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Murallas y puertas de entrada de Ávila

Historia

La mitología atribuye la fundación de la ciudad a Hércules, quien le daría el nombre de Obula en honor a su madre, pero los primeros vestigios de población que pueden atestiguarse se relacionan con las tribus celtas; concretamente con los vettones, que se instalarían alrededor de la ciudad actual aproximadamente sobre el 700 a. de C., asociados a ellos aparecen los míticos verracos de granito, diseminados por Ávila y provincia.

Durante la plenitud romana, Ávila formaría parte de la Hispania Ulterior primero y de la Lusitana de Augusto después. Huellas de esta presencia se encuentran en los hallazgos arqueológicos y en la propia muralla, al parecer edificada sobre restos de una anterior muralla romana, en la que pueden observarse piezas de la necrópolis. Desde el siglo III de nuestra era hasta la toma de Toledo, la historia de la ciudad es oscura, pero sintetizando podemos afirmar que Ávila es "tierra de nadie", quedando prácticamente despoblada.

Una fecha clave en la historia de la ciudad: el año 1085, cuando Alfonso VI conquista Toledo y encarga a su yerno, Raimundo de  Borgoña, la repoblación de la parte meridional del Duero. La ciudad empieza a configurarse tal y como ahora la conocemos, se inician las obras de San Vicente, San Pedro, La Catedral y la Muralla, para prevenir el ataque musulmán.

Durante el siglo XVI, Ávila gozó de su momento más álgido. Se levantan iglesias y conventos, se llena la ciudad de mansiones señoriales, viven Santa  Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz...

A partir del siglo XVII la ciudad empieza una larga decadencia y una despoblación que la dejó con apenas 4.000 habitantes.

Durante el siglo XIX se produce una lenta recuperación demográfica con la construcción del ferrocarril, haciendo de la ciudad un importante nudo en la línea de Madrid a la frontera francesa por Irún.

El proceso de desarrollo e intensa urbanización que se inicia en el siglo XX han conducido a la ciudad a un segundo plano de la realidad española. Las primeras décadas del siglo han mostrado asimismo un cierta tendencia de la ciudad a preservar sus tradiciones frente a los cambios sociales que se habrían de producir necesariamente en todo el país.

En 1936 tras el estallido la Guerra Civil, la ciudad enseguida pasa a formar parte de la zona ocupada por las tropas sublevadas, no produciéndose acontecimientos históricos de relevancia.

Durante la dictadura franquista se intensifica el proceso de despoblación de la provincia que ha de afectar necesariamente a la ciudad.

Tras la Guerra Civil la participación de Ávila en la sociedad española se restringe a pocas acciones, siendo quizá la de más relevancia, pero no por ella la más conocida, la aportación o el apoyo para el lanzamiento de políticos.

La ciudad es «Conjunto Histórico-Artístico nacional» desde 1884 y está incluida en la lista del «Patrimonio de la Humanidad» de la Unesco desde 1985.

Murallas

Es el símbolo distintivo de la ciudad por excelencia, su esencia más profunda, su centro, su eje, su vida, su corazón. Levantada sobre una roca, la fecha de su construcción dataría de la segunda mitad del siglo XII. Tienen un perímetro de 2.516 metros, 2.500 almenas, 88 cubos, un espesor de 3 metros, una altura media de 12 metros y 9 puertas o arcos.

La Crónica de la Población de Ávila situaba su construcción en el año 1090 y señalaba a Casandro y a Florín de Pituenga maestros de la fábrica; sin embargo, las últimas investigaciones indican que la construcción debió prolongarse durante el siglo XII y que se realizó sobre una muralla anterior.







   










Puerta de Santa Teresa



Puerta del Carmen





Puerta del Alcázar





Puerta de San Vicente





Puerta del Mariscal

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