Historia
Elche ha tenido dos emplazamientos a lo largo de su historia. El primero en el yacimiento de l’Alcudia, situado dos kilómetros al sur del actual núcleo urbano, habitado desde el neolítico hasta la etapa visigoda y que ofrecía la ventaja estratégica de su fácil defensa gracias al río Vinalopó. El núcleo primitivo se desarrolló hasta configurar en el siglo V a. C. la ciudad ibérica de Helike, que perduró hasta la invasión cartaginesa en el 280 a.C. Fue la época esplendorosa de la cultura ibérica, en la que esculpió la Dama de Elche. En el años 209 a.C. la ciudad ibérica se romaniza, y ya en el siglo I a. C. adquiere el título de Colonia Iulia Illice Augusta. Desde aquí en adelante fueron constantes las destrucciones y reconstrucciones a consecuencia de la llegada de los bárbaros y la etapa final de los visigodos.
Con la llegada de los árabes a la ciudad se traslada a su emplazamiento actual entre los siglos VIII y IX, al barrio conocido como la Vila Murada. La conquista cristiana de Jaime I, en 1265, obligó a los musulmanes a marcharse al Raval de Sant Joan. A principios del siglo XVII, Elche pierde un tercio de su población a consecuencia de la expulsión de los moriscos. En el siglo XIX surgió la importante actividad alpargatera, origen de la actual industria del calzado que potenció el crecimiento de la ciudad.
Cómo llegar
Elche está conectada con el resto del litoral mediterráneo y Europa por la autopista A-7 (itinerario europeo E-15). Otra de las vías fundamentales para los viajes de larga distancia es la autovía N-330 de la red básica del Estado que comunica la provincia de Alicante con el centro de la Península. Además, existe un red de vías que complementa las anteriores como son la N-340, que discurre entre Alicante, Elche y Murcia por Orihuela y por otro lado la costera N-332, que une el litoral ilicitano con otros espacios turísticos. Recientemente se puso también en marcha la autopista Alicante-Cartagena (A-32) que conecta Elche con ambas ciudades.
Nuestro paseo por Elche
Durante nuestro viaje de Semana Santa del 2014, dedicamos una mañana y parte de la tarde a visitar la ciudad de Elche.
Encontramos fácil aparcamiento al lado de la estación de ferrocarril y empezamos nuestro recorrido por el Parque Municipal.
El Parque Municipal agrupa los Huertos de Colomer, del Real, de la Mare de Déu y de Baix, con una extensión de 6 ha. Los huertos fueron legados en 1661 por su entonces propietario Nicolás Caro a la patrona de la ciudad, la Virgen de la Asunción. Actualmente su conservación y mantenimiento están a cargo del Ayuntamiento de Elche. Su conversión en jardines públicos se remonta a 1946, con una extensión inicial de 20.000 metros cuadrados.
Los elementos más destacables del Parque Municipal son el Molí del Real, un antiguo molino maquilero del siglo XVIII, que funcionaba con un salto de las aguas de la acequia mayor; la Rotonda, un bello anfiteatro al aire libre, el palomar y el templete de música. Hay un tren turístico que realiza un recorrido por las zonas más interesantes.
Elche ha tenido dos emplazamientos a lo largo de su historia. El primero en el yacimiento de l’Alcudia, situado dos kilómetros al sur del actual núcleo urbano, habitado desde el neolítico hasta la etapa visigoda y que ofrecía la ventaja estratégica de su fácil defensa gracias al río Vinalopó. El núcleo primitivo se desarrolló hasta configurar en el siglo V a. C. la ciudad ibérica de Helike, que perduró hasta la invasión cartaginesa en el 280 a.C. Fue la época esplendorosa de la cultura ibérica, en la que esculpió la Dama de Elche. En el años 209 a.C. la ciudad ibérica se romaniza, y ya en el siglo I a. C. adquiere el título de Colonia Iulia Illice Augusta. Desde aquí en adelante fueron constantes las destrucciones y reconstrucciones a consecuencia de la llegada de los bárbaros y la etapa final de los visigodos.
