Viaje en Semana Santa 2017. Visitamos la capital riojana, Logroño. Una mañana de paseo por la ciudad, visitando todos sus monumentos y descubriendo todos sus rincones para terminar comiendo en los aledaños de la famosa calle Laurel.
Después de conseguir aparcar, con cierta dificultad, en la calle del Norte en el parking gratuito, nos ponemos en marcha en dirección al nuestro primer punto en el mapa: la iglesia de Santiago.
Al acceder a su interior, te encuentras situado en una única nave, sin columnas; hay 42 metros de separación entre el ábside y el coro, 15 metros de ancho y 24 de altura.
El retablo con la imagen de Santiago durante la batalla de Clavijo en su cuatro superior, está organizado en tres pisos y cinco calles, con la crucifixión rematando el ático e arco.
En el interior del templo se guarda la imagen de la Virgen de la Esperanza, patrona y alcaldesa mayor de Logroño. La tradición cuenta que durante el sitio a la ciudad en 1521 por parte del ejército francés, los logroñeses encomendaron a la virgen la protección de la ciudad.
Seguimos nuestro camino prácticamente paralelos al río Ebro pasando por el puente de hierro y luego el de piedra para llegar a la Iglesia de Santa María delPalacio.
El templo actual se levanta sobre una antigua iglesia fundada por la Orden del Santo Sepulcro y data de la segunda mitad del siglo XII. Su torre es conocida como la aguja y representa uno de los modelos arquitectónicos singulares de la ciudad. Mezcla de estilos, la parte más antigua del templo - románica - se encuentra a los pies de la iglesia, mientras que las naves son góticas.
El retablo es la cumbre del escultor renacentista Arnao de Bruselas. El escultor adaptó su obra a la existencia de un ábside central muy alto y estrecho. Pero quizá su principal característica sea el complejo programa narrativo que desarrolla. Bajo el tímpano, Dios Padres y la Asunción de María. Del mismo modo el retablo cuanta los primeros momentos de la vida de Jesús, así como los últimos, la última cena, el Calvario, los discípulos de Emaús. Además, de estos dos ejes centrales, Arnao incluyó imágenes de San Pedro, san Pablo, los cuatro evangelistas y Adán y Eva, así como un gran árbol de Jesé, en representación de la geneología de Cristo.
También destaca el Cristo en el Calvario, que se encuentra en una de las capillas laterales.
Llegamos a la Plaza del Mercado en donde se encuentra la Catedral, pero pasamos de largo, en dirección a la Iglesia de San Bartolomé, no vaya a ser que nos la cierren.
La iglesia de San Bartolomé es el templo más antiguo de los que se conservan en la ciudad. Construido en los primeros años del siglo XIII, con toda probabilidad sobre una antigua iglesia ya existente.
Lo más destacable de la iglesia es su portada. Ejemplo de la influencia de la narrativa en la creación artística del Medievo. Las esculturas que la ilustran acercaban a los ciudadanos enseñanzas cristianas, en este caso relatan la resurrección de Jesucristo el día del Juicio Final en el tímpano, así como diferentes pasajes de la vida de San Bartolomé. Los doseles presentan, por ejemplo, a San Bartolomé predicando en Armenia o curando a un endemoniado. Tanto el tímpano como diez de los doseles se encuentran bajo las arquivoltar, sucesión de arcos que organizan la portada.
Justo al lado de la Iglesia de San Bartolomé se encuentra el Palacio Marqués de Monesterio, hoy sede de la Seguridad Social. Es una extraordinaria muestra de la arquitectura civil renacentista. Su origen se remonta al siglo XVI, cuando Francisco de Tejada e Inés de Sesma construyen una casa en la esquina de las calles San Bartolomé y Herrerías.
El paseo se nos estaba dando muy bien, ya habíamos visto todo lo planificado. Así que antes de comer, nos acercamos al Museo de La Rioja ubicado en el Palacio de Espartero. Un edificio barroco del siglo XVIII, en el que el general vivió con su esposa Jacinta Martínez de Sicilia, tras retirarse de la política. El Museo acoge pinturas y esculturas de los siglos XII al XIX y un espectacular catálogo de piezas etnográficas, así como muestras de arte contemporáneo.
Para comer elegimos, como era de imaginar, dar un paseo por la calle Laurel y aledaños, aunque con mis enanos era un poco difícil comer de pinchos, digamos que son un poco especiales, jejeje. Es verdad que habíamos elegido un bar cuya especialidad eran las hamburguesas mini pero por desgracia estaba cerrado, así que al final entramos en La Gota del Vino para comer el menú que en realidad era una variedad de pinchos, así que se puede decir que al final probamos la gastronomía típica de Logroño.
Un paseo por el Parque Paseo del Espolón en donde se encuentra la estatua ecuestre del general Espartero y de vuelta al coche no sin antes pasar por la Fuente del Peregrino.
Una más que completa visita a la capital de La Rioja, Logroño, que espero que os haya gustado y que al ver las fotos, nos entren ganas de perderos por sus calles.
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