La ciudad de Ávila es «Conjunto Histórico-Artístico nacional» desde 1884 y está incluida en la lista del «Patrimonio de la Humanidad» de la Unesco desde 1985.
Muralla
Es el símbolo distintivo de la ciudad por excelencia, su esencia más profunda, su centro, su eje, su vida, su corazón. Levantada sobre una roca, la fecha de su construcción dataría de la segunda mitad del siglo XII. Tienen un perímetro de 2.516 metros, 2.500 almenas, 88 cubos, un espesor de 3 metros, una altura media de 12 metros y 9 puertas o arcos.
La Crónica de la Población de Ávila situaba su construcción en el año 1090 y señalaba a Casandro y a Florín de Pituenga maestros de la fábrica; sin embargo, las últimas investigaciones indican que la construcción debió prolongarse durante el siglo XII y que se realizó sobre una muralla anterior.
Puerta de Santa Teresa
Puerta del Carmen
Puerta del Alcázar
Puerta de San Vicente
Puerta del Mariscal
Basílica de San Vicente
La Basílica de San Vicente se levanta en el lugar donde la tradición señala fueron martirizados Vicente, Sabina y Cristeta. Su construcción se inicia hacia 1130 y se prolonga hasta fines del XII. La basílica de San Vicente es el gran modelo del románico en Ávila, receptor de las influencias foráneas y de la fábrica de la catedral, es al mismo tiempo difusor del estilo en la ciudad.
Pórtico principal. Decorado con la finalidad de acoger y evangelizar a través del arte. Jesucristo está en el parteluz, el medio de la puerta. Para incrementar la sensación de acogida, le rodean los apóstoles, aquí diez, ya que la obra no se concluyó.
La enseñanza religiosa se plasma en tres conjuntos iconográficos:
- arriba, la resurección de los muertos, en 26 figuritas en línea;
- en el tímpano, la parábola del pobre Lázaro y el rico Epulón en dos escenas;
- en la entrada, el bien y el mal.
Portada sur. Tiene tres esculturas románicas y dos protogóticas colocadas en una reforma del siglo XIV.
Interior. Planta de cruz latina dotada de tres ábsides, tres puertas y tres naves, todo ello habitual en el arte románico. Cuenta con dos añadidos, ambos del siglo XV: la sacristía y el pórtico, compuesto por una elegante arcada inspirada en el modelo del románico segoviano.
Virgen de la Soterraña, románica. Según una tradición, la imagen era del tiempo de los Apóstoles, y habría sido enterrada a la llegada de los musulmanes, de ahí su nombre. Fernando III el Santo y Santa Teresa de Jesús, la tenían gran devoción.
Cabecera. Románica. Bóvedas de medio cañón con arcos fajones y decoración de arcos ciegos. La pintura en rojo imita a la piedra de dos colores de la cabecera de la Catedral. El Retablo Mayor es barroco del siglo XVIII.
Esculturas de los hermanos. Piezas originales protogóticas, como se ve en las catas que hay en las rodillas; en el siglo XV fueron moldeadas de nuevo con yeso.
Sepulcro de San Pedro del Barco, eremita de Barco de Ávila del siglo XII. Ante la disputa del cadáver del santo, se le colocó sobre una mula para determinar el lugar de enterramiento. El animal estampó su huella, aún visible, en el lugar elegido.
Sepulcro. Protogótico. Narra la tragedia de los hermanos. El baldaquino que lo cubre es del siglo XV.
Virgen con Niño. Gótica del XV. Madre e Hijo intercambian miradas y caricias con cariño. Destacan los mantos: el del Niño con castillos y leones - símbolo de realeza - y mudéjar para María.
Impresionante basílica, desafortunadamente nunca habíamos tenido la ocasión de entrar porque siempre había estado cerrada y esta vez lo hemos conseguido. Auténtica obra de arte.
Catedral de Ávila
La Catedral de Ávila fue proyectada como templo y fortaleza, siendo su ábside uno de los cubos de la muralla. Es la primera Catedral gótica de España, siendo la zona construida por Fruchel de estilo románico de transición al gótico. Del siglo XIII son el primer cuerpo de las torres y las naves y del XIV el segundo cuerpo de las torres (una de ellas incabada), el claustro, las bóvedas y los arbotantes. Ya en el siglo XV se terminan todas las obras de la catedral y en 1475 Juan Guas construye el reloj mecánico.