Con la llegada de los árabes a la ciudad se traslada a su emplazamiento actual entre los siglos VIII y IX, al barrio conocido como la Vila Murada. La conquista cristiana de Jaime I, en 1265, obligó a los musulmanes a marcharse al Raval de Sant Joan. A principios del siglo XVII, Elche pierde un tercio de su población a consecuencia de la expulsión de los moriscos. En el siglo XIX surgió la importante actividad alpargatera, origen de la actual industria del calzado que potenció el crecimiento de la ciudad.
Cómo llegar
Elche está conectada con el resto del litoral mediterráneo y Europa por la autopista A-7 (itinerario europeo E-15). Otra de las vías fundamentales para los viajes de larga distancia es la autovía N-330 de la red básica del Estado que comunica la provincia de Alicante con el centro de la Península. Además, existe un red de vías que complementa las anteriores como son la N-340, que discurre entre Alicante, Elche y Murcia por Orihuela y por otro lado la costera N-332, que une el litoral ilicitano con otros espacios turísticos. Recientemente se puso también en marcha la autopista Alicante-Cartagena (A-32) que conecta Elche con ambas ciudades.
Nuestro paseo por Elche
Durante nuestro viaje de Semana Santa del 2014, dedicamos una mañana y parte de la tarde a visitar la ciudad de Elche.
Encontramos fácil aparcamiento al lado de la estación de ferrocarril y empezamos nuestro recorrido por el Parque Municipal.
El Parque Municipal agrupa los Huertos de Colomer, del Real, de la Mare de Déu y de Baix, con una extensión de 6 ha. Los huertos fueron legados en 1661 por su entonces propietario Nicolás Caro a la patrona de la ciudad, la Virgen de la Asunción. Actualmente su conservación y mantenimiento están a cargo del Ayuntamiento de Elche. Su conversión en jardines públicos se remonta a 1946, con una extensión inicial de 20.000 metros cuadrados.
Los elementos más destacables del Parque Municipal son el Molí del Real, un antiguo molino maquilero del siglo XVIII, que funcionaba con un salto de las aguas de la acequia mayor; la Rotonda, un bello anfiteatro al aire libre, el palomar y el templete de música. Hay un tren turístico que realiza un recorrido por las zonas más interesantes.
Fue un gran descubrimiento en nuestra visita y un paseo muy agradable, y pudimos constatar que muchos ilicitanos lo frecuentan para sus paseos matutinos y para buscar un refugio de tranquilidad y sosiego.
Justo en una esquina del Parque Municipal, se encuentra el Centro de Visitantes y la Oficina de Turismo.
Continuando con nuestro recorrido, llegamos al Palacio de Altamira, angitua fortaleza militar que alberga el Museo Arqueológico Municipal, junto con otro edificio que se encuentra a escasos metros del palacio.
El horario para visitar el palacio de Altamira es el mismo que el del MAHE(Museo Arqueológico y de Historia de Elche), en el cual se encuentra integrado.
De lunes a sábado:
De 10.00 a 18.00.
Domingos y festivos:
De 10.00 a 15.00.
24 y 31 de diciembre festivos. 1 de enero y 25 de diciembre cerrado.
Este palacio fue residencia de los señores de la ciudad entre los siglos XV y XIX. En la construcción de esta fortaleza se pueden distinguir tres fases: una primera, época almohade, de finales del siglo XI y principios del siglo XII y que se aprecia en el primer cuerpo de la gran torre y algunos basamentos, una segunda, obra de los siglos XV y XVI, a la que corresponde la mayor parte del edificio, levantada tras la toma del señorío por Gutierre de Cárdenas, definida por una contundente y amplia actuación realizada con mampostería en los rellenos y sillería encadenada en las esquinas. La tercera es la que se ve en la gran fachada sur, del siglo XVIII y que oculta el primitivo acceso medieval.
