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Visita a Pedraza

Aprovechando el puente de los Difuntos del 2013 y que el tiempo animaba a hacer una escapada, nos acercamos a la villa medieval de Pedraza, declarada Conjunto Monumental en 1051. Un lugar excelente para pasear y disfrutar de un entorno privilegiado lleno de autenticidad y belleza. ¿Os venís?

Introducción general

Situada a 1073 metros de altitud en el piedemonte segoviano, el promontorio pétreo en el que actualmente se asienta la población está orillado por los arroyos San Miguel y Vadillo que poco más abajo confluyen y se convierten en el Cega. La configuración geográfica de Pedraza favorece un asentamiento temprano; hay indicios de población prehistórica en los valles que arropan al río Cega y se han encontrado restos junto a la actual explanada del castillo de cerámica hecha a mano que hacen suponer que la propia roca donde hoy se asienta Pedraza estaba ya habitada hacia el siglo IV a.C., por un núcleo de población celtibérica. Posteriormente, hay certeza de una ocupación en época romana, incluso existe una teoría que sitúa el origen el emperador Trajano en Pedraza.

Pero hemos de dar un salto a la Edad Media para encontrar datos más fiables, ya que el primer documento histórico que aparece Pedraza nos remite al siglo X, en que el conde Fernán González lanza una ofensiva en la Cordillera Central y arrebata a los árabes las plazas de Sepúlveda, Pedraza y Segovia ocupando la Extremadura castellana desde el Duero hasta la Sierra. Posteriormente es de nuevo tomada por los árabes y no es hasta el siglo XI cuando se reconquista y queda definitivamente delimitada la frontera entre Castilla y Al-Andalus. Es entonces cuando aparecen las llamadas Comunidades o Universidades de Tierra, a través de los cuales se realizó la colonización y repoblación de las tierras reconquistadas. Se trataba de concejos comuneros que eran la federación de varios municipios enmarcados dentro de una cierta unidad geográfica, histórica y cultural que se autogobernaban, reclutaban tropas, recaudaban tributos y administraban justicia a sus ciudadanos no teniendo que responder ante el rey o señor más que en última instancia. La Comunidad de la Villa y Tierra de Pedraza abarca hoy 18 municipios y funciona como una institución administrativa de su patrimonio comunal.

Desde mediados del siglo XIV Pedraza fue dominio señorial, situación que se mantuvo hasta comienzos del siglo XIX en que los señoríos fueron abolidos. D. Bernardino Fernández de Velasco, Condestable de Castilla y primer duque de Frías obtiene el señorío de Pedraza en el siglo XV a través de una dote matrimonial. Con ello, Pedraza pasa a ser residencia de varios señores de la poderosa Casa de Velasco, condestables de Castilla desde mediados del siglo XV a mediados del XVI. A partir de la llegada de los Velasco, la villa comienza a llenarse de casas nobles cubiertas de blasones. Además los ganaderos más ricos acuden a avecindarse en la villa, pues ello les da derecho a que sus ovejas merinas pasten en prados comunales.

Los siglos XVI y XVII corresponden a la época de mayor esplendor de Pedraza, gracias a la cabaña de ovejas merinas y al Honrado Concejo de la Mesta, una tupida red de cañadas para facilitar el tráfico ganadero que llegó a controlar tres millones de cabezas. Los talleres segovianos se hicieron famosos en toda Europa y la lana castellana abastecía talleres de Brujas y Florencia.

En el siglo XVIII comienza a apuntarse una decadencia que se acentuará de forma brusca en el siglo XIX como consecuencia de la crisis ganadera que afectará a toda la meseta. Además se produce la abolición del antiguo régimen señorial de 1811 en las Cortes de Cádiz, uno de los cuales era el ejercido en Pedraza por el Duque de Frías. Por otro lado, se abre paso una transformación de los antiguos lugares de la Comunidad de la Tierra en concejos con Ayuntamiento propio, con lo que Pedraza queda en pie de igualdad con respecto a los municipios de su Tierra.

Como consecuencia del proceso de despoblación del campo que marca los inicios del siglo XX y que continuará agravándose hasta bien pasada su primera mitad,las casas quedan abandonadas, expuestas a la ruina, y se venden a bajo precio. Este es el factor que contribuyó a dar un giro a la situación, a que se produjera el golpe de péndulo al retorno, que en Pedraza se inició en los años sesenta consolidándose ya en los ochenta.La gente de la ciudad compraba y restauraba casas para convertirlas en segunda residencia y ese flujo cada vez mayor de urbanitas que llegan a la zona en fines de semana y festivos impone un esquema y un ritmo económico diferentes a los tradicionales.