Puerta de los Apóstoles. Destacan en los lados del abocinado de la puerta las figuras de los Apóstoles, situados sobre finas columnillas, rematadas en ménsulas y cubiertas con doseles. De éstos arrancan cinco arquivoltas decoradas con figuras alegóricas, que representan el juicio final y la Adoración de los Magos.
Como es característico en el gótico, el tímpano está dividido en zonas horizontales, en un total de tres. Un friso decorado con escenas de la vida de Cristo; un cuerpo central en el que destaca la imagen de Cristo Rey, en el centro, a modo de medallón, y rodeado de otras figuras de Ángeles, dispuestos en dos filas, separadas por una moldura. Remata el conjunto la figura de la Virgen en el acto de su coronación.
Aparece todo ello ornamentado con motivos vegetales y protegido por un arco conopial, que remata en una crestería con pináculos, en uno de los cuales aparece una hornacina con la imagen del Salvador.
Puerta principal. Orientada al poniente, estaba formada por una portada gótica, situada en el gran pórtico que forman las dos torres, de las que sólo una fue terminada, ya en el siglo XIV, cuando el obispo don Sancho decidió terminar las obras del templo.
Ábside. Gran ábside semicircular, constancia de una catedral-fortaleza.
Claustro. Destaca en su interior la bóveda de crucería y sus veintiocho amplios ventanales góticos, con vanos y arquerías apuntadas y tres óculos en las enjutas; está coronado por una especie de crestería ya del siglo XVI, en la que intervino el gran escultor Vasco de la Zarza, del que se podrán contemplar unas bellas y sorprendentes obras.
Trascoro. Riquísima obra en caliza, extraordinaria por la abundancia y riqueza de los pormenores. Obra de Lucas Giraldo y Juan Rodríguez. Especialmente bellas las escenas de la Adoración de los Magos, al centro, de la experta mano de Giraldo, así como la magnífica figura de San Pablo al extremo derecho.
Altar Mayor. La obra magna de la pintura abulense es el maravilloso conjunto del altar mayor, comenzado por Pedro Berruquete, continuado dignamente por Santa Cruz y magistralmente concluido por Juan de Borgoña.
De Berruguete son las ocho tablas de la predela, con doctores y evangelistas, la Fragelación y la Oración del Huerto, ésta última terminada al parecer por Santa Cruz y quizá el esbozo de la tabla central superior, continuada por Borgoña.
Santa Cruz continuó la obra a la muerte de Berruguete (1522). Son obra suya la Crucifixión y las dos magníficas de la Resurrección y Epifanía.
Borgoña hizo el resto y dio forma al conjunto: las tablas de la Anunciación, Nacimiento, Transfiguración en el centro bajo; la bajada de Cristo a los infiernos y la Presentación de Jesús en el Templo.
Sta. María la Mayor o Virgen del Pastel con el Niño portando en su mano el globo del mundo. De piedra policromada gótica del siglo XIII.
Coro. Extraordinaria obra escultórica en la que intervinieron Juan Rodríguez, Lucas Giraldo, Isidro de Villoldo, Pedro de Salamanca y Cornelio de Holanda entre los años 1536 y 1540. Está compuesto por setenta y seis asientos dispuestos en dos alturas, qeu recogen relieves y esculturas de un buen número de santos.
Sepulcro del Tostado. Se trata del enterramiento de D. Alonso de Madrigal o D. Alonso Tostado o sencillamente "El Tostado", que fue Obispo de esta Diócesis e importante teológo de del siglo. Obra de Vasco de la Zarza. El Tostado es representando ya al final de su vida, casi ciego, escribiendo, aunque vestido de pontificial, como queriendo hacer recordar ese dicho popular de que "escribes más que el Tostado".
Vidrieras. Los grandes conjuntos de vidrieras, que van sobre el ingreso a la girola en ambas partes, son de estética renaciente y atribuibles a Alberto y Nicolás de Holanda.
Capilla de San Bernabé. Contiene un hermoso retablo, en alabastro, que preside un atado a la columna, que fue esculpido por Isidro de Villoldo, así como los cuatro relieves de madera lacada en blanco, como el mármol de los pobres, que están situados en los testeros y representan la Resurrección y escenas de la Pasión.
