Durante nuestro pasado viaje a Oporto en Semana Santa, hicimos una breve
parada en esta impresionante iglesia en la localidad de Válega, a 6,5
km de Ovar.
Aparcas en la parte trasera de la iglesia, así que nada te anticipa lo que vas a llegar a ver en la fachada principal de la misma.
La
iglesia parroquial de Válega, dedicada a la Virgen María, comenzó a
construirse en 1746 prolongándose las obras algo más de un siglo.
Es un templo de estilo tradicional, con planta de una nave, la fachada principal, y la torre campanario situada a su izquierda, está completamente revestida de paneles de azulejo polícromo de una belleza singular, por sus vivos colores.
Éstos azulejos, son producción de la fábrica Aleluia de Aveiro, son de la mitad del siglo XX, cuando la iglesia fue remodelada.
Es casi imposible no sentirse abrumada por tanta belleza, por la viveza de los colores de los azulejos de la fachada así como por su composición.
Es un templo de estilo tradicional, con planta de una nave, la fachada principal, y la torre campanario situada a su izquierda, está completamente revestida de paneles de azulejo polícromo de una belleza singular, por sus vivos colores.
Éstos azulejos, son producción de la fábrica Aleluia de Aveiro, son de la mitad del siglo XX, cuando la iglesia fue remodelada.
Es casi imposible no sentirse abrumada por tanta belleza, por la viveza de los colores de los azulejos de la fachada así como por su composición.
Si la fachada principal es impresionante, el interior es maravilloso.
Tuvimos la fortuna de poder acceder al interior, ya que hablamos con una señora mayor que estaba en el cementerio, nos informó de que podía hablar con el que tenía las llaves, así que esperamos unos minutos y tuvimos la grandísima fortuna de poder maravillarnos con su interior. Todas las paredes llenas de azulejos igualmente de vivos colores como la fachada.
Tuvimos la fortuna de poder acceder al interior, ya que hablamos con una señora mayor que estaba en el cementerio, nos informó de que podía hablar con el que tenía las llaves, así que esperamos unos minutos y tuvimos la grandísima fortuna de poder maravillarnos con su interior. Todas las paredes llenas de azulejos igualmente de vivos colores como la fachada.
Teniendo
en cuenta que prácticamente no te desvías de la autopista que te lleva a
Oporto, los minutos que estuvimos observando esta increíble obra de
arte merecieron la pena. Posiblemente una de las iglesias más bonitas
que jamás hayamos visitado.
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