El pulso inusitado recuperado por Pedraza es un mérito reconocido recientemente por la fundación internacional Europa Nostra, que en 1996 concedió a Pedraza un diploma "por la recuperación de la vida de esta Villa Medieval amurallada, mediante una respetuosa rehabilitación de sus viejos edificios, con la frecuente colaboración de la iniciativa privada".



Empezamos el paseo

Iniciamos nuestro paseo por la villa medieval de Pedraza aparcando a las afueras de la misma, pero si llegáis tarde este aparcamiento estará lleno, asíque tendréis que aparcar en el aparcamiento de la Florida cerca del castillo de la localidad.

Y entramos en el recinto histórico pasando por la Puerta o Arco de la Villa.




       



Nada más entrar, nos encontramos con la Cárcel Medieval que se puede visitar en visita guiada.

Es un edificio medieval del siglo XIII y reconstruido en el XVI propiedad de la Comunidad de la Villa y Tierra de Pedraza que se abrió al público el 1 de abril de 1994 gracias al esfuerzo de la Fundación Villa de Pedraza, que desde entonces la gestiona y cuyos guías colaboradores se ocupan de mostrarla.


   

Se puede ver cómo era una mazmorra, los cepos para manos y pies con que se sometía a los presos, la gran chimenea con escudo de las dependencias del carcelero, las lóbregas mazmorras de los pisos bajos, etc...






















Se visita los sábados, domingos y festivos de 11:30 a 14:00 y de 15:30 a 19:30. Los días laborables visitas concertadas para grupos.
Siguiendo la Calle Real, llegamos al centro neurálgico de la ciudad: su Plaza Mayor.

La Calle Real es la espina dorsal del pueblo. Los edificios más notables están en esta milla dorada; enseguida llama la atención una casa con balcón de esquina, es la llamada Casa de Pilatos, un caserón del siglo XVI que perteneció a la familia Ladrón de Guevara.




La Plaza Mayor es la quintaesencia de la villa. Una plaza castellana hasta la médula, que se ha ido formando poco a poco a lo largo de los años. Irregular, bastante anárquica, y bastante destartalada, es una plaza hecha a retazos, con derribos aprovechados. Nadie la diseñó, y es hermosa, una de las plazas mayores más hermosas de España.

El conjunto más llamativo son las casas porticadas frente a la iglesia. Originalmente dos casas del siglo XVI convertidas luego en cuatro viviendas. Los soportales se añadieron con posterioridad una vez que los señores feudales abandonaron el castillo al perder sus privilegios sobre la villa. De hecho los fustes y capiteles de las columnas pudieran proceder del propio castillo.


















Iglesia de San Juan Bautista

Situada en el lado sur de la Plaza Mayor, la iglesia de San Juan Bautista, aún nos deja apreciar restos de su original estilo románico, como su altiva torre con arquería en su cima y su ábside.

 


Siguiendo por la Calle Mayor, llegaremos al Castillo, actual Museo Zuloaga.

El castillo es una fortaleza edificada en el siglo XIII y reedificada en el X. De ese siglo es la torre del homenaje. Dentro del castillo, en la escalera que da paso al aljibe, se conserva el escudo de los Herrera, anteriores a los Fernández de Velasco. Los Duques de Frías, Condestables de Castilla, volvieron a reformarlo en el siglo XVI de donde data la estructura que actualmente se ve. A este castillo se vinculan sucesos históricos como la prisión de los hijos del rey de Francisco I de Francia desde 1525 y 1529.

En 1926, cuando lo adquirió el pintor Ignacio Zuloaga, el interior del castillo estaba arruinado. Restauró una de las torres, donde instaló un taller y pintó paisajes y retratos de las gentes de Pedraza. Los herederos del artista han habilitado una segunda torre como Museo Zuloaga donde se exponen obras del pintor.

No llegamos a acceder al interior del castillo pues su precio nos pareció elevado: 6€ y además no dejaban hacer fotos, sólo en los exteriores.






Y para terminar nuestro paseo por la villa medieval de Pedraza, os dejamos unas cuantas imágenes de sus calles empedradas y con sabor a antaño.

 













 











  




Espero que os haya gustado el reportaje fotográfico sobre Pedraza y os haya animado a incluir esta bellísima localidad en vuestros planes viajeros.  cheers cheers

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