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Visita a Alicante

En nuestro corto viaje de playa, que se va convirtiendo en un clásico, a Campello, hicimos una breve incursión en Alicante. No era cuestión de subir al Castillo de Santa Bárbara que años anteriores ya habíamos visitado un parte de la expedición, pero sí pasar un rato agradable paseando por la ciudad y sobre todo visitando el famoso barrio de Santa Cruz que en nuestra anterior visita no pudimos ver por falta de tiempo.

Aparcamos bastante céntricos, nada más y nada menos que al lado del Ayuntamiento. Una auténtica joya de la arquitectura civil barroca. Proyectado a finales del siglo XVII, el Ayuntamiento se comenzará a construir en 1701, según los planos de Lorenzo Chápuli. Las obras finalizarían nueve años después. 

La fachada de cincuenta metros de longitud está flanqueada por dos torres gemelas de original traza, con una cúpula de azulejería en el centro, levantadas sobre sendos pórticos que comunican con la parte posterior. 

Destaca la portada central, con dos pares de columnas salomónicas y una puerta trasera más pequeña. 

Sobre la puerta principal, se ubica esculpido en mármol blanco el escudo de la ciudad. 





Siguiendo con nuestro paseo, rodeando el Ayuntamiento hacia la Plaza de la Santa Faz, hasta la Concatedral de San Nicolás de Bari.





Se construyó entre 1616 y 1662 en base al proyecto de Agustín Bernardino. 

Posee una gran sobriedad en su exterior. Su interior es de grandes proporciones, con una esbelta cúpula realizada por el arquitecto alicantino Miguel del Real, con casetones romanos que revisten el interior y cuyo óculo, con el remate de la linterna, alcanza los 44, 79 metros de altura. 





      



Destaca también la capilla de la Comunión, considerada una de las más bellas muestras del alto Barroco español, y dentro del mismo estilo, las portadas del claustro y la capilla de San Nicolás, patrono de la ciudad, con imagen del santo, ubicada en el centro del ábside y realizada por Juan de Villanueva. 




De su patrimonio artístico destacan entre otros, el retablo de las Ánimas, el Cristo de la Buena Muerte, un baldaquino italiano de mármol y jaspe y el órgano del siglo XVI que es el más antiguo de la Comunidad Valenciana. 




Los horarios mandan, así que antes de entrar en la Basílica de Santa María, decidimos acercarnos al Barrio de Santa Cruz, hasta la ermita del mismo nombre. Sobre el monte Benacantil, este rincón con casas de colores diferentes adornadas con macetas y tiestos te encantará. Calles empinadas con aires moriscos, hasta llegar a lo más alto, a la Ermita de la Santa Cruz, desde donde puedes disfrutar de unas preciosas vistas sobre la bahía. 



     

     









Un pequeño descanso al lado de la ermita, para emprender de nuevo la bajada. Ahora ya sí podemos acercarnos a la Basílica y acceder a su interior. 



Es la iglesia más antigua de la ciudad y se construyó en estilo gótico entre los siglos XIV y XVI sobre los restos de una antigua mezquita. 

Presenta nave única con capillas laterales entre contrafuertes. Sus sobrias torres de la fachada no son exactamente iguales pues la de la derecha presenta una original forma de L y data del siglo XIV mientras la opuesta es rectangular y se levantó en 1713. La portada es una hermosa muestra del barroco, de Juan Bautista Borja. 



Del interior destaca el altar mayor dorado rococó del siglo XVIII, el coro gótico del siglo XIV, la capilla de la Inmaculada del siglo XVI, con una imagen de Esteve Bonet y la capilla del Bautismo cuya pila en mármol blanco de Carrara es un trabajo italiano del siglo XVI atribuido a la escuela de Miguel Ángel. 


     


     


De nuevo entramos en la Colegiata para ver el interior de la Capilla del Santísimo Sacramento que la vez anterior había misa y fue imposible verla. 

     



Antes de comer, aún nos sobró tiempo para acercarnos al Museo de Fogueres (el Museo de las Hogueras de Alicante). En el que destacan los Ninots indultados cedidos a través de los años, por sus correspondientes Hogueras, y que han sido librados del fuego por votación popular como mérito a su belleza artística. 

     


     




     


     


Y por supuesto un paseo por Alicante no estaría completo sin llegar a la Explanada de España, el paseo por excelencia de la ciudad. Levantado sobre el antiguo malecón portuario, se ejecutó según el proyecto redactado en 1867 por el arquitecto municipal José Guardiola Picó. 

Acompañado por un ejército de palmeras datileras, el elemento más destacado del paseo es su suelo, compuesto por 6,6 millones de teselas que componen un gigantesco mosaico de medio kilómetro de longitud. 




Antes de volver al coche, para ya dirigirnos al restaurante que habíamos reservado a comer paella, unas últimas fotos a la playa de la ciudad, la playa del Postiguet, una tranquila playa con paseo marítimo. 



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