En esta ocasión, no entramos en el Museo pues ya lo habíamos hecho años atrás en nuestra primera visita a Elche. Recuerdo que nos gustó bastante y sobre todo muy didáctico y educativo para los niños.
Frente al Museo Arqueológico, se encuentra la Basílica de Santa María de la Asunción, en cuyo interio se celebra anualmente el Misteri d'Elx, drama sacrolírico medieval declarado Patrimonio de la Humanidad.
En ese mismo lugar en el que está ubicada la Basílica había en época musulmana la mezquita principal, que permaneció en pie hasta 1334. Sobre ella se edificó un primer templo católico probablemente de estilo gótico y de planta de cruz, que subsistiría hasta 1492.
El segundo templo era más grande y se acabó de construir en 1556, pero se hundió a causa de unas lluvias muy fuertes en 1672.
El templo actual comenzó a construirse en 1672 bajo las órdenes de Francesc Verde, sucediéndole en el cargo de maestro mayor de las obras Pere Quintana y Ferrán Fouquet y desde 1758 continuó la construcción, con sustanciosas aportaciones, el arquitecto Marcos Evangelio. Las obras acaban definitivamente en 1784.
Se pueden distinguir distintos estilos, desde el primer intento de superación del estilo desornamentado, hasta el neoclásico puro, pasando por el italianizante barroco decorativo de su fachada de la Asunción, una de las más bellas del barroco valenciano. Tanto esta como la portada de San Agatángelo, son obras del escultor de Estrasburgo, Nicolás de Bussi.
Interior.
El altar mayor de la iglesia con su tabernáculo de mármol de Carrara y embutidos de porcelana y alabastro, fue diseñado en 1742 por Jaime Bort y construido en Génova por Pietro Antoni Garoni. El escultor José Artigues, autor de la pechinas de la cúpula (1727) que nos muestran los cuatro evangelistas, inició también la talla del retablo principal y camarín de la Virgen de la Asunción, patrona de la ciudad. A su muerte en 1733, Juan Bautista Salvatierra continuó los trabajos de talla, que fueron dorados por Diego Tormos.
La Capilla de la Comunión fue la última parte de la iglesia construida. Es de estilo neoclásico y está presidida por un retablo de mármol que nos muestra al Sagrado Corazón de Jesús. Se halla rematado con las figuras de las tres Virtudes Teologales: Fe, Esperanza y Caridad. En esta misma capilla podemos contemplar las imágenes originales de Santa Teresa de Jesús, Santo Tomás de Aquino y de los cuatro Evangelistas, talladas en madera y decoradas para imitar mármol.
También es de gran interés la sacristía del templo cuya decoración no se vio afectada por el incendio de 1936. Los muebles, cajoneras, imágenes y pinturas son originales de los siglos XVIII y XIX. En el interior de la misma, destaca la antigua capilla de San Pedro con su bóveda de cantería plana adornada con el monograma de María y la interesante escalera de acceso a las tribunas.
En ese mismo lugar en el que está ubicada la Basílica había en época musulmana la mezquita principal, que permaneció en pie hasta 1334. Sobre ella se edificó un primer templo católico probablemente de estilo gótico y de planta de cruz, que subsistiría hasta 1492.
El segundo templo era más grande y se acabó de construir en 1556, pero se hundió a causa de unas lluvias muy fuertes en 1672.
El templo actual comenzó a construirse en 1672 bajo las órdenes de Francesc Verde, sucediéndole en el cargo de maestro mayor de las obras Pere Quintana y Ferrán Fouquet y desde 1758 continuó la construcción, con sustanciosas aportaciones, el arquitecto Marcos Evangelio. Las obras acaban definitivamente en 1784.
Se pueden distinguir distintos estilos, desde el primer intento de superación del estilo desornamentado, hasta el neoclásico puro, pasando por el italianizante barroco decorativo de su fachada de la Asunción, una de las más bellas del barroco valenciano. Tanto esta como la portada de San Agatángelo, son obras del escultor de Estrasburgo, Nicolás de Bussi.
