El Palacio Vecchio ha dominado la Piazza della Signoria durante siglos. Se empezó a construir en 1299, probablemente según un proyecto del arquitecto de la catedral, Arnolfo di Cambio. Inicialmente fue la sede de los Priori o Signoria, el consejo que gobernaba la ciudad, pero desde 1540 lo ocupó Cosme I. Este se trasladó al Palacio Pitti nueve años más tarde, y fue entonces cuando el palacio viejo tomó el nombre actual.
El palacio vuelve a ser sede del Ayuntamiento, aunque gran parte de su interior está abierto al público.
Se accede al recinto por un patio proyectado por Michelozzo en 1453 y espléndidamente decorado por Giorgo Vasari con ocasión del matrimonio de Francisco de Médicis (hijo mayor de Cosme I) con Juana de Austria en 1565. El país de origen de la novia pagó las pinturas, vistas de ua serie de ciudades y pueblos que pertenecían al imperio austríaco.
La fuente situada en el centro se añadió entonces y representa a un putto (querubín) y a un delfín, obra de Andrea del Verrocchio. Procedía del jardín de la villa de los Médici en Careggi, en los alrededores de Florencia. Las figuras actuales son copias y los originales se conservan en el interior del palacio, en la Terrazza di Giunone.
En primer lugar, visitamos las ruinas romanas del 30 al 15 a.C.
En segundo lugar, decidimos acceder a la torre del palacio, que fue construida en torno a 1310, cuando el cuerpo del edificio estaba casi terminado.
De una altura cercana a los 94 metros, la torre no está alineada respecto a la fachada, sino descentrada sobre el lado sur de esta.
Un poco cansados, llegamos a lo más alto de la torre y contemplamos unas bellísimas vistas de Florencia, y del Duomo.
Finalmente, empezamos a recorrer el interior del palacio accediendo a la planta superior por la magnífica escalera de Vasari.
La primera sala que encontramos es el Salón del Cinquecento, o sala de los Quinientos. Esta amplia sala es la estancia principal del palacio y fue proyectada para alojar a los miembros del Consiglio Maggiore, la asamblea que gobernaba la república. Vasari fue el responsable de las 39 pinturas de su techo, que representan la Apoteosis de Cosme I, y de las pomposas pinturas de las paredes, que narran varios triunfos militares florentinos.
Mayor interés artístico tiene la estatua de la Victoria de Miguel Ángel, colocada en la pared situada casi enfrente de la puerta de entrada a la sala. Aunque originalmente se ideó como una figura femenina, acabó representando al Genio matando a la Razón. El sobrino del escultor se la dio a los Médicis, que hicieron que Vasari la instalara allí en 1565 para conmemorar la victoria de Cosme I sobre Siena una década antes.
En la pared opuesta se encuentra un estudio para la obra La Virtud vence al Vicio, de Juan de Bolonia, encargada para acompañar a la Victoria. Las demás estatuas de la sala describen las Labores de Hércules y son obras maestras del oscuro escultor Vincenzo de Rossi.
Importante no perderse el diminuto Studiolo di Francesco I, un estudio realizado para el hijo de Cosme I con la participación de más de treinta artistas.
Subiendo las escaleras llegamos al Quartiere degli Elementi, que conduce al Terrazao del Saturno, un mirador con unas vistas encantadoras.
En la misma planta se encuentra el Quartiere di Eleonora, los aposentos de la esposa de Cosme I. Lo más destacado de estas salas es la Cappella di Eleonora, una capilla lujosamente decorada por el artista manierista Agnolo Bronzino.
Entre las estancias siguientes, la Sala dell'Udienza tiene unas bellas vistas sobre la Plaza de la Signoria y un maravilloso techo obra de Giuliano da Maiano, que también fue el autor junto a su hermano del portal tallado de la vecina Sala dei Gigli. Así nombrada por sus decorativos lirios (gigli), esta sala contiene otro hermoso techo de Maiano, un fresco que representa a San Cenobio, san Esteban y san Lorenzo, de Domenico Ghirlandaio y el original de la estatua de Judith y Holofernes de la Plaza de la Signoria.
A su lado, la Cancelleria fue en otro tiempo el despacho de Macchiavelo, mientras que la contigua Sala delle Carte, donde ahora se exhiben magníficos mapas del siglo XVI, se destinó a guardar los trajes que Cosme I utilizaba para las ceremonias.
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