Historia
El origen de la ciudad de Arévalo sigue siendo, por ahora, un misterio sin resolver aunque la abundancia en la zona inmediata a la localidad de yacimientos prehistóricos o históricos (romanos), hace entrever que pudiera tratarse de un enclave ya poblado en aquellos remotos tiempos. Si a esto unimos que el topónimo tiene una clara raíz céltica, no cabe descartar futuros hallazgos que clarifiquen el verdadero pasado arevalense.
La primera referencia documental a Arévalo data del año 1.090, cuando están llegando a la zona pobladores desde el norte peninsular. Rápidamente, y debido en buena parte a su privilegiada situación geográfica (durante la segunda mitad del siglo XII fue frontera entre el reino de Castilla y el de León), se convierte en una de las localidades más pobladas y prósperas del centro peninsular. El despegue demográfico hace que la población desborde la zona intramuros, asentándose una creciente comunidad en la zona de El Arrabal. La llegada de judíos y musulmanes impulsa el dinamismo de este área.
En el siglo XV, la villa adquiere una extraordinaria importancia, desde el punto de vista político, debido a las frecuentes estancias de la corte en el Palacio Real (hoy desaparecido). En dicho lugar convocó Cortes el rey Enrique IV, vivió la niña Isabel que después sería conocida como Isabel la Católica y asentó su corte su hermano, el fallido monarca infante Alfonso. También en Arévalo se firma el famoso Tratado de Tordesillas (7 de junio de 1494) por el cual España y Portugal se reparten el recién descubierto Nuevo Mundo.
Aparte de tales personajes, otros aparecen ligados a la localidad como es el caso de Ignacio de Loyola que fue educado durante su adolescencia en Arévalo o Mosén de León, hebreo autor de El Zóhar, libro fundamental para entender el misticismo de esta religión.
Testimonio vivo de estos momentos trascendentales en el devenir de la historia peninsular, son los monumentos que jalonan la localidad que fueron declarados Conjunto Histórico-Artístico en 1970.
Plaza del Arrabal e Iglesia de Santo Domingo de Silos
Desde el Medievo, esta plaza ha sido el centro comercial de la localidad. Aún hoy, bajo sus soportales, los morañegos realizan transacciones de todo tipo especialmente los martes, el día de mercado semanal.
El origen de la ciudad de Arévalo sigue siendo, por ahora, un misterio sin resolver aunque la abundancia en la zona inmediata a la localidad de yacimientos prehistóricos o históricos (romanos), hace entrever que pudiera tratarse de un enclave ya poblado en aquellos remotos tiempos. Si a esto unimos que el topónimo tiene una clara raíz céltica, no cabe descartar futuros hallazgos que clarifiquen el verdadero pasado arevalense.
La primera referencia documental a Arévalo data del año 1.090, cuando están llegando a la zona pobladores desde el norte peninsular. Rápidamente, y debido en buena parte a su privilegiada situación geográfica (durante la segunda mitad del siglo XII fue frontera entre el reino de Castilla y el de León), se convierte en una de las localidades más pobladas y prósperas del centro peninsular. El despegue demográfico hace que la población desborde la zona intramuros, asentándose una creciente comunidad en la zona de El Arrabal. La llegada de judíos y musulmanes impulsa el dinamismo de este área.
En el siglo XV, la villa adquiere una extraordinaria importancia, desde el punto de vista político, debido a las frecuentes estancias de la corte en el Palacio Real (hoy desaparecido). En dicho lugar convocó Cortes el rey Enrique IV, vivió la niña Isabel que después sería conocida como Isabel la Católica y asentó su corte su hermano, el fallido monarca infante Alfonso. También en Arévalo se firma el famoso Tratado de Tordesillas (7 de junio de 1494) por el cual España y Portugal se reparten el recién descubierto Nuevo Mundo.
Aparte de tales personajes, otros aparecen ligados a la localidad como es el caso de Ignacio de Loyola que fue educado durante su adolescencia en Arévalo o Mosén de León, hebreo autor de El Zóhar, libro fundamental para entender el misticismo de esta religión.
