Aprovechando el veranito adelantado del año 2013, nos hemos animado, hemos cogido nuestro coche y nos deplazamos hasta la localidad de Navalcarnero para dar una vueltecita mientras tomamos el sol.
Aparcamos a unos 500 metros del centro del pueblo, ya que no encontrábamos sitio y empezamos nuestro recorrido en dirección a la Plaza de Segovia ....
Por el camino, según vamos callejeando vemos las altas torres de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional y Bien de Interés Cultural.
De camino a la Plaza de Segovia, nos encontramos con la Plaza de la Veracruz. Esta pequeña plaza toma su nombre de la ermita de la Veracruz, cuyo primitivo templo se construyó a partir de 1611 en unos terrenos cedidos por el municipio. En este rincón también se ubica el monumento a Jesús Casas, pintor costumbrista e Hijo Predilecto de Navalcarnero.
Ante nosotros próximo al monumento a Jesús Casas, se alza majestuosa la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción donde podemos ver cómo coexisten distintos elementos arquitectónicos. Conviven el gótico de los pilares que separan las naves con las arcadas del primer Renacimiento, y con la cabecera (crucero, presbiterio, sacristía y capilla de San José) propia del clasicismo escurialense. Pero también este iglesia destaca por el Barroco presente en la mayorías de sus retablos, entre los que destaca el de la Capilla de la Virgen de la Concepción. El Neoclasicismo podemos apreciarlo en su fachada principal trazada por Ignacio Haan en 1789.
Otro elemento destacable de este iglesia declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional y Bien de Interés Cultural, como antes mencioné es su torre mudéjar, rematada con sus característico chapitel, diseñado en 1656 por el hermano Francisco Bautista, que mantiene su planta y alzado originales.
Y por fin llegamos a la Plaza de Segovia. Esta plaza nació con el nombre genérico de “plaza pública” que describía a la perfección su dedicación originaria. En una distribución de los cuarteles del municipio de 1832 se le cita como “plaza real”, Pocos años después en 1839, cambió de nombre de nuevo a “plaza de la Constitución” y a partir de 1935 como “plaza 14 de abril”. Desde 1937 este espacio público se identifica como “plaza de Segovia” en conmemoración a la vinculación y dependencia histórica (1499-1627) que mantuvo con la capital castellana.
Quizás el edificio más representativo de esta plaza sea la antigua Casa Consistorial. Aunque hoy en día ya no se conserva, en 1839, Juan Antonio de Ribera, pintor de Cámara de Carlos IV, pintó en la fachada, con la técnica del fresco, las armas de la villa de Navalcarnero.
A continuación cogemos la calle Real abriéndose paso desde la plaza de la Veracruz para conducirnos a la cruz del Sagrario, que nos señala el lugar exacto del sagrario en el Altar Mayor.
Continuando nuestro camino por la calle Real, podemos contemplar una vista de la parte posterior de la iglesia desde otra perspectiva.
Ahora tomamos la calle Bernardino Beotas donde nos encontramos con el humilladero de San Ignacio de Loyola creado recientemente.
Llegamos a la Plaza de don Francisco Sandoval, llamada así por el primer alcalde que tuvo la localidad, desde 1979 hasta 1983. En la misma contemplamos el nuevo Ayuntamiento de reciente construcción y que pretende ser un homenaje a la democracia.
En su entorno, también encontramos, el “Torso Ibérico”, obra de Alberto Corazón, “La Dama” de Francisco Leyro y por último en la plaza de la Letras, por la que se accede a la Biblioteca Municipal la escultura titulada “Flama” de José Luis Sánchez.
Desde esta plaza, se percibe la réplica (realizada por el escultor Feliciano Hernández) de la portada de la Casa de la Cadena en la que el rey Felipe IV y Mariana de Austria recibieron la bendición nupcial y pernoctaron dos noches en ella. Las inscripciones conmemorativas se convierten en testigos reales de lo que allí aconteció. En la calle de Felipe IV, antes llamada calle de la Cadena, se conservan las originales inscripciones conmemorativas de las Bodas Reales.
En las proximidades de la Casa de la Cadena encontramos el pozo de los Capones, pozo público que abastecía antiguamente de agua a la población, llamado así por la conocida “Familia de los Capones” que vivía frente a él.
Frente al pozo de los Capones, encontramos el pilón del Pijorro o también llamado la Fuente de los Castines. En sus inmediaciones existió un manantial llamado Fuente de los Convachos. Su Venera se encuentra en la unión de las calles Santiago García Vicuña y Cuesta del Águila.
