Blog Los viajes de Dora Conjunto Monástico de San Salvador de Valdediós en Villaviciosa ~ LOS VIAJES DE DORA
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Conjunto Monástico de San Salvador de Valdediós en Villaviciosa

En la actual parroquia de San Bartolomé de Puelles, en el concejo de Villaviciosa, se encuentra este conjunto monumental, cuyas edificaciones están enmarcadas dentro de la denominada arquitectura prerrománica asturiana.

Al lado del Conventin, se levantó el monasterio cisterciense de Santa María, fundado por Alfonso IX, Monumento Nacional desde 1931, en el valle de Boiges, que así se llamaba. Las obras comenzaron en 1218, y concluyen en 1226, siendo el artífice de la Construcción el maestro Gualterio. En 1348 sufrió un gran incendio.

En 1835, la desamortización de Mendizábal, impone el cese de la vida monástica. En 1862 se establece en el viejo monasterio el Seminario Mayor, al que se suma en 1877 un colegio de segunda enseñanza, que será suprimido en 1923.

En 1951, queda abandonado de nuevo, y será en 1986 cuando se emprenda de nuevo la restauración. En 1992 se incorpora la vida monástica con la Orden del Cister , volviendo a recuperar su sentido original.

A  finales de febrero de 2009, tal comunidad es disuelta y los Hermanos de la Congregación San Juan toman el relevo hasta el día de hoy. 












La iglesia se sitúa al norte del monasterio, orientada de tal forma que la puerta principal se abra hacia el oeste y el altar mayor quede situado hacia el este. En el lado sur del transepto se abre la puerta de la sacristía, y a su lado una escalera da acceso, desde el templo, a la zona del dormitorio de los monjes. En el ala norte del transepto otra puerta comunica con el cementerio, en el exterior de la iglesia.






El claustro, lugar importante en el monasterio, está situado al sur de las naves de la iglesia y adosado a ella. Es el lugar en cuyo derredor se desarrolla la vida de los monjes y constituye el paisaje, «abierto hacia dentro», al cual va a estar inseparablemente ligado el monje, en virtud del voto de estabilidad por él libremente asumido. En Valdediós, el claustro, de generosas proporciones, consta de tres niveles o plantas: 
  1. El primer nivel, del siglo XVI, está formado por una galería con arcos de medio punto, algo rebajados, y balaustrada de piedra. Las columnas se apoyan sobre la balaustrada.
  2. El segundo nivel, del siglo XVI-XVII, está dotado de arcos carpaneles, también con balaustrada de piedra. A diferencia del anterior nivel, las columnas se apoyan en el piso, integrándose en parte en la balaustrada.
  3. El tercer nivel, del siglo XVIII, presenta la galería de estructura adintelada o clásica recta, con barandillas de hierro con pasamanos, y columnas abalaustradas que se apoyan en el suelo del piso.
En el centro del patio está la fuente tradicional de los claustros.






La iglesia de San Salvador de Valdediós, conocida popularmente como «el Conventín», se alza en el valle de Valdediós, en el término municipal de Villaviciosa (Asturias), junto al Monasterio de Santa María de Valdediós. Es un monumento representativo de la arquitectura asturiana posramirense que anuncia ya el estilo románico.

No hay certeza sobre cuándo se erigió esta iglesia cuya construcción se atribuye de ordinario al rey Alfonso III, aunque bien pudiera ser que a este monarca sólo se debiera la galería porticada adosada al templo tardíamente y algunos detalles ornamentales. De lo que no cabe duda es de la fecha de la consagración efectuada bajo su reinado y que quedó grabada en una lápida de mármol en la que se afirma que sucedió «SUB ERA DCCCCXXX», esto es, en el año 930 de la era augusta, equivalente al año 892 de nuestra era cristiana. De la solemnidad del acto da prueba el hecho de que asistieran, según esa misma inscripción lapidaria, los obispos Rosendo I de Mondoñedo, Nausto de Coimbra, Sisenando de Iria, Ranulfo de Astorga, Argimiro de Lamego, Recaredo de Lugo y Eleca de Zaragoza.






El trazado de la planta responde al esquema basilical de tres naves, más ancha la central, constituidas por cuatro tramos de arcos de medio punto, y rematadas en sus cabeceras por sendas capillas absidiales rectangulares.

A los pies de la nave central se dispone un nártex o vestíbulo al que se han adosado dos estancias en correspondencia con las dos naves laterales. Sobre el conjunto monta una tribuna a la que se accede por una escalera interior. Apoyándose en el muro sur de la iglesia se construyó más tarde un pórtico que preludia las galerías porticadas que en el periodo románico proliferaron en las iglesias castellanas. A través de él se accede al interior del templo por su puerta meridional.




Las tres naves se cubren con bóvedas de cañón que cargan sobre los muros exteriores contrafuertados y sobre las dos arquerías que separan longitudinalmente las naves. Están formadas aquéllas por arcos de medio punto soportados por recios pilares de sección cuadrada. El pórtico lateral también posee bóveda de cañón, pero en este caso reforzada por arcos fajones. Los ábsides son asimismo abovedados a una altura inferior a la de la nave respectiva.




La iluminación se resuelve mediante el empleo generalizado de ventanas geminadas con arquillos de herradura y rodeadas de alfiz, aunque en la capilla mayor encontramos una ventana de triple arco. Sobre el vano que ilumina la tribuna occidental destaca la presencia de un gran sillar decorado con la Cruz de la Victoria de la que cuelgan el alfa y el omega.





Destaca la decoración pictórica que cubría por completo toda la iglesia, en la que predomina el uso del rojo y el ocre y los elementos geométricos –a base de círculos, óvalos y cuadrángulos, simples o combinados entre sí-, arquitectónicos –arquerías-, vegetales –roleos-, objetos sagrados -cruces y crismones-, figuras humanas, etc. Aunque los restos conservados son escasos, su relación con los de otras iglesias asturianas ha permitido realizar una reconstrucción de las mismas, tal y como vemos en los dibujos realizados por un monje del monasterio.





He decir que a pesar de no ser una entusiasta de las visitas guiadas, desde este blog quiero agradecer a la guía su entusiasmo y sus explicaciones, para nada tediosas sino con cierta dosis de humor que nos descubrió uno de los monumentos románicos más importantes de Asturias.

Totalmente recomendable.

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