Capilla de San Segundo. Patrón de Ávila.
Otras fotos de la Catedral de Ávila.
Casa de la Misericordia
Conocida por el relieve de su portada como casa del Caballo. Este edificio fue el hospital de San Martín, fundado y dotado por el racionero de la catedral Rodrigo manso a mediados del siglo XVI.
Casa de las Carnicerías
Construida a finales del siglo XVI por iniciativa municipal. Adosada a la muralla, es testimonio de la vinculación de ésta al resto de las arquitecturas de la ciudad.
Iglesia de San Pedro
La iglesia de San Pedro se levanta en la plaza del Mercado Grande. Se planteó de forma similar a San Vicente, pero su larga construcción determinó que no se levantasen las tribunas proyectadas, que la torre se adosase al ábside septentrional y que en la organización del hastial occidental se dispusiese una portada sin decoración historiada rematada por un rosetón de estética cisterciense.
Capilla de las Nieves
Fue construida a fines del siglo XV por Dª María Dávila, sobre el solar que ocupó la principal sinagoga de Ávila llamada de Belforad. En la tradición popular se mantuvo el nombre de casa del rabino para la vivienda que se encontraba en el callejón de las Nieves.
El Mercado Chico
Ha sido y continúa siendo el centro neurálgico de la ciudad, lugar de mercado, de reunión del Concejo, de celebraciones. En su construcción intervinieron varios arquitectos. Se inició a finales del siglo XVIII con trazas de Antonio Cuerbo, pero la plaza no será concluida hasta el siglo XIX. El ayuntamiento es obra de Vázquez de Zúñiga de 1865.
Torreón de los Guzmanes
Es la sede de la Diputación Provincial. Los primeros datos documentales de esta casa son de 1513, pero es posible que en esos años ya estuviera iniciada su construcción y que el Licenciado Múxica emprendiese en esas fechas diversas reformas en la misma.
El patio formado por arcos rebajados rematados con rosetas y su imponente torreón esquinado convierten a esta edificación en una de las más destacadas de la arquitectura civil abulense.
Casa de Blasco Núñez Vela
La familia de los Núñez Vela, señores de Tabladillo, vivían en esta zona al menos desde 1403, fecha en la que consta la compra de varias edificaciones en este sector. El palacio actual fue edificado por Blasco Núñez Vela, primer virrey del Perú, y su esposa Brianda de Acuña haca 1541. Su fachada es de una gran sencillez y repite la tipología característica de las casas levantadas a mediados del siglo XVI.
Convento de Santa Teresa
Las trazas son del arquitecto carmelita Fray Alonso de San José, la iglesia es barroca, obedece a la estética de su tiempo; responde a la tipología de la Orden, planta de cruz latina de una sola nave y dos de capillas laterales. En el exterior se organiza un triple pórtico formado por arcos de medio punto, y en la fachada destacan los escudos de los Cepeda y Ahumada, los de la Orden Carmelita, el del Conde Duque de Olivares, el de Intendencia (cuerpo miliar del que es patrona) y el de Doctora de la Iglesia.
Iglesia de Santiago
Es de origen románico aunque fue ampliada y reformada en los siglo XIV y XVI. Según la tradición era donde se armaban los caballeros de la Orden de Santiago. Su torre octogonal es un modelo único en la ciudad. La iglesia fue reedificada por iniciativa de Fray Francisco Ruiz, consta de una sola nave de gran amplitud y capillas entre sus contrafuertes, su capilla mayor es ochavada y de amplias proporciones. El acceso al interior se hace mediante un pequeño pórtico de estética renaciente pero que mantiene la tradición gótica en su abovedamiento de crucería.
Real Monasterio de Santo Tomás
D. Hernán Núñez Arnalte, tesorero y secretario de los Reyes Católicos, es el fundador de la parte más antigua del monasterio. Pero falleció antes de empezar su proyecto, y dejó un testamento en el cual pidió a Fr. Torquemada y a Doña María Dávila que continuaran su trabajo, construyendo un convento dedicado a Santo Tomás de Aquino, de la orden de Santo Domingo.