Interior.
El altar mayor de la iglesia con su tabernáculo de mármol de Carrara y embutidos de porcelana y alabastro, fue diseñado en 1742 por Jaime Bort y construido en Génova por Pietro Antoni Garoni. El escultor José Artigues, autor de la pechinas de la cúpula (1727) que nos muestran los cuatro evangelistas, inició también la talla del retablo principal y camarín de la Virgen de la Asunción, patrona de la ciudad. A su muerte en 1733, Juan Bautista Salvatierra continuó los trabajos de talla, que fueron dorados por Diego Tormos.
La Capilla de la Comunión fue la última parte de la iglesia construida. Es de estilo neoclásico y está presidida por un retablo de mármol que nos muestra al Sagrado Corazón de Jesús. Se halla rematado con las figuras de las tres Virtudes Teologales: Fe, Esperanza y Caridad. En esta misma capilla podemos contemplar las imágenes originales de Santa Teresa de Jesús, Santo Tomás de Aquino y de los cuatro Evangelistas, talladas en madera y decoradas para imitar mármol.
También es de gran interés la sacristía del templo cuya decoración no se vio afectada por el incendio de 1936. Los muebles, cajoneras, imágenes y pinturas son originales de los siglos XVIII y XIX. En el interior de la misma, destaca la antigua capilla de San Pedro con su bóveda de cantería plana adornada con el monograma de María y la interesante escalera de acceso a las tribunas.
Horario de la Basílica: Lunes a domingo: 7.00 a 13.00 y 17.30 a 21.00 h.
Horario de la Torre: Lunes a domingo: 11.00 a 14.00 y 15.30 a 17.00 h. (Junio, julio, agosto y septiembre de 11.00 a 19.00 h.)
Nuestro siguiente punto visitable fue la Torre de la Calahorra, torre vigía en su origen, pertenece al cinturón de torreones que protegía la villa murada del pueblo árabe primero, y de los conquistadores cristianos después.
Es un de los edificios que ha tenido los usos más diversos a través de su historia: torre vigía, alojamiento de alcaides, almudí o alhóndiga en donde se acumulaban diferentes cereales, hasta llegar a ser residencia de nobles y familias principales.
Hoy, tras haber sido adquirida por la Generalitat y cedida al Ayuntamiento de Elche, ha entrado en el mundo de la cultura. En sus estancias, antes ocupadas por una logia masónica, se dan conferencias; en sus salones se han expuesto cuadros de artistas ilicitanos y, siguiendo la vocación cosmopolita de este edificio, el viajero puede quedar sorprendido mientras contempla los artesonados árabes, los frescos ya restaurados, las almenas y ventanas neo-árabes, los coquetos salones donde se alojaron los reyes o las estancias subterráneas que antaño estuvieron repletas de los productos del campo.
Desde lo alto de la torre, pudimos contemplar unas impresionantes vistas de la Basílica de Santa María.
Horario: de martes a sábado de 10:00 a 14:00 y de 15:00 a 18:00
Domingos y festivos de 10:00 a 14:00 (lunes cerrado=
De camino a los Baños Árabes, pasamos por la puerta del Convento de la Mercé.
Baños árabes. Estamos ante una de las edificaciones árabes más antiguas. El infante D. Juan Manuel en 1270 donó estos baños a la orden de la Merced, cuyos monjes construyeron un magnífico convento que jugó un papel importante en la historia cultural de Elche.
Los baños restaurados en la actualidad, están ubicados en el lado norte del convento. Durante algún tiempo, sirvieron de almacén a las hermanas de la orden de Santa Clara, que lo habitaron desde 1835, año en que una gran inundación asoló su anterior monasterio.
La restauración actual de los baños permite dar al visitante una idea muy precisa del ritual que los árabes usaban con respecto a su aseo y purificación por medio del agua. Un sistema de alumbrado en semipenumbra, una melodía árabe muy adecuada, unas oraciones dirigidas al profeta y el borboteo constante del agua, sin duda llevarán al viajero a entrar en otras épocas.
