La iglesia madre de la orden de los dominicos de Florencia empezó a levantarse en 1246. Con el tiempo, se convirtió en la segunda iglesia de la ciudad, después de la de Santa Croce.
Empezando por la fachada, esta permaneció a medio construir hasta 1456, cuando Giovanni Ruccelai, un comerciante de paños local, encargó al arquitecto Leon Battista Alberti que la acabara en un estilo más moderno influido por el clasicismo.
En el interior, destacan las medidas y la sobriedad de la iglesia.
En primer lugar, destaca el altar mayor con el fresco de Masaccio, La Trinidad, una de las obras del Renacimiento temprano. Se supone que Masaccio tardó 24 días en completarla.
El primero y más importante conjunto de frescos, obra de Domenico Ghirlandaio, se encuentra en el presbiterio, o Cappella Tornabuoni. También fue encargada por el banquero Giovanni Tornabuoni. Aquí los temas son la Vida de san Juan Bautista y la Vida de la Virgen. En el fresco hay numerosos retratos contemporáneos y abundan las escenas de la vida cotidiana de la Florencia del siglo XV.
Destaca el púlpito, situado en la segunda columna de la nave central. Fue costeado por Giovanni Rucellai, quien encargó la fachada, diseñado por Brunelleschi y realizado por Andrea Cavalcanti, su hijo adoptivo. Casualmente, fue desde ese púlpito desde donde los primeros dominicos denunciaron a Galileo por adoptar el punto de vista copernicano sobre el universo, según el cual es la Tierra la que gira alrededor del Sol y no al revés. Los dominicos eran miembros de la Inquisición, así que esta le llevó a juicio y le impuso arresto domiciliario hasta su muerte.
El segundo de los frescos a destacar en Santa Maria de la Novella se halla en la Cappella di Filippo Strozzi, que está situada justo a la derecha del presbiterio. Las pinturas, que fueron financiadas por el banquero Filippo Strozzi, son obra de Filippino Lippi y narran episodios de la vida del homónimo de Strozzi, san Felipe el Apóstol.
En primer lugar, destaca el altar mayor con el fresco de Masaccio, La Trinidad, una de las obras del Renacimiento temprano. Se supone que Masaccio tardó 24 días en completarla.
El primero y más importante conjunto de frescos, obra de Domenico Ghirlandaio, se encuentra en el presbiterio, o Cappella Tornabuoni. También fue encargada por el banquero Giovanni Tornabuoni. Aquí los temas son la Vida de san Juan Bautista y la Vida de la Virgen. En el fresco hay numerosos retratos contemporáneos y abundan las escenas de la vida cotidiana de la Florencia del siglo XV.
Destaca el púlpito, situado en la segunda columna de la nave central. Fue costeado por Giovanni Rucellai, quien encargó la fachada, diseñado por Brunelleschi y realizado por Andrea Cavalcanti, su hijo adoptivo. Casualmente, fue desde ese púlpito desde donde los primeros dominicos denunciaron a Galileo por adoptar el punto de vista copernicano sobre el universo, según el cual es la Tierra la que gira alrededor del Sol y no al revés. Los dominicos eran miembros de la Inquisición, así que esta le llevó a juicio y le impuso arresto domiciliario hasta su muerte.
El segundo de los frescos a destacar en Santa Maria de la Novella se halla en la Cappella di Filippo Strozzi, que está situada justo a la derecha del presbiterio. Las pinturas, que fueron financiadas por el banquero Filippo Strozzi, son obra de Filippino Lippi y narran episodios de la vida del homónimo de Strozzi, san Felipe el Apóstol.
También destaca la Cappella Gondi, famosa por el Crucifijo de Brunelleschi, la única obra de este género realizada por este artista que en raras ocasiones volvió a la escultura después de haber perdido el concurso para el proyecto de las puertas del Baptisterio en 1401. La leyenda dice que Brunelleschi realizó la obra porque estaba horrorizado por la vulgaridad del Crucifijo similar de Donatello en la iglesia de Santa Croce. La historia añade que Donatello se impresionó tanto al ver la obra de su rival que se le cayó un cesto de huevos que llevaba.
Asimismo se puede visitar el claustro verde, llamado así por el pigmento verde de terra que predomina en sus frescos. Estos fueron pintados entre 1425 y 1430 por Paolo Uccello y describen episodios del Génesis.
A la salida del claustro se encuentra el Cappellone degli Spagnoli o capilla de los españoles, así llamada porque a ella acudía Leonor de Toledo, la esposa española de Cosme I. Casi todo el interior está decorado con magníficos frescos, que se encuentran entre los mayores de Florencia, obra del pintor Andrea de Firenze. Los de la pared de la izquierda representan el Triunfo de Santo Tomás y la Alegoría de las Ciencias y los de la pared derecha, la Misión, obra y triunfo de la orden de los dominicos, con un complejo simbolismo.
Espectacular, ¿verdad? Sin duda el broche final a la visita a esta preciosa iglesia que no te debes perder en Florencia.
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