La edificación comenzó el 11 de abril de 1482 bajo la dirección de Martín de Solórzano. Se construyó el claustro del noviciado que por si solo ya podía constituir un convento.
Fachada de la iglesia. La iglesia se distingue por su inmensa fachada, dibujada por un gran arco escarzano y dos manchones. Estos forman una "H", letra inicial de Hispanidad.
Las bolas que corren a lo largo de los manchones abundan en todo el edificio.
Además, podemos ver diez estatuas del arte burgalés de Gil de Siloé y Diego de la Cruz, bajo doseles y pináculos. Las más cercanas a la puerta representan la Anunciación.
En la mitad de la fachada se sitúa un gran rosetón que da luz al coro y la iglesia y un poco más arriba, el escudo de los Reyes Católicos sostenido por un águila.
Claustro del Noviciado. Es el primero y más antiguo de los tres claustros del monasterio. Sus pequeñas dimensiones (12,70 x 14,40 metros) y su falta de ornamentación le da una gran sobriedad. Este claustro es de estilo toscano. Tiene dos pisos desiguales, en granito, de 20 arcos y 20 columnas sin basamento y de forma ortogonal, mientras que en el piso superior los arcos son escarzano y de amplias circunferencias. El destalle más original de este claustro es el pozo, que en lugar de estar en el centro del patio, se encuentran en un lateral.
Claustro del silencio. Se llama también Claustro de los Difuntos porque los frailes eran antes enterrados aquí.
El claustro tiene unas medidas de 19,40 por 20,90 metros y se compone de dos plantas. Consta de 18 arcos, con dos puertas de acceso en su parte interior, y de 38 arcos polilobulados en su parte superior.
Destaca abajo en primer lugar, la bóveda de crucería, claramente de estilo gótico. Los adornos que decoran la bóveda son casi en su totalidad de 1935. Los capiteles que ornamentan la parte inferior del claustro y que sostienen las pilastras son distintos. Los muros del interior permiten contemplar un total de siete puertas que comunican con diferentes dependencias. El claustro cuenta también con un rincón recoleto donde los religiosos se lavaban las manos antes de pasar al refectorio.
Claustro de los Reyes. Esta zona se llama así porque fue destinada al Palacio de Verano de los Reyes Católicos.
El claustro, con sus 35 metros por 36,5 es muy amplio y luminoso. Lo forman 40 arcos por su parte inferior y 56 en la superior.
Al lado del Claustro del Silencio, carece casi de ornamentación, a no ser por las bolas que rodean los arcos inferiores, algo propio, por otra parte, de monumentos abulenses.
Según las últimas investigaciones, el tercer claustro no habría sido construido por los Reyes Católicos, sino por Carlos V.
En el ala sur de este claustro se hallan las aulas, ya remodeladas, de la desaparecida Universidad de Santo Tomás de Ávila, establecida aquí a mediados del siglo XVI y clausurada en el siglo XIX.
Iglesia del monasterio. La nave principal tiene unas medidas de 53 metros de largo por 10,50 metros de ancho y el crucero mide 28,80 metros de largo por 10,30 metros de ancho. Es pues una joya de la arquitectura flamígera.
El crucero, delimitado por cuatro columnas, semejando ramas de palmera, forma un joyero para el sepulcro del Infante Don Juan.
El coro sorprende por su gran tamaño y su magnífica sillería. Ésta se compone de cuarenta y cinco sillas en la parte superior y treinta y cuatro en la parte inferior. Fue realizado por Martín Sánchez de Valladolid.
Retablo Mayor. Es una de las joyas de Pedro Berruguete, pintor palentino, que realizó también una parte del retablo mayor de la catedral de Ávila. Fue empezado en 1494, un año después del final de la construcción del monasterio. Diecinueve pinturas están colocadas en esta magnífica obra de estilo gótico de 21 metros de alto.
Sepulcro del Infante Don Juan. El príncipe Don Juan era el único hijo varón de los Reyes Católicos, pero murió prematuramente antes de llegar al trono. Su madre, Isabel, quiso dejar en su testamento un sarcófago de mármol para su hijo. El sepulcro es obra de Doménico di Alessandro Fancelli. Fue esculpido en Génova en los años 1511-1512 y luego colocado en la iglesia del monasterio. El príncipe, vestido de guerrero, reposa con actitud serena y muestra unos rasgos jóvenes y bellos. Los pliegues del manto son de una gran perfección. A los pies una inscripción recuerda las cualidades del príncipe y lamenta su muerte prematura.