Es un de los edificios que ha tenido los usos más diversos a través de su historia: torre vigía, alojamiento de alcaides, almudí o alhóndiga en donde se acumulaban diferentes cereales, hasta llegar a ser residencia de nobles y familias principales.
Hoy, tras haber sido adquirida por la Generalitat y cedida al Ayuntamiento de Elche, ha entrado en el mundo de la cultura. En sus estancias, antes ocupadas por una logia masónica, se dan conferencias; en sus salones se han expuesto cuadros de artistas ilicitanos y, siguiendo la vocación cosmopolita de este edificio, el viajero puede quedar sorprendido mientras contempla los artesonados árabes, los frescos ya restaurados, las almenas y ventanas neo-árabes, los coquetos salones donde se alojaron los reyes o las estancias subterráneas que antaño estuvieron repletas de los productos del campo.
Desde lo alto de la torre, pudimos contemplar unas impresionantes vistas de la Basílica de Santa María.
Horario: de martes a sábado de 10:00 a 14:00 y de 15:00 a 18:00
Domingos y festivos de 10:00 a 14:00 (lunes cerrado=
De camino a los Baños Árabes, pasamos por la puerta del Convento de la Mercé.
Baños árabes. Estamos ante una de las edificaciones árabes más antiguas. El infante D. Juan Manuel en 1270 donó estos baños a la orden de la Merced, cuyos monjes construyeron un magnífico convento que jugó un papel importante en la historia cultural de Elche.
Los baños restaurados en la actualidad, están ubicados en el lado norte del convento. Durante algún tiempo, sirvieron de almacén a las hermanas de la orden de Santa Clara, que lo habitaron desde 1835, año en que una gran inundación asoló su anterior monasterio.
La restauración actual de los baños permite dar al visitante una idea muy precisa del ritual que los árabes usaban con respecto a su aseo y purificación por medio del agua. Un sistema de alumbrado en semipenumbra, una melodía árabe muy adecuada, unas oraciones dirigidas al profeta y el borboteo constante del agua, sin duda llevarán al viajero a entrar en otras épocas.
Horario: de martes a sábado de 10:00 a 14:00 y de 15:00 a 18:00.
Domingos y festivos: de 10:00 a 14:00 (lunes cerrado)
Precio: entrada individual 1€ / entrada grupos / estudiantes: 0,50€
En nuestro paseo por Elche y antes de acercarnos a uno de los puntos obligados de visita en la ciudad: el Huerto del Cura, fuimos dando un paseo por la ribera del río Vinalopó y por la calle Alfonso XII hasta llegar a la Iglesia de San José.
Por el camino, vimos el Ayuntamiento y la Plaza, en donde estaban vendiendo palmas para el Domingo de Ramos.
Iglesia de San José.
Por el camino, vimos el Ayuntamiento y la Plaza, en donde estaban vendiendo palmas para el Domingo de Ramos.
Iglesia de San José.
Prácticamente volviendo sobre nuestros pasos nos dirigimos a nuestro último punto en la visita a Elche: el Huerto del Cura.
Para terminar nuestro paseo por Elche, nos acercamos al Huerto del Cura, el cual ya habíamos visitado hace años, pero queríamos volver a verlo, para así poder fotografiar aquellos lugares más emblemáticos del mismo y poder enseñároslos a todos vosotros.
El Huerto del Cura debe su nombre al Capellán José Castaño Sánchez, que fue el cura propietario hasta el año 1918.
Es de dimensiones modestas: tiene escasamente 13.000 metros cuadrados y en él viven alrededor de 1.000 palmeras. Se puede considerar un huerto densamente poblado de datileras, protagonistas indiscutibles junto a cultivos típicos de la zona. Además de las palmeras, crecen en este jardín otros cultivos típicos del Mediterráneo español, como limoneros, naranjos, granados y azofaifos, junto a otros de clima subtropical que a través del tiempo, han ido confeccionando una bella colección de plantas procedentes de los lugares más diversos.