Testimonio vivo de estos momentos trascendentales en el devenir de la historia peninsular, son los monumentos que jalonan la localidad que fueron declarados Conjunto Histórico-Artístico en 1970.
Plaza del Arrabal e Iglesia de Santo Domingo de Silos
Desde el Medievo, esta plaza ha sido el centro comercial de la localidad. Aún hoy, bajo sus soportales, los morañegos realizan transacciones de todo tipo especialmente los martes, el día de mercado semanal.
Cerrando
uno de sus flancos, se sitúa la Iglesia de Santo Domingo que cuenta con
una cabecera mudéjar del siglo XI decorada con arcadas de ladrillo. El
resto de su apariencia externa es posterior, y que su fachada principal
data del año 1572 y la torre del siglo XVIII aunque la base de esta sea
previa con pinturas murales fechadas en 1520.
De su interior, dividido en tres naves separadas por arcadas de piedra, sobresalen las tallas exentas de la patrona de Arévalo y su Tierra, la Virgen de las Angustias, obra atribuida a Pedro de Salamanca y la de S.Francisco de Asís del taller de Gregorio Fernández. La reja que delimita la cabecera es una estupenda obra de forja plateresca.
De su interior, dividido en tres naves separadas por arcadas de piedra, sobresalen las tallas exentas de la patrona de Arévalo y su Tierra, la Virgen de las Angustias, obra atribuida a Pedro de Salamanca y la de S.Francisco de Asís del taller de Gregorio Fernández. La reja que delimita la cabecera es una estupenda obra de forja plateresca.
Arco del Alcocer y Plaza del Real
Este monumental arco es la única puerta de la muralla que se conserva y es donde se ubica la Oficina de Turismo. Por el mismo se accede a la Plaza que debe su nombre al hecho de que allí se localizaba el Palacio Real.
Este monumental arco es la única puerta de la muralla que se conserva y es donde se ubica la Oficina de Turismo. Por el mismo se accede a la Plaza que debe su nombre al hecho de que allí se localizaba el Palacio Real.
Ayuntamiento
La portada del consistorio corresponde a un palacio anterior existente en esta plaza.
La portada del consistorio corresponde a un palacio anterior existente en esta plaza.
Iglesia de San Martín
Esta bonita iglesia está dominada por sus torres, denominadas gemelas pero que, en realidad, son diferentes en cuanto a aspecto y cronología. La de los ajedreces es la más antigua y aparece decorada en su parte superior, entre otros motivos, por tableros en ladrillo de este juego. La nueva (datada en torno al año 1200) presenta un desarrollo liso sólo interrumpido por el cuerpo de campanas y el friso superior a este de arcadas de medio punto.
El interior del templo no se corresponde con su imagen exterior ya que sufrió diversas reformas, la más significativa de las cuales, en época barroca, le dotó de unas magníficas bóvedas y cúpula.
Esta bonita iglesia está dominada por sus torres, denominadas gemelas pero que, en realidad, son diferentes en cuanto a aspecto y cronología. La de los ajedreces es la más antigua y aparece decorada en su parte superior, entre otros motivos, por tableros en ladrillo de este juego. La nueva (datada en torno al año 1200) presenta un desarrollo liso sólo interrumpido por el cuerpo de campanas y el friso superior a este de arcadas de medio punto.
El interior del templo no se corresponde con su imagen exterior ya que sufrió diversas reformas, la más significativa de las cuales, en época barroca, le dotó de unas magníficas bóvedas y cúpula.
Plaza de la Villa e Iglesia de Sta. María la Mayor
Para muchos esta plaza es una de las más bellas entre las de estilo tradicional castellano. Sus casas porticadas, sustentadas por columnas de piedra o madera, muestran sus estructuras de entramado de viguería y rellano de ladrillo.
Para muchos esta plaza es una de las más bellas entre las de estilo tradicional castellano. Sus casas porticadas, sustentadas por columnas de piedra o madera, muestran sus estructuras de entramado de viguería y rellano de ladrillo.
El cierre de este conjunto, opuesto a la Iglesia de San Martín,
lo conforma la Iglesia de Santa María con una prototípica cabecera
románico-mudéjar decorada con arcadas de medio punto de ladrillo y su
torre-campanario con arco de paso en su base, bajo el cual discurre la
Calle Santa María. La campana de esta torre era la que realizaba los 100
toques que indicaban el cierre de las puertas de la muralla cuando
llegaba la noche.
