El
Monasterio cisterciense de Santa María de Monsalud fue uno de los
cenobios medievales más importantes de su entorno y el más antiguo y
mejor conservado de los cuatro que se fundaron en la provincia de
Guadalajara., junto a los de Bonaval, Buenalafuente del Sistal y Óvila.
Está
enclavado en plena naturaleza y cercano a una fuente de agua, el arroyo
Sacedón, siguiendo el esquema tradicional de las construcciones
cistercienses.
Declarado Bien de Interés cultural con categoría
de Monumento desde 1931 pueden contemplarse hoy tras varias obras de
restauración y consolidación, las ruinas de un conjunto de edificaciones
que sirvieron para la vida de los monjes blancos del Císter durante
mediados del siglo XII hasta el XIX.
Historia
No
se conocen mucho datos sobre la fundación del Monasterio. El primer
documente fiable data de 1167, en el que Juan de Treves, Arcediando de
Huete, concede al Monasterio de Monsalud la aldea de Córcoles con todos
sus términos.
En 1169 el rey Alfonso VIII confirma la donación anterior precisando los derechos y territorios del Monasterio.
Su
fundación se debe al fenómeno repoblador impulsado por los monarcas
frente a los musulmanes. La erección de estos centros monásticos servía
para fijar la población de los territorios recién conquistados, que se
estabilizaban ante la posibilidad de incrementar la producción de la
tierra, en cuyo trabajo destacaron los monjes del Císter.
Su casa
madre fue el Monasterio de Scala Dei o Escaladei, en los Pirineos
Franceses. De allí procedía su primer abad, Fortún Donato, y a él le
siguieron muchos otros abades de esta nacionalidad.
Parece ser
que la Orden de Calatrava tuvo cierta relación con el Monasterio de
Monsalud como se deduce de otro documento de Alfonso VIII d 1174, de las
dos lápidas de maestres calatravos conservados en la sala capitular, y
de algunas cruces de la orden pintadas en los muros del cenobio.
El
Monasterio fue acumulando propiedades dentro de la provincia, si bien
los problemas económicos surgieron ya en el siglo XIII, deteriorándose
la situación hasta la encomienda de la abadía debido a su
empobrecimiento a finales del siglo XV, en buena parte por la mala
gestión de sus abades.
En 1538 se puso el Monasterio bajo la
Observancia de Castilla, lo que supuso el paso de abades perpetuos a
abades trienales y con ello el inicio de su recuperación y nuevo auge.
A
lo largo de los siglos XVII y XVIIi el Monasterio era un importante
foco de peregrinación gracias a la devoción a la milagrosa imagen de
Nuestra Señora de Monsalud, abogada, entre otras, contra la rabia,
aflicciones y melancolías de corazón, endemoniados y mal de ojo, tal y
como nos transmiten los documentos de la época.
Su importancia se
fue reduciendo lenta pero inexorablemente hasta su supresión y clausura
en 1835, a consecuencia de la Desamortización de Mendizábal.
El edificio
El
Monasterio conserva aún gran parte de construcciones que lo componían,
que, a grandes rasgos, responden a varios momentos de su edificación:
inicial, desde finales del siglo XII y todo el siglo XIII; reformas del
siglo XVI y añadidos del siglo XVII.
La iglesia.
Es la construcción más importante del Monasterio. Está ubicada al sur y
no al norte, como es habitual en los monasterios cistercienses. No
llegó a concluirse por lo que aparece desproporcionada. Se concibió
siguiendo una planta plenamente románica: tres naves, con dos tramos
cada una y más ancha la central, crucero poco saliente y cabecera con
tres ábsides semicirculares escalonados.
Su
sobriedad, austeridad y elegancia encajan a la perfección con la
estética cisterciense. Como únicos elementos ornamentales podemos
apreciar los capiteles con decoración vegetal; algunas basas con garras
de león o el curioso lavamanos del ábside central, con arcos
polilobulados y lacerías de influencia mudéjar.
La
misma sencillez es apreciable en el exterior, que conserva una portada
románica al sur, cuya única decoración son sus capiteles vegetales que
sustentan arquivoltas de medio punto y los modillones de rollos del
alero en la cabecera.
