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Visita a Montánchez

Montánchez es un municipio español de la provincia de Cáceres. Se sitúa en el extremo sur de la provincia, dando nombre a la Sierra de Montánchez en la cual se encuentra, y se encuentra aproximadamente en el centro del cuadrilátero que forman Cáceres, Mérida, Don Benito y Trujillo, relativamente próximo al centro geográfico de Extremadura.

Asentado junto a un castillo de origen romano que aún se conserva, las primeras referencias sobre Montánchez datan de 1095, durante la invasión musulmana. Tras la Reconquista, se le dio título de villa con un término que abarcaba 14 municipios actuales, formando la Tierra de Montánchez. La villa estuvo vinculada históricamente a la Orden de Santiago. Todo ello ha contribuido a que en la población haya un importante conjunto monumental.

En la actualidad, Montánchez es conocido por el Castillo de Montánchez y el Jamón de Montánchez.


Aunque fue un corto paseo por Montánchez, sí nos dio tiempo a acercarnos al castillo y contemplar la localidad desde sus almenas.

Desde donde aparcamos a la entrada del pueblo y de camino al castillo, visitamos la Ermita de San Antonio. Edificada en el s. XVII y reconstruida en 1864.






Llegamos a la Plaza Mayor en el que ubica el Ayuntamiento.



Y justo a su espalda la Iglesia de San Mateo con el campanario. Construida en el siglo XIV hacia el año 1380. Tal cual hoy existe data del año 1694.










Las empinadas calles te llevan hasta el castillo, disfrutando de las vistas pasamos por las cruces del calvario.




Para entonces podemos empezar a ver las murallas del castillo.




Justo al lado del castillo se encuentra la Ermita de Nuestra Señora de la Consolación.








Una pequeña cuesta más y entramos en el castillo. El acceso es libre pero el interior se encuentra en proceso de rehabilitación. En la tienda en la que, lógicamente, compramos jamón de Montánchez nos confirmaron que estaban en obras para poder abrirlo al público y al turismo en general.

El castillo de Montánchez está emplazado en un lugar de apreciable importancia estratégica, en un elevado cerro. Esta situación, así como sus condiciones particulares de díficil acceso y lo elevado y áspero del promontorio, posibilitaron su protagonismo en la Edad Media. La alternancia de moros y cristianos en su dominio posibilitó la adición de elementos arquitectónicos de tipología cristiana sobre la primitiva obra musulmana: de esta época persisten sus tres aljibes y parte de su trazado. Más tarde y bajo la administración de la Orden de Santiago, las reparaciones y añadidos fueron cuantiosos; centrándose éstos en el recrecido de muros y en el levantamiento de varios recintos y cercas envolventes.

Con todo, el castillo que hoy podemos contemplar se caracteriza por su emplazamiento dominante, lo irregular de su trazado y la superposición de volúmenes y cortinas. La fábrica se construye con mampostería, con ripio y abundante cal en el relleno.

El cuerpo principal del castillo se levanta en la más elevada cota del terreno, lo que junto a la altura de sus muros, posibilita su actual aspecto dominante y esbelto. Cabe destacar, dentro de este cuerpo principal «La Torre del Homenaje», pensada ahora como proyecto para albergar un Museo Histórico Comarcal. De ella se conserva la caja de muros, y en su interior se ubican varias dependencias: una cámara, sala de armas, así como una sala noble, y en la planta inferior, una cámara de almacenar grano. Este castillo es un fiel exponente de lo que fueron los castillos de la Reconquista en la Edad Media.






















A la bajada a la plaza mayor y de camino al coche, pasamos por la Ermita de San Blas.






Fue un breve paseo, como os he dicho al principio, pero muy productivo. Y por supuesto no nos marchamos de Montánchez sin comprar unos gramos de su exquisito jamón ibérico. cheerscheers

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