Aparcamos a unos 500 metros del centro del pueblo, ya que no encontrábamos sitio y empezamos nuestro recorrido en dirección a la Plaza de Segovia ....
Por el camino, según vamos callejeando vemos las altas torres de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional y Bien de Interés Cultural.
De camino a la Plaza de Segovia, nos encontramos con la Plaza de la Veracruz. Esta pequeña plaza toma su nombre de la ermita de la Veracruz, cuyo primitivo templo se construyó a partir de 1611 en unos terrenos cedidos por el municipio. En este rincón también se ubica el monumento a Jesús Casas, pintor costumbrista e Hijo Predilecto de Navalcarnero.
Ante nosotros próximo al monumento a Jesús Casas, se alza majestuosa la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción donde podemos ver cómo coexisten distintos elementos arquitectónicos. Conviven el gótico de los pilares que separan las naves con las arcadas del primer Renacimiento, y con la cabecera (crucero, presbiterio, sacristía y capilla de San José) propia del clasicismo escurialense. Pero también este iglesia destaca por el Barroco presente en la mayorías de sus retablos, entre los que destaca el de la Capilla de la Virgen de la Concepción. El Neoclasicismo podemos apreciarlo en su fachada principal trazada por Ignacio Haan en 1789.
Otro elemento destacable de este iglesia declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional y Bien de Interés Cultural, como antes mencioné es su torre mudéjar, rematada con sus característico chapitel, diseñado en 1656 por el hermano Francisco Bautista, que mantiene su planta y alzado originales.
Y por fin llegamos a la Plaza de Segovia. Esta plaza nació con el nombre genérico de “plaza pública” que describía a la perfección su dedicación originaria. En una distribución de los cuarteles del municipio de 1832 se le cita como “plaza real”, Pocos años después en 1839, cambió de nombre de nuevo a “plaza de la Constitución” y a partir de 1935 como “plaza 14 de abril”. Desde 1937 este espacio público se identifica como “plaza de Segovia” en conmemoración a la vinculación y dependencia histórica (1499-1627) que mantuvo con la capital castellana.
Quizás el edificio más representativo de esta plaza sea la antigua Casa Consistorial. Aunque hoy en día ya no se conserva, en 1839, Juan Antonio de Ribera, pintor de Cámara de Carlos IV, pintó en la fachada, con la técnica del fresco, las armas de la villa de Navalcarnero.
A continuación cogemos la calle Real abriéndose paso desde la plaza de la Veracruz para conducirnos a la cruz del Sagrario, que nos señala el lugar exacto del sagrario en el Altar Mayor.
Continuando nuestro camino por la calle Real, podemos contemplar una vista de la parte posterior de la iglesia desde otra perspectiva.
Ahora tomamos la calle Bernardino Beotas donde nos encontramos con el humilladero de San Ignacio de Loyola creado recientemente.
Llegamos a la Plaza de don Francisco Sandoval, llamada así por el primer alcalde que tuvo la localidad, desde 1979 hasta 1983. En la misma contemplamos el nuevo Ayuntamiento de reciente construcción y que pretende ser un homenaje a la democracia.
En su entorno, también encontramos, el “Torso Ibérico”, obra de Alberto Corazón, “La Dama” de Francisco Leyro y por último en la plaza de la Letras, por la que se accede a la Biblioteca Municipal la escultura titulada “Flama” de José Luis Sánchez.
Desde esta plaza, se percibe la réplica (realizada por el escultor Feliciano Hernández) de la portada de la Casa de la Cadena en la que el rey Felipe IV y Mariana de Austria recibieron la bendición nupcial y pernoctaron dos noches en ella. Las inscripciones conmemorativas se convierten en testigos reales de lo que allí aconteció. En la calle de Felipe IV, antes llamada calle de la Cadena, se conservan las originales inscripciones conmemorativas de las Bodas Reales.
En las proximidades de la Casa de la Cadena encontramos el pozo de los Capones, pozo público que abastecía antiguamente de agua a la población, llamado así por la conocida “Familia de los Capones” que vivía frente a él.
Frente al pozo de los Capones, encontramos el pilón del Pijorro o también llamado la Fuente de los Castines. En sus inmediaciones existió un manantial llamado Fuente de los Convachos. Su Venera se encuentra en la unión de las calles Santiago García Vicuña y Cuesta del Águila.
Seguimos andando dejando atrás el pilón del Pijorro y llegamos a la plaza del Teatro, lugar donde encontramos el Teatro Municipal y el Centro de las Artes Escénicas, y que cada año el edificio del Teatro acoge diversos eventos realacionados con el teatro, el cine, la música y la danza.