La portada meridional tiene cinco arquivoltas planas y sobre ella un gran óculo circular con arquillos inserto en un arco.
Antigua sacristía.
De planta rectangular y cubierta con bóveda de cañón apuntada, tiene un
tamaño bastante reducido. Las dos hornacinas que se abren en la cara
externa de uno de sus muros se ha interpretado como restos del
"armarium", para los libros empleados en los Oficios o para lecturas
piadosas que leerían los monjes.
Sacristía nueva. Construida en el siglo XVII como ampliación de la original. En uno de sus extremos se abrió una capilla.
Sala capitular.Construida
en el siglo XII, es uno de los espacios más bellos conservados en el
edificio. Su acceso se realiza mediante una portada con tres arcos
apuntados en cuya jamba de entrada encontramos la inscripción funeraria
de dos maestres de la Orden de Calatrava: D. Nuño Pérez de Quiñones y D.
Sancho de Fontonova. Tiene planta rectangular y dos naves con columnas
de capiteles foliáceos y ábacos y basas octogonales que configuran un
espacio de seis tramos. En este lugar, los monjes presididos por el abad
se reunían cada mañana para orar, meditar y leer un capítulo de la
Regla de San Benito.
Escalera al dormitorio de los monjes.
Comunicaba el claustro con las dependencias del piso superior. El
dormitorio era un gran salón compartimentado por arcos de diafragma e
iluminado por estrechas saeteras, donde los monjes descansarían en
simples catres. Estaba comunicado con la iglesia para permitir su
asistencia los Oficios.
Locutorio.
Lugar en el que el prior recibía a los monjes, asignándoles el trabajo
del día. De aquí tomarían las herramientas y accederían directamente a
la huerta. Al lado, el hueco dejado bajo la escalera ha sido
identificado por algunos autores como el archivo del Monasterio.
Antigua sala de monjes.
Habitación rectangular que surge por la necesidad de ampliar el
dormitorio de los monjes en la planta superior. Al final de esta sala se
situarían las letrinas.
Refectorio nuevo.
Construido en el siglo XVII, aún se conservan restos del púlpito, en el
que un monje leía la Biblia a sus compañeros mientras tomaban una frugal
comida. Probablemente el refectorio original se situaría al oeste, en
paralelo a la sala de los monjes.
Claustro.Construido
en la segunda mitad del siglo XVI. Conserva aún tres de sus pandas
cubiertas cerradas con bóvedas sexpartitas de ojivas. Se trataba de un
elemento fundamental en la vida monástica y constructivamente, del
espacio en torno al cual se organizaban el resto de dependencias.
Vestíbulo.Espacio
rectangular cubierto con bóveda estrellada construido en el siglo XVI,
que comunicaba el claustro con el exterior del edificio.
Otras
dependencias del monasterio no se han podido identificar aún,
estaríamos hablando de la cocina o la escalera a dormitorios de novicios
y planta de conversos o de a hospedería en la que se atendía a los
peregrinos y necesitados.
En el exterior, se han conservado restos de diversas estructuras:
Portería. Sería
el único acceso al interior del Monasterio que data del siglo XVII. En
su frontis aparecen las figuras de San Benito y San Bernardo, rematado
por un frontón triangular con Dios Padre. Una cerca cerraría la entrada
desde la portería al muro del Monasterio.
La portada principal del cenobio es renacentista y está coronada por el escudo de la Congregación Cisterciense de Castilla.
Horarios de visita:
Verano: de 10: a 14:00 y de 15: a 20: de jueves a domingo (mayo y octubre) y de viernes a domingo (junio a septiembre)
Invierno: Noviembre a Abril: de 11:00 a 14:00 y de 15:00 a 18:00 (de viernes a domingo)
De todas formas, os aconsejamos que llaméis con antelación para confirmar horarios.
Tenéis los datos de contacto en la página oficial http://monsaludyercavica.es/
Espero que os haya gustado el reportaje fotográfico de nuestra visita al Monasterio de Monsalud.
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