Bienvenue à Disneyland Paris - Día 6

Día de viaje de vuelta, así que os podéis imaginar que no estábamos por la labor de madrugar mucho. Más bien nos lo tomamos con tranquilidad porque además nos habíamos acostado tarde al estar en el parque hasta última hora y hacer las maletas. Así que, desayuno tranquilo y en cuanto estuvimos preparados, rumbo a Poitiers en donde de nuevo volvíamos a hacer noche en el mismo hotel de ida. Unas 3 horas y media de recorrido aunque íbamos a tomar un pequeño desvío para visitar la Abadía de Fontvreaud cerca de Chinon. 

Por el camino nos llovió bastante fuerte lo que nos impidió ir a más velocidad (cualquiera se arriesga en Francia con la gendarmerie, jejeje), por lo que 110 fue nuestra velocidad de crucero prácticamente todo el camino. Por ello paramos a comer en un área de servicio antes de llegar a la abadía. 

De camino a la Abadía, habiendo abandonado ya la autopista, fuimos durante un tramo prácticamente paralelos al río Loira, precioso el paisaje. 

La última foto es el pueblo Candes-Saint-Martin que por desgracia no pudimos ver al final ya que no nos dio tiempo. Habrá que volver por la zona con más tranquilidad. 

Y ya llegamos a la Abadía de Fontevraud en la localidad del mismo nombre. Aparcamos en la plaza 8 de mayo 1945 donde hay un aparcamiento gratuito y desde allí, a unos pocos metros recorriendo la localidad llegas a la entrada de la Abadía. Es verdad que la entrada puede parecer algo cara, 12 euros, pero la verdad es que estuvimos casi dos horas recorriendo todo el recinto y la verdad es que nos encantó. Os dejo unas pocas fotos y ya dedicaré otra entrada a la Abadía por si sola porque se lo merece. 

     

     

Una vez terminada la visita, nos fuimos ya directamente al hotel. Queríamos llegar a tiempo de poder descansar que al día siguiente nos tocaban más de 800 kilómetros hasta casa de vuelta. 

Por el camino, paramos en un supermercado para comprar la cena, embutido y unas ensaladas. Llegamos al hotel ya sin problemas y con menos lluvia, hicimos el check-in y a descansar. Esta vez no nos tocó una habitación para minusválido pero la cama supletoria se rompió en cuanto nos sentamos en ella. Afortunadamente, pudimos dormir aunque algunos mejor que otros.