Blog Los viajes de Dora Un sueño cumplido en el norte - Día 2 ~ LOS VIAJES DE DORA
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Un sueño cumplido en el norte - Día 2

Nos levantamos temprano. Entra algo de claridad en la habitación y estamos nerviosos. Tenemos reserva para ir a ver San Juan de Gaztelugatxe pero la previsión del tiempo nos dice que puede llover, así que nos arriesgamos a probar suerte. Igual el tiempo nos hace un favor y nos permite disfrutar de ese lugar que llevábamos queriendo visitar desde hacía tantos años y que por fin íbamos a poder ver en persona. Pero antes a desayunar y a llenar las pilas de energía que la vamos a necesitar. 



De momento el acceso a la ermita es gratuito pero tienes que reservar en este enlace. La verdad es que cuando llegamos, había gente que no llevaba reserva y entonces les dejaban "comprar" los tickets en la taquilla misma. Supongo que dependerá de si han vendido todas las plazas disponibles para esa hora. Sobre las 10 y media no había ningún problema para aparcar ni para entrar, aunque bien es verdad que el día prometía lluvia y estaba nublado con lo que es probable que la gente se lo pensara. 

Hay varias zonas de aparcamiento para acceder a San Juan. Nosotros no tuvimos ningún problema en aparcar en donde el restaurante Eneperi pero cuando terminamos el parking ya estaba lleno y entonces tienes que aparcar en otro lugar más lejano. 




Recuerdo haber visitado San Juan y haber llegado justo al principio de la bajada hace más 10 años más o menos y la idea de tener que bajar campo a través y más con niños no nos animó mucho. En esta ocasión, el camino está ya preparado como podéis ver en la foto anterior. Puede que para algunos le haga perder encanto pero la verdad es que nosotros lo agradecimos. 

Son de bajada unos 500 metros que se hacen bastante bien, aunque evidentemente nos paramos un montón de veces para hacer fotos y más fotos. 


     






Llegamos ya al puente y empezamos a subir los 241 escalones con las cruces del Vía Crucis. Totalmente comprensible que la serie Juego de Tronos eligiera este lugar para simular Rocadragón. Es impresionante. 

     



Nos tomamos nuestro tiempo para ir subiendo los escalones con tranquilidad. Hay que disfrutar del paisaje y de paso encontrar el lugar en el que Khalessi se hizo una foto y hacer lo propio. Y para que no haya ningún problema, la foto de Khalessi es propiedad de HBO. 




Llegamos a la ermita y la encontramos abierta porque es verano. Data del siglo X, y en su interior se encuentran varios exvotos de marinos que se han salvado de un naufragio. Según la tradición, una vez alcanzada la ermita hay que tocar la campana tres veces y pedir un deseo. 




Justo entonces se puso a llover, no con mucha fuerza, pero lo suficiente para guardar las cámaras y volver sin pararnos a hacer fotos. Además, por la lluvia decidimos subir por el mismo camino, y casi nos da algo, porque bajar los 500 metros se hace fácilmente, pero subir no tanto. Llegamos al restaurante Eneperi agotados y sudando, así que nos tomamos un pincho de bacalao riquísimo para reponer fuerzas. 




Como las expectativas del día era que siguiera lloviendo y no saliera el sol, abandonamos la idea de ir a la playa. De hecho, ya antes del viaje, habíamos reservado un día más pues el domingo mejoraba el tiempo. Así que nos dirigimos a Bermeo para dar un paseo. 

Sabíamos que no íbamos a poder ver ningún monumento en su interior porque eran las horas de comida pero no nos importó. Aparcamos en el puerto y tomamos unos pinchos y unas rabas en un bar. 






La tarde estaba muy lluviosa así que no pudimos hacer muchas fotos. Paseando vimos el puerto, su parte antigua con la torre Ercilla, la iglesia de Santa María, y el convento de los Franciscanos. 










     



Aun teníamos tiempo para ver otro de los pueblos de la costa vasca: Elanchove, famoso por su localización, justo en la ladera de una montaña al borde del mar, así que aparcamos en la parte alta del pueblo en donde hay una plataforma que gira para el autobús y recorrimos toda la calle principal hasta llegar al puerto. 





Menudas cuestas tenía la calle, tuvimos que bajar con mucho cuidado para no caernos porque estaba mojada y resbalaba en algunas zonas, ya se sabe, la aventura es la aventura. 





Una vez que llegamos al puerto, nos dimos una vuelta por él y nos acercamos al malecón en donde descansamos para hacer unas fotos y prepararnos para la subida. 





Para la vuelta, preferimos las escaleras, más rápidas y más seguras a prueba de resbalones pero nos costó bastante la subida, menos mal que habíamos comprado unas chuches para avituallarnos por el camino. 

     

Agotados, volvimos al hotel a darnos una ducha y prepararnos para ir a cenar con unos amigos en Erandio. Nos llevaron, como ya es una tradición, al restaurante La Estrella, para volver a degustar las famosas hamburguesas, pedimos dos grandes para los cuatro porque nuestros amigos prefirieron un sandwich y un plato combinado y fue imposible acabarlas. Para terminar el día nos llevaron a tomar unos cócteles. Día redondo, con un sueño cumplido, y un reencuentro mágico. 


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