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Basílica de San Martiño de Mondoñedo en Foz

La Basílica de San Martín de Mondoñedo (en gallego, San Martiño de Mondoñedo), situada en el municipio de Foz (Lugo, Galicia, España), está considerada como la catedral más antigua de España, ya que en el siglo IX fue sede de dos obispados del Reino de Galicia, uno trasladado desde Dumio, en el distrito de Braga (Portugal), y otro trasladado desde Bretoña, en la provincia de Lugo. El edificio actual es románico de finales del siglo XI y los recios contrafuertes son obra del siglo XVIII. Desde el año 1931 está catalogada como BIC y en el 2007 obtuvo la categoría de basílica.

Exterior

El conjunto de San Martiño estuvo compuesto en su origen por el templo actual y, adosadas a su derecha, las dependencias monásticas y episcopales.

El templo cumple las características del primer románico, planta basilical, dividida en tres naves con crucero, rematadas en tres ábsides semicirculares poco desarrollados en la cabecera.

Algunas características propias del románico pirenaico son las bandas lombardas y las grecas de tacos o ajedrezado que decoran los vanos y algunos tramos de la parte superior de la fachada.







Los canecillos de desagüe presentan formas de dibujos vegetales, animales o geométricos, algunos de ellos de clara influencia morisca.









La fachada del oeste es del siglo XII. En ella se puede observar un sencillo pórtico dotado de cuatro columnas, de piedra las dos exteriores y de mármol del país las dos interiores. De éstas últimas se cree que udieron pertenecer al templo primitivo, lo mismo que sus capiteles, ambos con características propias del arte visigodo.

El tímpano de la puerta descansa su peso directamente sobre el dintel, en el que se encuentra tallado un crismón. Sobre el dintel, en lo alto del tímpano, está representado el cordero pascual con la cruz a cuestas, enmarcado por una aureola con restos de policromía.

A la derecha del pórtico se erige una torre de dos cuerpos, obra del siglo XV. El segundo cuerpo, que data del siglo XVIII, da cobijo a las campanas y está rematado por una cupulita coronado en lo alto por pequeñas esferas.




  


Interior

Como ya hemos comentado el templo tiene planta basilical con tres naves con crucero. La cubierta es una sencilla armazón de madera. Los muros son gruesos y sólidos.




  

Las naves están separadas entre sí por pilares cruciformes sin ningún tipo de decoración. Los arcos son de medio punto, algo rebajados. En el crucero se erige una sencilla bóveda de ladrillo sostenida por cuatro trompas. Las pinturas del cimborrio fueron hechas al concluir las restauraciones del siglo XIX por un pintor foráneo. Alrededor del óculo central se distinguen las imágenes de unos querubines y un sol haciendo alusión a la luz celestial.

  






Pinturas murales

San Martiño cuenta con un nutrido conjunto de pinturas murales, cuya periodización se extiende entre los siglos XII y XVI.

En los años 2007-2008 se inició una campaña de rehabilitación que incluyó la restauración de la totalidad de los frescos de la basílica. Durante la intervención se consolidaron las pinturas que ya estaban a la vista y se descubrieron nuevas escenas que se encontraban ocultas bajo los encalados. Se recuperó una importante e inédita superficie policromada, situada en la cúpula del cañón que cubre el ábside sur y en el muro anexo, datadas en los primeros años del siglo XII.







En el muro sur además de las pinturas recuperadas, pueden verse registros de épocas posteriores. Una de estas escenas refleja un fragmento de la resurrección de Lázaro. En el segundo registro se puede ver la celebración de un banquete, que podría ser la interpretación de la parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro, ya desarrollada en uno de los capiteles del templo.






También podemos ver una imagen moderna de Santa Bárbara.


En las capillas laterales podemos ver diferentes escenas, como a San Joaquín a Santa Ana abrazándose ante la Puerta Dorada o un personaje barbado ricamente vestido que podría representar al Rey David.

En la bóveda de esta capilla se puede contemplar una imagen del Padre Eterno, acompañado por Helías, Moisés, Abraham y David, figuras bíblicas que tuvieron una especial relación con Dios.




  

En el ábside izquierdo se puede ver la representación de la Crucifixión de Cristo. En la escena puede verse parte de las cruces de los ladrones sacrificados con Jesús.

