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Visita a Candelario

Historia de Candelario

La villa de Candelario se escalona en la ladera de la sierra de su mismo nombre, lo que hace inevitable que su entramado callejero sea complicado, con las calles principales en el sentido de la pendiente y las calles y callejas secundarias transversales a las anteriores. Esta falta de horizontalidad confiere a sus rincones un sabor y una estética especial y, en consecuencia, el paseo por el interior de su casco urbano es cansado, pero siempre relajante y placentero.

Esta estética tan especial y el hecho de ser uno de los núcleos mejor conservados de la provincia, le mereció la declaración en 1975 de Conjunto Histórico-Artístico. Sus callejas estrechas y empedradas son recorridas por sus conocidas regaderas  (canalillos de agua cristalina recogida de las nieves de su sierra ) con curvas y recovecos que sorprenden al visitante que se adentra en ellas.

La villa surgió en el Barrio Somero, aquel que levantaran los pastores astures. Este barrio, hoy desaparecido, se encontraba a la derecha del inicio del camino de Navacarros y después se fue ampliando en torno a la Iglesia y a un lado de esta, se situó la judería, lo que actualmente se conoce como Barrio de los perros. En la parte baja de la ladera se encontraban la Ermita del Santísimo Cristo del Refugio o el Humilladero. El resto del pueblo se fue construyendo mucho más tarde, desde la Corredera, y en especial a partir del siglo XVIII cuando se inició la expansión de la industria chacinera.

Cómo llegar

La Villa de Candelario está situada a más de 1.100 metros de altitud, en el borde meridional de Castilla y León y colgada sobre la ladera de su propia sierra: La Sierra de Candelario, emplazada en el Macizo de Gredos. A 220 Km. de Madrid, a 72 Km. de Salamanca y a 4 Km. de Béjar, a 45 Km. de Plasencia , a 20 Km. de Hervás y a 50 de La Alberca.

Candelario, es uno de los pueblos mejor conservados de la provincia de Salamanca, que junto a su arquitectura tradicional serrana, sus calles empedradas, sus batipuertas y regaderas, le mereció la declaración de Conjunto Histórico-Artístico en 1975.

Qué ver

Su estructura urbana de Candelario está muy condicionada por la topografía motañosa y paisajistica de la cual hace diferente a esta localidad del resto de la comarca que la rodea. La espina dorsal la constituyen cuatro calles que siguen las líneas de máxima pendiente haciendo que el casco se agrupe longitudinalmente en torno a ellas. Estas calles se van uniendo de formal transversal por otras secundarias.

Sus calles son empinadas y el agua un complemento más de ellas. discurriendo entre sus calles como un laberinto, desde la fuente de la Cruz de Piedra y los neveros de la alta sierra hasta el hermoso Humilladero.
Casas con sus típicas “batipuertas”, muros anchos de piedra, de más de dos pisos, condicionadas por la tradición chacinera de Candelario. Tejados de grandes aleros y grandes galerías con balconadas unos para proteger de la nieve y otras destinadas a secaderos de embutido. Cuentan las casas con huecos adintelados en piedra berroqueña, madera, paredes encaladas y medianerías vistas protegidas con teja o madera.

Ayuntamiento de Candelario

En el año de 1894-95 se construyó este magnífico edificio que será el Ayuntamiento de Candelario fue construido por el famoso arquitecto catalán Benito Guitart Truls. Tiene cuatro plantas, en la primera estaban la cárcel, la oficina de telégrafos y la de correos, esta sigue estando en este momento. En la segunda el salón de plenos, la alcaldía, la secretaría (estos siguen igual) y el juzgado (ahora en la tercera). En la tercera las viviendas del telegrafista, el alguacil y del secretario (después fueron para los maestros hasta hace pocos años). Y en la cuarta el desván.


Ermita del santisimo cristo del refugio

Esta ermita recibe al visitante nada más entrar en la Villa de Candalario y es denominada la ermita del Santo Cristo del Refugio, en una gran explanada presidida por la Cruz de término. El interior descansa el Cristo del Refugio, de gran devoción por parte de los vecinos de la localidad.