En el centro de la plaza encontramos la Musa de la inspiración, obra del artista Ramón Chaparro, que reta al visitante a descubrir los múltiples formas de la interpretación artística.
En la proximidades de la Plaza del Teatro encontramos el Centro de Interpretación, una antigua Casa de Labranza que nos ofrecerá las claves para conocer la historia, el patrimonio y las tradiciones de la localidad.
Cercano a ambas plazas, en la confluencia de las calles Real con Libertad, podemos ver el monumento a los tradicionales Encierros de Navalcarnero, el cual rinde tributo a esta fiesta tan arraigada para sus vecinos. Es el punto de encuentro y partida para iniciar este ritual que da comienzo con el canto a los encierros, con el que los corredores piden protección a la patrona.
Continuando por la calle de la Libertad llegamos a la Casa de la Cultura. Se trata de un edificio de características tradicionales castellanas rehabilitado como a finales de los años 80. Su construcción solariega y el escudo de la familia hidalga indican la diferencia de nivel social de sus propietarios con respecto a los pecheros que habitaban en la mayoría de viviendas existentes "de habitación baja".
Es muy probable que esta casa fuera propiedad de la familia de los Delgado en el año 1753 y sería una de las principales de Navalcarnero, ya que disponía de una bodega, una cueva y un lagar.
En nuestro deambular por Navalcarnero nos dirigimos ahora a calle de Alemania para acercarnos al pozo de los Barrancos, un ejemplo más del llamado Navalcarnero del agua.
Seguimos nuestro camino hasta la Plaza de San José donde se encuentra la Iglesia de San José que se erigió en 1668 en el mismo lugar donde existió el humilladero de la cruz de Aparicio. En el recuerdo está su peculiar ábside semicircular, el esbelto chapitel y su portada de piedra. Este edificio fue reconstruido en el año 2008 a partir de testimonios gráficos de la época.
En la entrada podemos ver el monumento al Labrador que rinde un homenaje al navalcarnereño de siempre ataviado con la ropa tradicional.
Justo al lado de la Plaza de San José se encuentra la Plazuela del Caño donde podremos ver el Caño de San José, que lleva abasteciendo de agua potable a la población desde 1857.
En esta misma plaza también ambién veremos el pilón de San José, construido en memoria del que existió, en este mismo lugar.
Accedemos al Paseo del Alparrache, y en este punto podemos contemplar la Cruz del Alparrache, testimonio del cruce de caminos de Alparrache, Perales y Tirabuey.
Justo al lado de la Cruz del Alparrache encontramos la espectacular plaza de toros cubierta “Félix Colomo”.
En su proximidades se levanta la escultura-homenaje al torero de la localidad Félix Colomo y el Monumento al arrastre, ambas esculturas son obra de Luis A. Sanguino y nos recuerdan la importancia y la tradición de los festejos taurinos en esta tierra.
Proseguimos nuestro camino y llegamos a la Plazuela de la Cruz del Buen Camino, donde se encuentra la Cruz y fuente de los Cárdenas.
A continuación podemos ver un peculiar edificio como es El Silo. Este edificio que da nombre al barrio sirvió, durante muchos años, como almacén de productos agrarios.
En el centro de la plaza encontramos la Musa de la inspiración, obra del artista Ramón Chaparro, que reta al visitante a descubrir los múltiples formas de la interpretación artística.
En la proximidades de la Plaza del Teatro encontramos el Centro de Interpretación, una antigua Casa de Labranza que nos ofrecerá las claves para conocer la historia, el patrimonio y las tradiciones de la localidad.
Cercano a ambas plazas, en la confluencia de las calles Real con Libertad, podemos ver el monumento a los tradicionales Encierros de Navalcarnero, el cual rinde tributo a esta fiesta tan arraigada para sus vecinos. Es el punto de encuentro y partida para iniciar este ritual que da comienzo con el canto a los encierros, con el que los corredores piden protección a la patrona.
Continuando por la calle de la Libertad llegamos a la Casa de la Cultura. Se trata de un edificio de características tradicionales castellanas rehabilitado como a finales de los años 80. Su construcción solariega y el escudo de la familia hidalga indican la diferencia de nivel social de sus propietarios con respecto a los pecheros que habitaban en la mayoría de viviendas existentes "de habitación baja".
Es muy probable que esta casa fuera propiedad de la familia de los Delgado en el año 1753 y sería una de las principales de Navalcarnero, ya que disponía de una bodega, una cueva y un lagar.
