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Visita a Benavente

Su envidiable posición estratégica, atrajo ya desde tiempos remotos a diferentes pueblos que se asentaron en la zona. Antes del inicio de nuestra Era, la comarca tenía ya entidad definida, estando habitada por la tribu o gentilidad astur de los brigecienses. A mediados del siglo XII aparece con el nombre de Malgrat y vinculada al proceso de repoblación del territorio comprendido por los monarcas leoneses. Fernando II, el gran benefactor de Benavente, le concede Carta Foral en 1167. En 1230 es escenario del llamado "Convenio de Benavente" mediante el que se unen las coronas de los reinos de León y Castilla en la persona de Fernando III.

Posteriormente recibirá numerosos privilegios reales, apareciendo Benavente con frecuencia en las crónicas castellanas. Durante el reinado de Enrique III en 1398, Benavente y su tierra se entrega al título de condado al caballero portugués Don Juan Alfonso Pimentel, quien sería tronco de dinastía nobiliaria que se mantendría vinculada al lugar hasta el siglo XIX, siendo así que la historia de la ciuda se confunde a menudo con la de sus señores.

Durante la Guerra de la Independencia, Benavente y su alcázar fueron sacudidos por los ataques de las tropas napoleónicas, viéndose afectados muchos de sus edificios principales. En el siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, la burguesía local juega un papel político y económico dentro del entramado de la Restauración. En 1929 obtiene el título de Ciudad por concesión de Alfonso XII.

Situada al norte de la provincia de Zamora, asentada en su mayor parte sobre una colina desde la que domina una extensa vega que forman los ríos Esla y Órbigo, su término municipal tiene una superficie de 45 kilómetros cuadrados y altitud de 744 metros sobre el nivel del mar.

En la actualidad, es el centro de confluencia de dos zonas diferenciadas tanto física como económicamente, que son la comarca denominada de "Los Valles" y las llanuras de la Tierra de Campos.

Aparcamos cerca de la Plaza de la Soledad en donde se encuentra un monumento al famoso Toro Enmaromado de Benavente.




Como podéis ver en las fotos, caía una niebla espesa, que afortunadamente fue levantando.

Desde allí tomamos la Calle de Santa Cruz hasta la Plaza de San Francisco, frente a la cual se encuentra el Hospital de la Piedad. Fundado por el quinto Conde de Benavente, Don Alonso Pimentel como hospital de peregrinos. La fachada es una bella muestra del primer renacimiento español, cuando despunta este nuevo estilo y aún se mantienen influencias del gótico.




En el interior destaca el armonioso patio de planta cuadrada con arquerías apeadas en columnas. La planta superior se halla rodeada de galerías con antepechos diferentes en cada uno de los lados.






  

El claustro o patio está abierto de 8:00 a 20:00.

Seguimos el paseo hasta la Plaza Mayor, pasando por la Plaza del Grano.





Al lado de la Plaza Mayor, se encuentra la Iglesia de San Juan del Mercado.


Iniciada en piedra de sillería en el año 1182, fue terminada muchos años después utilizando ya el ladrillo como elemento constructivo.

La iglesia presenta un estilo románico. Conserva tres portadas entre las que destaca por su amplio desarrollo iconográfico la situada al mediodía con el tema de la Epifanía.












La planta de la iglesia tiene tres naves con un crucero no acusado y tres ábsides semicirculares en la cabecera.



   





  




En la Plaza Mayor entramos en la Oficina de Turismo para pedir un plano de Benavente.






La niebla se resiste a dejarnos.

Nos dirigimos ahora por la Calle de los Herreros hasta la Iglesia de Santa María del Azogue, pasando por el Teatro Reina Sofía.






La iglesia muestra los diversos estilos artísticos por los que ha pasado desde el inicio de su construcción en el siglo XII. La planta general y la cabecera responden al estilo románico, con 5 bellos ábsides y tres portadas. En los motivos de decoración y en la distribución de sus ábsides se observa una clara influencia cisterciense.








En el interior se encuentran diversos establos y obras escultóricas de gran valor. Destaca una Virgen con el Niño, de talla románica, y sobre todo, el conjunto de la Anunciación, realizado en piedra policromada, probablemente en el siglo XIII.



   



   












Nuestro paseo por Benavente iba llegando al final. Tan sólo nos quedaba la famosa Torre del Caracol, en donde actualmente se encuentra el Parador de Turismo.

Así que dejando a un lado el Centro Cultural Soledad González, disfrutamos de un tranquilo paseo por el parque que nos llevó directamente a la famosa Torre.














Actual Parador Nacional de Turismo de esta localidad. Dicha torre es lo único que ha quedado de lo que fue en su momento uno de los castillos más suntuosos de España, según testimoniaron escritores y viajeros. A principios del siglo XIX las tropas franceses lo destruyeron e incendiaron.

La Torre del Caracol, que es obra del siglo XVI, mezcla entre gótico y renacentista.


El conjunto se encuentra cubierto por un magnífico artesonado morisco procedente del desaparecido convento de San Román del Valle.




Aprovechando que íbamos bien de tiempo en nuestro planning, pasamos al Parador y tranquilamente tomamos un café y descansamos.











   






Ya recuperado el aliento, volvimos al coche que un gran cocido maragato nos esperaba. Nos despedimos de Benavente con un buen sabor de boca, lástima la niebla que no quiso despejarse en toda la mañana.

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