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Visita a Burgo de Osma

La primitiva ciudad arévaca de Uxama tuvo su asentamiento en el Cerro Castro, a muy poca distancia de la actual población de El Burgo de Osma, y allí permaneció durante la dominación romana. La ciudad celtíbera, de sustrato étnico arévaco, fue anexionada por Roma en el 99 a.C., siendo colonizada y repoblada por los conquistadores hasta las invasiones bárbaras de Hispania en el 409 d.C. En época visigoda mutó su nombre por el de Oxoma u Osoma, a la par que le era reconocida su importancia al ser encumbrada al rango de sede episcopal en el año 597. La invasión musulmana también caracterizó esta próspera ciudad a la que sus conquistadores llamaron Waxsima. Durante el siglo X, la Osma cristiana altomedieval sufre las mismas vicisitudes bélicas que las vecinas plazas fuertes de Gormaz y San Esteban, siendo repoblada en 912 d.C. y pasando con frecuente alternancia de unas a otras manos, para acabar definitivamente en las cristianas tras la desaparición de Almanzor en 1002 d.C. De este periodo, el evento bélico más decisivo ligado a esta Villa fue la Batalla de Osma o del Barranco en 939, en la cual las huestes cristianas dirigidas por el rey Ramiro II de León y el Conde de Castilla Fernán González derrotaron por completo al Califa Abderramán III, produciéndose un punto de inflexión en las guerras fronterizas.

Restaurada la diócesis, Pedro de Bourges (San Pedro de Osma) es nombrado obispo de la misma. A él se atribuye la construcción de la primitiva catedral románica sobre la base de un antiguo templo visigodo dedicado a San Miguel. Desde este momento, se produjo en el pequeño núcleo burgués una rápida transformación urbana en detrimento de Osma, alcanzando entidad jurídica independiente de ella por privilegio de Alfonso VIII, constituyéndose en la villa de El Burgo de Osma.

El prelado Juan Domínguez ordenó la demolición de la catedral románica, obsoleta a su entender en tamaño y calidad, para reedificarla bajo  los cánones estilísticos del novedoso arte gótico, siendo terminada la actual estructura gótica bajo el Obispo Bermúdez en 1361. Otro mitrado, Pedro de Montoya dotaría a la villa en el siglo XV de las murallas y del castillo. Durante el siglo XV, y hasta la secularización de 1836, se afianza el dominio de la Iglesia sobre la Villa, que se convierte en tierra de propiedad eclesiástica durante siglos.

Aparcamos en la calle Universidad cerca de la Plaza de Toros, y recorrimos toda esa calle hasta la Oficina de Turismo en cuya esquina empieza la preciosa Calle Mayor. Antes de llegar a la misma, pasamos por la Universidad de Santa Catalina. Actualmente es un hotel balneario, el edificio es del siglo XVI y fue promovida por el obispo Acosta. Responde a la estética renacentista tanto en la disposición de su planta como en su fachada. La portada en arco de medio punto de decora con columnas trabajadas con relieves, escudos del mecenas, casetones cincelados y escultura de la santa titular.



Accedimos a su interior pero el precioso claustro estaba adornado para una boda, así que solo nos permitieron hacer unas pocas fotos.




Fuimos paseando por la Calle Mayor hasta llegar a la Plaza Mayor.





La Plaza Mayor es barroca del siglo XVIII y de planta cuadrada, y alberga el magnífico edificio del Hospital de San Agustín en uno de sus extremos y en el otro la Casa Consistorial y en los lados típicas casas castellanas con soportales. Es el centro neurálgico de la vida cultural y social de la villa burgense.

Ayuntamiento.


Hospital de San Agustín. El obispo Sebastián de Arévalo y Torres fue quien patrocinó su construcción, entre 1964 y 1701, edificio de planta cuadrada con patio central. La fachada es la parte más interesante del edificio: sigue el modelo de palacio Casa de Austria, de tipo alcázar, con dos torres achapiteladas que flanquean el rectangular cuerpo central. En la actualidad el edificio está destinado a Centro Cultural.




