En 726, los antiguos venecianos, dominados aún por Bizancio, decidieron poner su destino en manos de un dux y comenzaron a buscar un lugar adecuado para construir su residencia. En 810, el dux Agnello Partecipazio donó un islote en la actual ubicación del palacio, junto al Bacino di San Marco, y mandó construir una fortaleza de madera para proteger su casa y la primera iglesia de San Marco.
A lo largo de los siglos, el Palacio Ducal ha conocido cambios profundos, pero nunca ha dejado de ser la sede del gobierno veneciano. El actual edificio permite captar la magnitud y complejidad que caracterizaron al gobierno de la República de Venecia y de sus colonias. Los antiguos venecianos no repararon en gastos para causar la impresión de un estado rico, poderoso, pletórico de ingenio y favorecido por Dios.
Sólo se conservan vestigios de la estructura original, que el público no puede visitar. Los incendios de 976, 1094, 1483, 1574 y 1577, así como la expansión del poder veneciano, que exigía cada vez más espacio para las diversas dependencias del gobierno, impusieron la realización de una serie de reformas y reconstrucciones, la última de las cuales finalizó en 1615. El aspecto etéreo del palacio es una prueba de la seguridad y estabilidad del estado veneciano, cuyos gobernantes no tenían necesidad de vivir en castillos fortificados, como los de Florencia u otras ciudades, atormentadas por las conspiraciones y las rebeliones.
Antes de iniciar la visita, es aconsejable hacer un alto entre el palacio y el Campanile y contemplar el alargado balcón, donde dos pilares de color rosa destacan entre las columnas blancas. Entre esos dos pilares solía situarse el dux, para presenciar el ajusticiamiento de los criminales, que eran ejecutados entre las dos grandes columnas coronadas por las estatuas de San Teodoro y el león de San Marcos.
Como solemos hacer en nuestros viajes, habíamos reservado la entrada al palacio de antemano por internet, y de nuevo una sabia decisión, a juzgar por la gente que podéis ver en la foto. En unos minutos, accedimos a su interior.
En primer lugar, se accede al patio. La fachada principal del patio es una obra renacentista, con una extraordinaria decoración escultórica y una sucesión de arquerías y la ornamentación a base de pilastras, frisos y óculos. Los pozos con brocal de bronce son del siglo XVI.
Junto al pórtico Foscari se halla la pequeña fachada del Reloj, realizada en 1615 por Monopola. A su lado y encima del pórtico se alza un edificio del siglo XV coronado con pináculos que sostienen estatuas. En un extremo del pórtico se abre la conocida escalera Scala del Giganti con esculturas de Sansovino que representan a Marte y Neptuno.
El espacio más impresionante es quizá la Sala del Maggior Consiglio (Sala del Consejo Mayor), en su época la mayor sala del mundo sin columnas que soportaba un techo. Alineados a lo largo de las paredes, justo debajo del techo, hay pequeños retratos de los primeros 76 dux.
Otras salas del palacio son la Sala del Colegio o la Sala del Consejo de los Diez.
Originalmente, el palacio albergaba también las mazmorras. Cuando se construyeron las Prisiones Nuevas, los reos eran conducidos del palacio a su celda, pasando por el Ponte dei Suspiri, el puente de los suspiros, nombre atribuido por los románticos del siglo XIX, en alusión a la desesperación de los condenados. Antonio Contin construyó el puente en 1602. En 1569 se había hecho evidente la necesidad de más espacio y mejores condiciones y se decidió construir las Prisiones Nuevas al otro lado del canal. Las obras duraron de 1589 a 1614, bajo la supervisión de Antonio de Ponte y Zamaria de Piombi y la colaboración de Zaccaria Briani, recluso condenado a cadena perpetua, que por sus sugerencias, fue recompensado con tres años de arresto domiciliario.
La verdad es que daba un poco de impresión pasar por ese puente tan fotografiado pero por dentro y pensar en toda la gente que lo pasó en su momento suspirando porque acababan sus días como hombres libres e iban a pasar el resto de su vida en prisión.
Una muy interesante visita que desde el blog os recomendamos y más ahora que te permiten hacer fotografías sin flash sin problemas.
En primer lugar, se accede al patio. La fachada principal del patio es una obra renacentista, con una extraordinaria decoración escultórica y una sucesión de arquerías y la ornamentación a base de pilastras, frisos y óculos. Los pozos con brocal de bronce son del siglo XVI.
Junto al pórtico Foscari se halla la pequeña fachada del Reloj, realizada en 1615 por Monopola. A su lado y encima del pórtico se alza un edificio del siglo XV coronado con pináculos que sostienen estatuas. En un extremo del pórtico se abre la conocida escalera Scala del Giganti con esculturas de Sansovino que representan a Marte y Neptuno.
Otras salas del palacio son la Sala del Colegio o la Sala del Consejo de los Diez.
Originalmente, el palacio albergaba también las mazmorras. Cuando se construyeron las Prisiones Nuevas, los reos eran conducidos del palacio a su celda, pasando por el Ponte dei Suspiri, el puente de los suspiros, nombre atribuido por los románticos del siglo XIX, en alusión a la desesperación de los condenados. Antonio Contin construyó el puente en 1602. En 1569 se había hecho evidente la necesidad de más espacio y mejores condiciones y se decidió construir las Prisiones Nuevas al otro lado del canal. Las obras duraron de 1589 a 1614, bajo la supervisión de Antonio de Ponte y Zamaria de Piombi y la colaboración de Zaccaria Briani, recluso condenado a cadena perpetua, que por sus sugerencias, fue recompensado con tres años de arresto domiciliario.
La verdad es que daba un poco de impresión pasar por ese puente tan fotografiado pero por dentro y pensar en toda la gente que lo pasó en su momento suspirando porque acababan sus días como hombres libres e iban a pasar el resto de su vida en prisión.
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