En nuestro deambular por Navalcarnero nos dirigimos ahora a calle de Alemania para acercarnos al pozo de los Barrancos, un ejemplo más del llamado Navalcarnero del agua.
Seguimos nuestro camino hasta la Plaza de San José donde se encuentra la Iglesia de San José que se erigió en 1668 en el mismo lugar donde existió el humilladero de la cruz de Aparicio. En el recuerdo está su peculiar ábside semicircular, el esbelto chapitel y su portada de piedra. Este edificio fue reconstruido en el año 2008 a partir de testimonios gráficos de la época.
En la entrada podemos ver el monumento al Labrador que rinde un homenaje al navalcarnereño de siempre ataviado con la ropa tradicional.
Justo al lado de la Plaza de San José se encuentra la Plazuela del Caño donde podremos ver el Caño de San José, que lleva abasteciendo de agua potable a la población desde 1857.
En esta misma plaza también ambién veremos el pilón de San José, construido en memoria del que existió, en este mismo lugar.
Accedemos al Paseo del Alparrache, y en este punto podemos contemplar la Cruz del Alparrache, testimonio del cruce de caminos de Alparrache, Perales y Tirabuey.
Justo al lado de la Cruz del Alparrache encontramos la espectacular plaza de toros cubierta “Félix Colomo”.
En su proximidades se levanta la escultura-homenaje al torero de la localidad Félix Colomo y el Monumento al arrastre, ambas esculturas son obra de Luis A. Sanguino y nos recuerdan la importancia y la tradición de los festejos taurinos en esta tierra.
Proseguimos nuestro camino y llegamos a la Plazuela de la Cruz del Buen Camino, donde se encuentra la Cruz y fuente de los Cárdenas.
A continuación podemos ver un peculiar edificio como es El Silo. Este edificio que da nombre al barrio sirvió, durante muchos años, como almacén de productos agrarios.
Continuamos nuestro trayecto por la localidad y el siguiente punto en el camino es la Ermita de San Cosme y San Damián. Probablemente se trate de la ermita más antigua de Navalcarnero, cuya existencia se remota, por lo menos, al año 1582. Su culto y mantenimiento estuvo a cargo de la cofradía del mismo nombre, que se dedicaba a la curación de pobres enfermos. En 1792 sufrió una primera reedicación pagada con las limosas de los vecinos. La desaparición de la cofradía pocos años después acabaría provocando la decadencia y el deterioro del viejo tempo, hasta que en 1882, el concejo decidió trasladar a este lugar el Hospital de San pedro.
En el año 2003 el edifico ha sido rehabilitado, habiendo recuperado su antigio uso como ermita. Una pequeña capilla dedicada a San Pedro rememora la presencia hasta no hace muchos años del citado hospital.
Dejamos atrás Ermita de San Cosme y San Damián por el Paseo de San Cosme y llegamos hasta la Plazuela del Calvario, donde tres cruces de granito nos indican el lugar exacto donde llega, cada año, la procesión del Jueves Santo.
Seguimos caminando y esta vez accedemos por la calle de Luis Zapata el portón que se conserva en una de las viviendas y que se remonta al siglo XVII. Se trata del Portón de la calle de Luis Zapata. Esta antigua portada es el principal elemento que se conserva de la vivienda que perteneció a la familia Arteaga desde, al menos, el año 1753.
Sus puertas acuarteronadas hablan de los siglos XVII y XVIII, y en ellas destacan los dos cuarterones de la parte superior tallados en nogal, donde se sitúa la cruz de Alcántara con una orla. Es probable que puerta haya sido reaprovechada de otra construcción anterior distinta de la actual.
Sus puertas acuarteronadas hablan de los siglos XVII y XVIII, y en ellas destacan los dos cuarterones de la parte superior tallados en nogal, donde se sitúa la cruz de Alcántara con una orla. Es probable que puerta haya sido reaprovechada de otra construcción anterior distinta de la actual.
De nuevo reanudamos nuestra marcha, y nos dirigimos hasta el Pozo de las Nieves. En la actualidad la recreación de este poco se ubica en la calle Mariano González, y servía como desaguardero para purgar el agua de la nieve.
Desde finales del siglo XVII hasta finales del siglo VVIII fue regentado por la cofradía de Nuestra Señora de la Concepción, que cedió su explotación a particulares, y a partir de cuyos ingresos se pudo financiar la construcción y decoración de la capilla de la Virgen de la Iglesia Parroquial.