En las ocho capillas podemos encontrar esculturas como el sepulcro de los Ávila, o el grupo que representa Domingo de Guzmán y Francisco de Asís. Destaca también la Capilla del Cristo de las Angustias, donde se encuentra el confesionario de Santa Teresa, y donde ella tuvo una visión el 15 de agosto de 1561.
Museo Oriental. El Real Monasterio de Santo Tomás alberga un museo de arte oriental. Abierto por primera vez en 1964, este museo se ha transformado con el tiempo, y hoy le componen doce salas totalmente reformadas. La presencia de estas obras procedentes de Japón, Vietnam, Filipinas y China, nunca habría sido posible en Ávila, sin la devoción de los misioneros dominicos, que las han reunido, adquiriéndolas en Oriente, en Madrid y en Portugal.
Museo de Ciencias Naturales. En este Monasterio los Padres Dominicos han guardado durante años una excelente colección de ejemplares zoológicos, que formaba parte del gabinete de historia natural del antiguo Estudio General de la Orden. Estos gabinetes eran muy frecuentes durante el siglo XIX y principios del XX. Su función básica consistía en el apoyo al estudio de las materias que conformaban la citada disciplina: Geología, Botánica, Zoología y Paleontología, en épocas donde la fotografía no era habitual.
Espero que este repaso a nuestra visita en 2008 a la ciudad de Ávila os haya gustado. Os dejo también unos enlaces a los horarios de los monumentos mencionados así como una guía-callejero de la ciudad.
Capilla de Mosén Rubí
Construcción del siglo XVI a instancias de dos familias importantes abulenses, los Bracamonte y los Herrera. En el centro de la nave se encuentra el doble sepulcro de sus fundadores: Andrés Vázquez Dávila y su esposa doña Maria Herrera. Las vidrieras son las originales del siglo XVI. Posee una esplendida sillería de nogal. El retablo del altar mayor es una obra barroca del siglo XVII.
Iglesia de Santo Tomé el Viejo
Este antiguo templo románico se ha convertido en un interesante almacén visitable del Museo de Ávila. A pesar de lo accidentado de su historia sigue siendo uno de los edificios más singulares del románico abulense. Sus portadas meridional y occidental tienen una rica decoración escultórica.
Convento de San José
El Convento de San José es un convento de carmelitas descalzas. Se trata de la primera fundación conventual llevada a cabo por santa Teresa de Jesús, quien contó con el apoyo de importantes personalidades, como el obispo Álvaro de Mendoza. Es Monumento Nacional desde 1968.
Fue construido en el año 1562, si bien la iglesia, su elemento arquitectónico de mayor interés, comenzó a levantarse en 1607. Ésta fue diseñada por el arquitecto Francisco de Mora (1553-1610), quien concibió un templo de una única nave, cubierta con bóveda vaída y cúpula en el crucero.
Su fachada principal, configurada en dos planos partidos, con frontón en la parte superior y pórtico de tres arcos en la inferior, fue una de las más imitadas en las construcciones religiosas del siglo XVII y fue adoptada como modelo de la orden carmelita.1 En su interior se encuentra la Capilla de los Guillamas, donde se guardan los sepulcros orantes de esta familia.
Monasterio de la Encarnación.
Convento de religiosas Carmelitas descalzas, entre sus paredes vivió Santa Teresa durante tres décadas y durante dos años también su confesor San Juan de la Cruz.
Iglesia de Juan.
Iniciada como románica, posee también trazas góticas y renacentistas, en su pila bautismal recibió las aguas Santa Teresa.
Restos del Convento de San Jerónimo.
Palacio del Rey Niño.
Iglesia de San Andrés.
Iglesia románica sin crucero, en extramuros de la ciudad.
Parador de Ávila.
Iglesia de San Esteban.
Originales ábsides y capiteles renacentistas en un templo originalmente románico.
Palacio de los Polentinos.
Abundante riqueza decorativa renacentista para detalles relacionados con el orgullo militar de sus antiguos moradores.
Sin duda, la ciudad de Ávila bien se merece su reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad.
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