Lugares más emblemáticos del Huerto del Cura
La Dama de Elche
Frente a la fachada de la casa hay un paseo entre palmeras, llamado "Túnel de la Salomónica". A su izquierda puede admirarse un estanque presidido por una reproducción de la Dama de Elche, busto ibérico hallado en esta ciudad en el año 1897 y que actualmente se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.
La Casa y la Capilla
La Casa actual data del año 1940 y conserva los rasgos de la arquitectura típica de esta zona. El amplio porche orientado a levante (a cuya sombra se realizaba el trabajo de selección de los dátiles) está sostenido por columnas que son troncos de palmeras, al igual que las vigas que son también del mismo material.
Adosada a la vivienda está la Capilla del que fuera Cura del Huerto. Actualmente se conserva tal y como la construyó el capellán Castaño en el año 1900, a excepción del retablo del altar, de estilo barroco popular castellano del siglo XVIII y añadido a la capilla por los actuales propietarios del huerto.
Camino de la Imperial
Situándonos de nuevo en la puerta de entrada y dando la espalda a la misma, existe otro paseo entre palmeras. A su izquierda queda un pequeño estanque con el busto del escritor Federico García Sanchiz, obra del escultor valenciano Mariano Benlliure.
La Palmera Imperial
Ella es el motivo de la popularidad que tiene el Huerto del Cura. Su nombre se debe a la Emperatriz Elisabet de Austria (Sissi), a quien se la dedicó el capellán Castaño cuando aquella visitó el Huerto en el año 1894. Recuerdo de esta visita es también el busto de la Emperatriz situado a la cara norte de la Palmera Imperial.
Este ejemplar de palmera es único por su grandiosidad. Su rareza estriba en que los hijuelos que generalmente nacen en esta especie al pie de los ejemplares jóvenes entre 10 y 15 años de edad, surgieron aquí cuando la palmera madre tenía más de 30 años y a una altura nada común de 2 metros sobre el suelo, con una singular sincronización de tiempo y altura que formaron el gran candelabro vegetal que es hoy y que constituye un ejemplar realmente raro entre las palmáceas.
Este formidable candelabro de ocho brazos sobrepasa con mucho las 8 toneladas de peso, alimentándose exclusivamente con la savia que proporciona el tronco central. Su edad es de 165 años, a lo largo de los cuales, las diferencias de crecimiento y grosor de los hijuelos se han hecho patentes.
La Rocalla
Una de las zonas que actualmente despierta más interés entre los visitantes del Huerto es la rocalla, que cuenta con una excelente colección de cactus y plantas crasas, propias de las regiones más secas de nuestro planeta y que se han adaptado a esta tierra.
Esculturas
Frente a la cara oeste de la Palmera Imperial se encuentra el busto en piedra de Juan Orts Roman, estudioso erudito de Elche, de sus palmeras y de su Misterio. Fue propietario del Huerto desde 1940 a 1958 y gracias a sus esfuerzos en 1943 el Huerto del Cura obtuvo la distinción de Jardín Artístico Nacional.
En la parte norte de la rotonda central se encuentra un busto dedicado al Rey D. Jaime I el Conquistador, que liberó a la villa de Elche del dominio árabe en el siglo XIII. A este rey se le atribuye la primera protección del palmeral. Según la tradición, contra la costumbre de la época, prohibió la destrucción del bosque que rodeaba la ciudad.
Muy cerca del busto del Rey D. Jaime se encuentra el grupo escultórico móvil denominado "La Torre de Babel", obra del artista cinético alicantino Eusebio Sempere.
El Huerto del Cura debe su nombre al Capellán José Castaño Sánchez, que fue el cura propietario hasta el año 1918.
Es de dimensiones modestas: tiene escasamente 13.000 metros cuadrados y en él viven alrededor de 1.000 palmeras. Se puede considerar un huerto densamente poblado de datileras, protagonistas indiscutibles junto a cultivos típicos de la zona. Además de las palmeras, crecen en este jardín otros cultivos típicos del Mediterráneo español, como limoneros, naranjos, granados y azofaifos, junto a otros de clima subtropical que a través del tiempo, han ido confeccionando una bella colección de plantas procedentes de los lugares más diversos.