 

  

La escultura de San Martiño manifiesta su valor en los capiteles de sus columnas, verdaderas lecciones de conducta cristiana, creadas para transmitir a los fieles la condena del pecado a través de explícitas escenas alegóricas, dotadas de una gran fuera simbólica en la composición de sus formas.

Junto a la puerta principal y en el muro de la nave izquierda nos fijamos en los canecillos que hay en su interior, con escenas de explícito contenido sexual, muy habituales en el románico.


Por lo que respecta a los capiteles, empezamos por la columna izquierda del crucero. Se distinguen dos sencillos capiteles con decoración vegetal, entre ambos un curioso capitel con herrajes románicos, como grandes espirales como las de las verjas del siglo XII que cerraban algunos de los templos de la época.




El último capitel de esta columna representa una escena en la que un hombre tira de un caballo por el ramal, mientras que, detrás, otro individuo levanta su mano derecha mientras coloca la otra sobre el cuerpo. Se ha interpretado como una composición de caza.

 

En la columna de la derecha, justo enfrente de la cacería, se representa una alegoría de la Lujuria; en ella podemos distinguir un animal con cabeza de hombre acompañado de una mujer ricamente ataviada, con abultados pechos, de los que se amamantan unos sapos. En el centro, el águila de S. Juan, que puede significar la Ley de Dios, como advertencia para quien cometa pecado; y en el extremo derecho se representa una sirena, con las manos sobre viente, grandes pechos y larga melena.


El capitel contiguo nos narra el sacrificio de S. Juan Bautista: muestra a tres personajes sentados a la mesa del banquete, repleta de manjares. A la derecha S. Juan siendo degollado, vestido con ornamentos sacerdotales, y a la izquierda de la escena, Salomé entrega su cabeza a Herodes en una bandeja.


La parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro se plasma sobre el siguiente capitel. En él, el mendigo Lázaro está echado en el suelo, con un perro lamiendo sus llagas, mientras que Epulón y sus amigos, todos ellos luciendo ricas vestiduras, disfrutan de los manjares de la mesa.



La imagen del siguiente capitel, una osa y una vaca paciendo juntos sobre un conjunto de hojas, parece escenificar la parábola del profeta Isaías sobre el reino mesiánico, en el que dice habitarán juntos el lobo y el cordero.


En un nuevo capitel adosado al muro, podemos contemplar una representación del Pecado Original: un hombre y una mujer, supuestamente Adán y Eva, son devorados por dos leones que se yerguen de forma amenazante frente a ellos. En el centro, se puede observar a la serpiente enroscada a una representación muy simplificada del Árbol del Paraíso.


En el altar podemos contemplar los dos últimos capiteles. En el capital de la columna de la derecha vemos a dos hombres inclinados sujetando una espada; los dos comparten una misma cabeza al coincidir la figura de ambos con la esquina de la pieza. A su derecha, dos leones enzarzados en plena lucha y sobre ellos una cabeza humana de la que salen unas serpientes.


A la izquierda del altar, un hombre armado con una lanza se enfrenta a un grifo de potentes garras y enormes alas. A su lado, otro personajes se cubre el cuerpo con los brazos y tras él, podemos distinguir un animal que parece ser una pieza de esa cacería.

 

El retablo merece especial atención, labrado en piedra caliza preside el altar mayor. Está fechado en el siglo IX. Está constituido por dos piezas desiguales perfectamente unidas. En él se representa la jerarquización de la Iglesia y su misión evangelizadora en el mundo.


También en su interior se encuentra  el sepulcro de San Gonzalo, Obispo Santo, que se trata de una pieza labrada en piedra, parecido a un ataúd, con una tapa de piedra que cierra la caja donde se enterró a este personaje. Aquí también podremos observar dos piezas de gran importancia como son el báculo y el anillo que se encontraron en el interior del sepulcro.


Al lado de la basílica está la fuente de A Zapata, según la leyenda en este lugar el obispo San Gonzalo tiró una zapatilla y brotó agua, agua que se considera que tiene propiedades milagrosas.




Horario de apertura:

De martes a domingo de 11 a 13’30h y de 16 a 19h.

Sin duda, un lugar increíble situado en un entorno ideal. Si eres amante del arte, no te la puedes perder.

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