de estos actos, dado que muchas de las damas presentes se retiraban aquí para descansar entre baile y baile. Entre las obras de arte más interesantes de esta estancia destacan los retratos de la joven reina Victoria y su consorte, el príncipe Alberto, así como el de la condesa de Southampton, uno de los últimos cuadros de Sir Anthony van Dyck.
6. Salón del Trono. Esta magnífica sala, también conocida como Cámara de Audiencias, está ubicada en el centro neurálgico de los Salones del castillo y aquí era donde el monarca recibía el homenaje de sus súbditos y cortesanos cuando venía de visita, donde los virreyes eran investidos oficialmente y donde se presentaba a loas debutantes. El gran trono se hizo para la visita oficiala Irlanda del rey Jorge IV en 1821. Del techo pende una soberbia lámpara de latón en acabado dorado con los símbolos de Irlanda (trébol), Escocia (cardo) e Inglaterra (rosa) entrelazados. Se realizó a comienzos del siglo XIX en conmemoración del Acta de Unión de 1801.
7. La Galería de Retratos. Esta estancia era un comedor en el que se servían grandes banquetes, de entre 16 y 30 platos, servicos en una mesa que se extendía a lo largo de toda la sala. Los paneles de madera que cubren las paredes son originales y datan de finales de la década de 1740. En la actualidad alberga una colección de retratos de los antiguos virreyes de Irlanda. Como representante de la Corona en Irlanda, el Virrey desempeñó un importante papel simbólico y ceremonial entre 1771 y 1922.
8. Sala Wedgwood. Es una elegante sala oval que data de la década de 1770. Se llama así por la decoración azul y blanca, estilo Wedgewood. Durante muchos años fue la sala de billar de los caballeros.
9. Sala gótica. Conocida en sus comienzos como Torre Bermingham, era una de la cuatro torres medievales originales del Castillo. En la década de 1770, tras sufrir daños estructurales, la torre y su interior se reconstruyeron en estilo gótico con ventanas apuntadas, chimeneas de mármol y yeserías decorativas. Posteriormente se usó como comedor privado del Virrey y su familia.
10. Salón San Patricio. Esta estancia es de las más antiguas de los Salones del Castillo y quizás la más suntuosa. Su decoración es sin duda una de las más destacadas del Castillo. En otro tiempo fue el Salón de Baile de la corte del Virrey y su apariencia actual es el resultado de más de 250 años de cambios y mejoras. Contiene el techo pintado más significativo de irlanda, completado por Vincenzo Waldré en la década de 1790. En las paredes se aprecian los estandartes de los caballeros de la Orden de San Patricio. Con el Lord teniente de Irlanda o el Monarca a la cabeza, se trata del equivalente irlandés a l Orden de la Jarretera. Los símbolos de la orden lucidos en los actos de la gala, eran conocidos como las Joyas de la Corona Irlandesa. Hoy en día, el Salón San Patricio es la sala ceremonial más importante de Irlanda y se utiliza en actos oficiales destacados, tales como banquetes para dignatarios extranjeros y la toma de posesión del Presidente de Irlanda, que tiene lugar cada siete años.
Una vez que terminamos la visita de las siguientes salas, y aprovechando el día caluroso y soleado, salimos a los jardines del castillo a descansar a disfrutar de las vistas.
Horario de apertura. De lunes a sábado de 9:45 a 16:45 y los domingos y festivos de 12:00 a 16:45. Cerrado; Viernes Santo, 25, 26 y 27 de diciembre y 1 de enero.
Precio. Visita guiada: Adultos: 12 euros, Estudiante o mayores de 60 años 10 euros y niños entre 12 y 17 años 6 euros.
Por tu cuenta: Adultos: 8 euros, Estudiante o mayores de 60 años 6 euros y niños entre 12 y 17 años 4 euros.
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