Desde finales del siglo XVII hasta finales del siglo VVIII fue regentado por la cofradía de Nuestra Señora de la Concepción, que cedió su explotación a particulares, y a partir de cuyos ingresos se pudo financiar la construcción y decoración de la capilla de la Virgen de la Iglesia Parroquial.
Ahora nos dirigimos hacia la Plaza del Quinto Centenario donde el monumento a la fundación nos da la bienvenida. El sonido del agua fluyendo nos recuerda cuál es el origen de la Villa Real.
En una de las fachadas aledañas a la plaza, una espectacular pintura mural, obra de Alberto Pirrongelli, inmortaliza la elección del primer concejo elegido en nuestra Villa en el año 1499.
Frente a la Plaza Quinto Centenario el pasaje de Mariano González se abre paso para acercarnos a un bello espacio creado recientemente, la Plazuela de Damián Casas, llamada así en homenaje a un vecino del lugar. Es en este lugar donde las pinturas murales toman una especial importancia pues encontramos dos impresionantes trampantojos, obra de Alberto Pirrongelli.
Seguimos nuestro camino y nos paramos para contemplar el Parque del Concejo...
Contemplamos el parque desde la Plaza del Concejo donde se ubica una reproducción del Pozo Concejil que existió a mediados del siglo XVIII.
Después de referescarnos un poco, y reponer energías en un establecimiento local iniciamos el ascenso por la calle del Pozo Concejo, paralela a una fuente en forma de cascada ...
Continuamos nuestro periplo por Navalcarnero y llegamos al Museo del Vino. Recordemos que bajo el suelo de la localidad hay todo un laberinto de galerías subterráneas. La mayoría de los túneles fueron construidos por los jornaleros que labraban estas tierras. Los días de lluvia, cuando no podían salir a realizar sus tareas al campo, dedicaban su jornada a excavar las cuevas.
En la actualidad, una de estas galerías ha sido acondicionada como parte del Museo del Vieno. En ella encontramos todos los enseres de una bodega tradicional: tinajas de vino, barriles de madera y demás utensilios relacionados con el vino.
En la actualidad, una de estas galerías ha sido acondicionada como parte del Museo del Vieno. En ella encontramos todos los enseres de una bodega tradicional: tinajas de vino, barriles de madera y demás utensilios relacionados con el vino.
A continuación accedemos por un pequeño pasaje a la Plaza de Alonso Arreo...
Esta plaza dedicada al regidor y vecino de Navalcarnero Alonso de Arreo, quien en 1520 acude con 20 hombres armados a la llamada de Segovia para unirse al ejército comunero. De perfil rebelde, es prisionero junto a los célebres cabecillas del movimiento Juan Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado y huye como prófugo a Portugal, donde finalmente se pierde su rastro.
Desde aquí, accedemos inmediatamente a la conocida Plazuela del Mercado, que se presenta como una gran trapecio que sustenta en el centro al edificio del cual toma el nombre, el Mercado Municipal de la Cruz Verde, un edificio de singulares características, donde todavía hoy la compra se puede realizar al estilo más tradicional.
El Humilladero de la Cruz Verde situado en el nacimiento de la calle del mismo nombre, nos despide de la plazuela del Mercado. La Cruz Verde sobre fondo negro era emblema de la Inquisición, a cuyo lado pintaban un ramo de oliva, símbolo de paz y al otro una espada, símbolo de rígida Justicia. Además, este era el camino que había que tomar para ir hacia Madrid, de ahí que también se le conozca como la “cruz del buen camino”.
Finalizamos nuestra visita a esta bella localidad siguiendo las indicaciones expuestas en su web municipal con la visita a la Plaza de la Puerta del Sol. Esta simbólica plaza se forma en el cruce de 4 calles emblemáticas de Navalcarnero y ha sido desde siempre una lugar preferido de encuentro para sus vecinos.
En ella se rinde homenaje a uno de los protagonistas de la historia de la villa, el rey Felipe IV, quien elige a esta localidad para celebrar las velaciones nupcionales con Mariana de Austria en 1649. El padre artístico de la escultura que hoy representa a este personaje histórico es D. Feliciano Hernández.
En ella se rinde homenaje a uno de los protagonistas de la historia de la villa, el rey Felipe IV, quien elige a esta localidad para celebrar las velaciones nupcionales con Mariana de Austria en 1649. El padre artístico de la escultura que hoy representa a este personaje histórico es D. Feliciano Hernández.
Espero que os haya gustado nuestro paseo por Navalcarnero
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