Lugares más emblemáticos del Huerto del Cura
La Dama de Elche
Frente a la fachada de la casa hay un paseo entre palmeras, llamado "Túnel de la Salomónica". A su izquierda puede admirarse un estanque presidido por una reproducción de la Dama de Elche, busto ibérico hallado en esta ciudad en el año 1897 y que actualmente se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.
La Casa y la Capilla
La Casa actual data del año 1940 y conserva los rasgos de la arquitectura típica de esta zona. El amplio porche orientado a levante (a cuya sombra se realizaba el trabajo de selección de los dátiles) está sostenido por columnas que son troncos de palmeras, al igual que las vigas que son también del mismo material.
Adosada a la vivienda está la Capilla del que fuera Cura del Huerto. Actualmente se conserva tal y como la construyó el capellán Castaño en el año 1900, a excepción del retablo del altar, de estilo barroco popular castellano del siglo XVIII y añadido a la capilla por los actuales propietarios del huerto.
Camino de la Imperial
Situándonos de nuevo en la puerta de entrada y dando la espalda a la misma, existe otro paseo entre palmeras. A su izquierda queda un pequeño estanque con el busto del escritor Federico García Sanchiz, obra del escultor valenciano Mariano Benlliure.
La Palmera Imperial
Ella es el motivo de la popularidad que tiene el Huerto del Cura. Su nombre se debe a la Emperatriz Elisabet de Austria (Sissi), a quien se la dedicó el capellán Castaño cuando aquella visitó el Huerto en el año 1894. Recuerdo de esta visita es también el busto de la Emperatriz situado a la cara norte de la Palmera Imperial.
Este ejemplar de palmera es único por su grandiosidad. Su rareza estriba en que los hijuelos que generalmente nacen en esta especie al pie de los ejemplares jóvenes entre 10 y 15 años de edad, surgieron aquí cuando la palmera madre tenía más de 30 años y a una altura nada común de 2 metros sobre el suelo, con una singular sincronización de tiempo y altura que formaron el gran candelabro vegetal que es hoy y que constituye un ejemplar realmente raro entre las palmáceas.
Este formidable candelabro de ocho brazos sobrepasa con mucho las 8 toneladas de peso, alimentándose exclusivamente con la savia que proporciona el tronco central. Su edad es de 165 años, a lo largo de los cuales, las diferencias de crecimiento y grosor de los hijuelos se han hecho patentes.
La Rocalla
Una de las zonas que actualmente despierta más interés entre los visitantes del Huerto es la rocalla, que cuenta con una excelente colección de cactus y plantas crasas, propias de las regiones más secas de nuestro planeta y que se han adaptado a esta tierra.
Esculturas
Frente a la cara oeste de la Palmera Imperial se encuentra el busto en piedra de Juan Orts Roman, estudioso erudito de Elche, de sus palmeras y de su Misterio. Fue propietario del Huerto desde 1940 a 1958 y gracias a sus esfuerzos en 1943 el Huerto del Cura obtuvo la distinción de Jardín Artístico Nacional.
En la parte norte de la rotonda central se encuentra un busto dedicado al Rey D. Jaime I el Conquistador, que liberó a la villa de Elche del dominio árabe en el siglo XIII. A este rey se le atribuye la primera protección del palmeral. Según la tradición, contra la costumbre de la época, prohibió la destrucción del bosque que rodeaba la ciudad.
Muy cerca del busto del Rey D. Jaime se encuentra el grupo escultórico móvil denominado "La Torre de Babel", obra del artista cinético alicantino Eusebio Sempere.
Os dejo unas cuantas fotos más de este bello paraje en el centro de la ciudad de Elche, de obligada visita.
Espero que os haya gustado nuestro paseo por Elche.
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