Restaurante Kaura Kiosko en Madrid

Un cumpleaños es para nosotros una ocasión especial para pasar un día en familia y poder descubrir nuevos restaurantes por donde vivimos, así que íbamos muy ilusionados a celebrar el cumpleaños del abuelo de la familia a un nuevo restaurante en Alcorcón: Kaura Kiosko en el Parque de la Paz. 

Llegamos sin tener problemas para aparcar porque por la zona no es difícil encontrar aparcamiento y entramos. Al estar situado en pleno parque, el restaurante tiene forma de kiosko y no es excesivamente grande pero la verdad es que la decoración nos pareció muy original y refrescante. 

Los fines de semana no hay menú fijo, solo entre semana, así que íbamos también con la expectativa de poder elegir de entre la carta, lo que más gustara, y además tiene menú de niño, algo de agradecer a un precio razonable, 12€, que consistía en spaghettis de primero y de segundo mini hamburguesas o nuggets de pollo. Los dos peques que pidieron este menú se decantaron por las minis hamburguesas. Raciones correctas para el precio y buena presentación. 

     

El resto preferimos pedir unos entrantes para picar y luego ya un segundo para cada uno. 

Los entrantes que pedimos fueron: ensalada de jamón y rulo de cabra, los churritos de pollo (nuggets), croquetas de morcilla y piñones y unos huevos rotos. De los cuatro entrantes, el que no me gustó fue el de los  huevos rotos, mucha patata frita que además sabía mucho a aceite, pero el resto correctos, tampoco una cantidad desorbitada pero buena relación calidad precio. 

     

Con los segundos empezó la debacle, dos comensales eligieron el arroz con bogavante que la verdad es que estaba bastante bueno y tenía bastantes trozos de marisco, de hecho comieron más de dos personas, aunque no entendemos por qué no lo pudimos pedir para tres, ya que nos dijeron que o dos o cuatro, no impares. 

Una comensal se arriesgó a probar el canelón XXL de asado y todavía estamos preguntándonos qué era lo que estaba encima de la bechamel, y no me refiero a lo de color naranja, sino a unos otros que nadaban en la bechamel que en teoría parecían setas pero estaban incomestibles. No fue del agrado de la comensal porque dijo que la bechamel sabía rara. 

Otro comensal se pidió el arroz meloso con rabo de toro y cuando se lo trajeron, parecía de broma, una cantidad irrisoria y si bien es verdad que eran solo 9 euros, no estaba a la altura del precio. 

Otro comensal pidió las albóndigas por pedir algo suave y así poder probar el arroz. Correcto sin más. 

Uno de los chicos se pidió la hamburguesa ya de adulto, y debía de estar buena porque se la comió entera. 

Por último, los otros dos comensales se pidieron para compartir, el tataki de ternera (carne madurada) y el txuletón de ternera. El segundo correcto y a gusto de los consumidores, el primero, aparte evidentemente del precio que me pareció carísimo, lo trajeron muy hecho y tuvimos que esperar un montón de tiempo a que nos lo trajeran en condiciones, con lo que nos lo tuvimos que llevar, una pena porque evidentemente una vez recalentado, ya no iba a estar tan bueno, así que unos 35 euros tirados a la basura prácticamente. 

Porque aparte de la comida que era mejorable en algunos aspectos, tanto en calidad como en cantidad, sin duda el grave problema del restaurante fue la espera. Más de dos horas para comer, y casi nos tuvimos que ir sin tomar postre y sin tomar el sorbete que daban por cortesía de la casa. De hecho una servidora se quedó sin postre porque lo pedimos junto con los cafés y otros postres y no me lo sirvieron al parecer porque se habían confundido de mesa y cuando pedimos la cuenta, pretendían cobrárnoslo. 

Así que el servicio pésimo, la comida mejorable, la atención nula. No nos cabe ni la menor duda de que no volveremos a este restaurante y desde este blog, no nos lo recomendamos para nada. Mucho tienen que cambiar para seguir adelante y más teniendo en cuenta que a poca distancia, tienen el restaurante Hermanos Fermín que ofrece un menú estupendo de calidad y cantidad.