Blog Los viajes de Dora Christmas is all around - Dia 4 ~ LOS VIAJES DE DORA
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Christmas is all around - Dia 4

Se me hace un nudo en la garganta recordando esas últimas horas en Londres el Diciembre pasado. No sé si es muy normal lo que me ocurre con esta ciudad. Siento que una parte de mí, cada vez que vuelvo, se queda allí y se niega a marcharse. Sé que volveré más tarde o más temprano, en familia, con mis alumnos o con amigas; para comprar, para volver a ver a algún famoso en el teatro o para ir descubriendo lugares de la ciudad que aún me falten por descubrir, que los hay; pero también sé que Londres se ha quedado en mi corazón, a pesar de todos los pesares, a pesar de algunos de sus habitantes, a pesar del frío, la lluvia o la escasez de sol, a pesar de sus multitudes, a pesar de esa manía de echarte en cara tu tono de voz excesivamente alto para algunos, a pesar de la mala relación calidad precio en sus hoteles, a pesar de la falta de simpatía y empatía de algunas personas, a pesar de todo, hay un trocito de Londres en mi corazón para siempre. 

Y con esa sensación extraña del último día de cualquier viaje, madrugamos para dejar todo preparado y poder arañar las últimas horas en la ciudad. 

Vamos a intentar descubrir algunos nuevos lugares, como por ejemplo el mercado de Smithfield o la Iglesia de San Bartolomé el Grande. 









Un paseo por la City en dirección al Guildhall. Fue casa consistorial de Londres durante varios siglos y hoy es el palacio ceremonial y administrativo de la City de Londres y de su Corporación.  







En primer lugar visitamos los restos romanos que quedan en la ciudad, no se puede decir que sean gran cosa, pero bueno, el caso es que de nuevo vuelven a ser gratis. 





Para después acceder al llamado Great Hall, una enorme sala gótica, lugar de juicios antaño que ahora sirve para distintos tipos de ceremonias. 







Cualquier momento de descanso es bueno para divertirse un poco. 




Últimas horas antes de volver al hotel y hubiera sido un sacrilegio irnos de Londres sin despedirnos de uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad y uno de mis favoritos: la catedral de St. Paul.







Y antes de terminar nuestra estancia comiendo en un pub inglés, cruzamos una vez más el Millenium Bridge. He de reconocer que fue un momento bastante especial para mí, ya que a pesar de no ser una persona excesivamente sensible, tuve ese momento de pensar que pasarían unos años antes de volver a cruzar ese puente sobre el Támesis. 











Y, ¿por qué estábamos cruzando el puente? Muy sencillo, porque no había mejor manera de despedirse de Londres que desde el cielo, así que subimos a la terraza de la Tate Modern para desde ella poder observar Londres. Es impresionante esa sensación de tener la ciudad a tus pies. 

















Ha pasado ya casi un mes desde nuestro viaje navideño a Londres pero esta imagen de la ciudad aún me acompaña por las noches. 

Para comer, elegimos un pub de la cadena Nicholson porque en relación calidad precio son de nuestros favoritos. Y debido a su cercanía a St. Paul's volvimos al que hace dos años descubrí en un viaje a Londres con mis alumnos del instituto: Ye Old Watling. Todo estupendo, el trato, el ambiente, la comida, cómo nos trataron, nos encantó y sin duda volveremos. 









Mira, qué listos estos ingleses, así no pasan frío cuando toman pintas en el exterior del pub. 



Ahora sí que ya llegó el final del viaje. Tomamos el metro para volver al hotel. Hasta la próxima Londres. I'll be back, I promise.



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