En su interior se encuentra la Oficina de Turismo. Se puede visitar la capilla del Hospital y el claustro.







De nuevo Calle Mayor hacia la Plaza de la Catedral. La calle Mayor es la arteria principal de la villa con comercios y bares típicos.









Palacio episcopal. En la calle Mayor, cerca de la Catedral, se encuentra la residencia del prelado oxomense, a la que se accede por una interesante portada tardogótica, encuadrada por un alfiz de recuerdo musulmán, en medio de una amplia fachada de mampostería.


Catedral de la Asunción.

Restaurada la diócesis oxomonse, Pedro de Bourges fue nombrado obispo, ocupando  la sede entre 1101 y 1109. A él se atribuye la construcción de la primitiva catedral románica, que ocupó pare del solar donde con anterioridad estaba erigido el antiguo monasterio benedictino de San Miguel.

La construcción de la catedral románica fue continuada por sus sucesores: Raimundo (1109-1126) -después, arzobispo de Toledo-, Beltrán (1128-1140), Esteban (1141-1147) y Juan (1148-1174). La catedral debió de estar casi terminada a mediados del siglo XII, gracias a las limosnas que aportaban los numerosos peregrinos que acudían a venerar los restos del obispo restaurador de la sede oxomense, San Pedro de Osma.

La primitiva catedral románica, como otras de la época, debió tener tres naves -más alta, larga y ancha, la central-, capillas absidiales y un crucero. Además, contaba con un claustro y diferentes dependencias anejas. De ella, quedan pocos aunque destacables restos en el claustro y la sala capitular.

La catedral románica tuvo poco vida, pues el crecimiento y creciente importancia del El Burgo de Osma exigieron espacios mucho más amplios. Imbuido totalmente por las corrientes espirituales de la época, el obispo Juan Díaz de Medina (1231-1240), ordenó la demolición de la catedral románica, para reedificarla inmediatamente en estilo gótico. Las obras continuaron con su sucesor, Pedro Peñafiel (1240-1246). La obra principal de la catedral de El Burgo de Osma pertenece a esta época.

Diversos obispos continuaron realizando obras a lo largo de la Edad Media, atestiguándolas con sus respectivos escudos.





Nos acercamos al río Ucero que pasa por la villa, para llegar al Convento del Carmen. Atravesamos una de las puertas de la muralla y descubrimos un lugar de Burgo de Osma que desconocíamos.




El Convento del Carmen es una obra del siglo XVII que responde a los cánones arquitectónicos de la Orden del Carmelo. En su fachada destaca el ladrillo y una talla de la Virgen del Carmen también del siglo XVII.







Seguimos paseando por unos preciosos jardines, siempre a la orilla del río en dirección al Castillo de Osma.




El Castillo de Osma es un castillo medieval del siglo X que se eleva sobre un cerro rocoso. Se conservan lienzos del recinto principal y su torre del homenaje en proa. También hay restos de los otros dos recintos amurallados que potenciaban sus defensas. La Torre del Agua junto al río pertenecía a las murallas exteriores.




Cruzamos el puente romano que vadea el río Ucero. Con fábrica de sillarejo, tres vanos y tajamares triangulares fue rehecho en la Edad Media.




El puente comunica la Iglesia de Santa Cristina con el medieval Castillo de Osma. En la iglesia destaca su portada renacentista. No pudimos acceder a su interior pues se encontraba cerrada.




Ya por la otra orilla del río, volvimos a la Catedral, cruzando de nuevo el río por otro puente.




Y antes de volver sobre nuestros pasos hacia el coche, nos desviamos un poco para llegar hasta el Seminario Diocesano Santo Domingo de Guzmán con fachada sobria.


De nuevo en la calle Mayor nos dirigimos ya al coche, dejándonos como siempre Burgo de Osma un recuerdo dulce en la memoria.


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