Así que salimos del hotel en dirección al centro de la ciudad, aparcamos en la calle Berenguer Carnicer, se agradece encontrar una capital que disponga de parking gratuito sin necesidad de tener que pagar en un aparcamiento subterráneo o tener que dejar el coche lejos del centro.
Cruzamos el puente de Sant Feliu para empezar nuestro paseo por la ciudad.
Nos encontramos con la Leona, escultura de piedra calcárea datada del siglo XII. Es uno de los iconos turísticos de la ciudad por excelencia.
En primer lugar decidimos entrar en la Basílica de Sant Feliu.
Su construcción, en honor del mártir san Félix, se alargó desde el siglo XII hasta el XVII y conserva buena parte del edificio románico, completado más tarde con las naves y las cubiertas góticas y la fachada barroca. El atractivo principal está constituido por ocho extraordinarios sarcófagos romanos y paleocristianos de los siglos III y IV, encontrados al construirse la iglesia, junto con el sepulcro gótico de San Narciso.
En segundo lugar, nos dirigimos a la Catedral. Y pensar que no la reconocimos de Juego de Tronos.
Consagrada a Santa María, se encuentra en el punto más alto de la ciudad; posee la nave gótica más ancha del mundo con una anchura total de 22,98 metros. Su construcción se inició en el siglo XI en estilo románico, siguiendo en el XIII con el gótico, conservando tan solo el claustro románico del XII y la torre de la misma época que data de 1040. Se terminó en el siglo XVIII.
Seguimos paseando por el centro de la ciudad y entramos en los Baños Árabes. Una singular construcción románica del siglo XII inspirada en los baños romanos.
Llegamos así al Monasterio de San Pere de Galligants que hoy en día alberga el Museo de Arqueología de Cataluña.
Muy interesante su claustro. De pequeñas dimensiones y muestra del románico catalán. Mientras que la galería norte se construyó en 1154, el resto es de 1190. Los capiteles representan temas parecidos a los del claustro de Sant Cugat o a los de la catedral. En algunos pueden verse representadas escenas de la vida de Jesús mientras que otros tienen motivos iconográficos clásicos del románico como leones o sirenas.
Volvimos a la catedral y bajamos por el Carrer de la Força. En esta calle se encuentra el Museo de Girona, pasamos a su interior para ver la exposición de mosaicos romanos.
Y así llegamos a la Plaza del Vi.
Y continuamos nuestro paseo hasta el Puente Eiffel y Puente de las Pescaderías Viejas que une las dos orillas de la ciudad, a ambos lados del río Onyar y es uno de los más transitados de la ciudad al unir la Rambla y la calle Santa Clara. Gustave Eiffel lo diseñó y construyó en 1876, diez años antes de la construcción de la Torre Eiffel de París.
Desde el puente pudimos hacer algunas de las fotos más bonitas de la ciudad.
Y desde el Puente de San Agustín, seguimos disfrutando de las estampas más turísticas de la ciudad.
Su construcción, en honor del mártir san Félix, se alargó desde el siglo XII hasta el XVII y conserva buena parte del edificio románico, completado más tarde con las naves y las cubiertas góticas y la fachada barroca. El atractivo principal está constituido por ocho extraordinarios sarcófagos romanos y paleocristianos de los siglos III y IV, encontrados al construirse la iglesia, junto con el sepulcro gótico de San Narciso.
En segundo lugar, nos dirigimos a la Catedral. Y pensar que no la reconocimos de Juego de Tronos.
Consagrada a Santa María, se encuentra en el punto más alto de la ciudad; posee la nave gótica más ancha del mundo con una anchura total de 22,98 metros. Su construcción se inició en el siglo XI en estilo románico, siguiendo en el XIII con el gótico, conservando tan solo el claustro románico del XII y la torre de la misma época que data de 1040. Se terminó en el siglo XVIII.
Seguimos paseando por el centro de la ciudad y entramos en los Baños Árabes. Una singular construcción románica del siglo XII inspirada en los baños romanos.
Llegamos así al Monasterio de San Pere de Galligants que hoy en día alberga el Museo de Arqueología de Cataluña.
Muy interesante su claustro. De pequeñas dimensiones y muestra del románico catalán. Mientras que la galería norte se construyó en 1154, el resto es de 1190. Los capiteles representan temas parecidos a los del claustro de Sant Cugat o a los de la catedral. En algunos pueden verse representadas escenas de la vida de Jesús mientras que otros tienen motivos iconográficos clásicos del románico como leones o sirenas.
Y así llegamos a la Plaza del Vi.
Y continuamos nuestro paseo hasta el Puente Eiffel y Puente de las Pescaderías Viejas que une las dos orillas de la ciudad, a ambos lados del río Onyar y es uno de los más transitados de la ciudad al unir la Rambla y la calle Santa Clara. Gustave Eiffel lo diseñó y construyó en 1876, diez años antes de la construcción de la Torre Eiffel de París.
Desde el puente pudimos hacer algunas de las fotos más bonitas de la ciudad.
Y desde el Puente de San Agustín, seguimos disfrutando de las estampas más turísticas de la ciudad.
Pero todo llega a su fin. Así que después de comer no muy bien por cierto en donde pudimos, pusimos punto y final a nuestro viaje de verano de 2016. A pesar de no pasar más que unas horas, la verdad es que Girona nos sorprendió gratamente. Y por cierto, tomamos un helado riquísimo, nada que envidiar a los de Italia, salvo al de la heladería de Florencia.
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