Preside la ermia un retablo rococó, con estípites que enmarcan dos hornacinas rematados en los escudos de la orden, cobijando una de ellas una talla excepcional de San Vicente Ferrer, y la central el llamado Cristo del Refugio, una pequeña talla de un crucificado que seguramente sea de finales del siglo XVI. Los escudos del retablo, con las armas de los Zúñiga, se encuentran colocados en las paredes de la nave y a juzgar por su tamaño el retablo debió ser de gran calidad y de dimensiones considerables.




Parroquia de la Virgen de la Asunción de Candelario

Es, sin duda, el edificio más sobresaliente de la villa de Candelario. De grandes proporciones, en él  se mezclan  diferentes estilos arquitectónicos ( mudéjar, barroco, románico y gótico). Su interior lo componen  tres naves, separadas por grandes arcos semicirculares.

En la nave central se encuentran el altar mayor, cubierto por  un artesonado mudéjar en cuyo  retablo hay una alegoría de la Asunción de la Virgen  María. En las naves laterales encontramos ricos altares el de los Sagrados Corazones; Santa Ana, patrona del pueblo, o el del Cristo de la Misericordia. Entre los retablos sobresale el dedicado a los Mártires, obra de talla y pincel sobre tabla del siglo XVI.

La fachada está decorada con un rosetón de complicada tracería gótica y en lado norte destaca una sencilla portada con arquivoltas y las armas de los Zúñiga, duques de Béjar y señores de la villa de Candelario.

La primera piedra se colocó en 1329 aunque su construcción debió ser deficiente, ya que en el siglo XVII se hundió parte de su fábrica, procediéndose a la edificación de otra por iniciativa del duque de Béjar, que contribuyó  con fondos propios a la reconstrucción de la misma, de ahí que en la portada del lado norte figure el escudo de la casa ducal.

En la torre del templo, de 28 metros y entrada exterior, se instaló el reloj que marcaba el tiempo de la villa. Al igual que la iglesia, la torre primitiva era mucho más esbelta, pero en 1929, durante una tormenta, parte de ella se hundió y al reconstruirse ya no se remató.







Las Regaderas de Candelario

Las regaderas son un elemento singular de este pueblo. Se trata de una especie de pequeños canales que cruzan toda la localidad desde lo alto de la villa hasta su parte más baja. Estas regaderas que adornan las callejas de la localidad sirven para el riego de las huertas cercanas y tuvieron la utilidad de arrastrar los despojos y la sangre del gorrino en época de matanza. Las aguas proceden de los manantiales y del deshielo de la sierra próxima. Las regaderas reflejan un estilo de vida de unos habitantes sujetos a las hostilidades del medio y que con imaginación construyeron elementos domésticos y populares que han dado estilo y carácter al pueblo.

 

 




Las Batipuertas

Uno de los elementos más curiosos y fácilmente reconocibles de la casa, que llega a singularizarla, es la batipuerta que protege su acceso desde el exterior. Con ese nombre nos referimos a la media puerta que antecede y protege a la propia de la vivienda. De madera y con un remate superior variable en su diseño parece reunir diferentes funciones, referidas a este interesado, por los más mayores del lugar, en el trabajo de campo llevado a cabo a lo largo de los años.

Para unos defendía la casa de los rigores climáticos fundamentados en forma de las frecuentes nevadas que se acumulaban en calles y accesos. Para otros permitían el airear la vivienda sin temor a que entraran algunas ganaderías de las que merodeaban frecuentemente por las calles de la localidad.

Por último, para muchos, formaban parte del quehacer cotidiano de la casa, permitiendo que desde el interior de la misma, desde el portal, el matarife, pudiera asestar a las reses el golpe definitivo que pusiera fin a su vida e iniciara el proceso de la matanza. De hecho, en algunas de ellas podrá ver una curiosa anilla de hierro y algún gancho, del mismo material por el que se hacía pasar la cuerda que sujetaba a la res, para tirar desde su interior y acercarla hasta la batipuerta, facilitando así el trabajo del sacrificio sin temor a golpes, cornadas o dentelladas.

 


Os dejamos con unas cuantas imágenes más de las calles de Candelario.

 

 









 







 

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