Castillo
Su estratégico emplazamiento, en el vértice del espacio definido por los valles del río Adaja y del Arevalillo, resultaba fácilmente defendible. Era el lugar donde convergían los lienzos de la muralla que rodeaban la ciudad.
Parece obvio otorgar un origen más remoto al conjunto, ya que hubo de estar construido en los primeros tiempos de la existencia de Arévalo. Sin embargo, las partes más antiguas del castillo actual datarían del siglo XIV, habiéndose reedificado en el siglo XVI y restaurado íntegramente a mediados del siglo XX. Cuenta con una imponente Torre del Homenaje en cuyo seno, se halla embutida una torre militar que hubo de pertenecer al recinto amurallado precedente.
La fortaleza fue más conocida por haber sido cárcel de personajes ilustres de la nobleza castellana que por su función militar.
Su estratégico emplazamiento, en el vértice del espacio definido por los valles del río Adaja y del Arevalillo, resultaba fácilmente defendible. Era el lugar donde convergían los lienzos de la muralla que rodeaban la ciudad.
Parece obvio otorgar un origen más remoto al conjunto, ya que hubo de estar construido en los primeros tiempos de la existencia de Arévalo. Sin embargo, las partes más antiguas del castillo actual datarían del siglo XIV, habiéndose reedificado en el siglo XVI y restaurado íntegramente a mediados del siglo XX. Cuenta con una imponente Torre del Homenaje en cuyo seno, se halla embutida una torre militar que hubo de pertenecer al recinto amurallado precedente.
La fortaleza fue más conocida por haber sido cárcel de personajes ilustres de la nobleza castellana que por su función militar.
Mirador sobre el río Arevalillo
Desde el mismo se observa la pequeña Ermita de La Caminanta y al otro lado del río, el Puente de Medina, una espléndida construcción civil del siglo XIV en ladrillo y el conmemorativo Arco de Medina del siglo XVIII.
Desde el mismo se observa la pequeña Ermita de La Caminanta y al otro lado del río, el Puente de Medina, una espléndida construcción civil del siglo XIV en ladrillo y el conmemorativo Arco de Medina del siglo XVIII.
Iglesia de San Miguel
Extraña planta de cabecera recta la de esta iglesia que además aparece decorada al exterior con arcadas y círculos de forma un tanto anárquica. Como el resto de las arevalenses, su primera etapa constructiva resulta poco clara pero, en el siglo XIII, ya estaría edificada. Las reformas posteriores han modificado sustancialmente su imagen originaria. Su interior está exento de mobiliario si exceptuamos el estupendo Retablo Mayor, con tablas pintadas por Marcos Pinilla en 1507 insertadas en una estructura del siglo XVIII. Se conserva alguna de las pechinas del antiguo artesonado que cubría la iglesia y han aparecido pinturas murales en varios de sus paramentos.
Extraña planta de cabecera recta la de esta iglesia que además aparece decorada al exterior con arcadas y círculos de forma un tanto anárquica. Como el resto de las arevalenses, su primera etapa constructiva resulta poco clara pero, en el siglo XIII, ya estaría edificada. Las reformas posteriores han modificado sustancialmente su imagen originaria. Su interior está exento de mobiliario si exceptuamos el estupendo Retablo Mayor, con tablas pintadas por Marcos Pinilla en 1507 insertadas en una estructura del siglo XVIII. Se conserva alguna de las pechinas del antiguo artesonado que cubría la iglesia y han aparecido pinturas murales en varios de sus paramentos.
Calle de Santa María
Es una de las calles arevalenses más características. Grandes casonas vuelvan sus fachadas hacia esta estrecha vía entre las que destaca el Palacio de los Sedeño (siglo XV) con torre y esgrafiados decorativos en la fachada y el Palacio de Ballesteros Ronquillo (siglo XVI) del que resta su renacentista fachada en piedra.
Es una de las calles arevalenses más características. Grandes casonas vuelvan sus fachadas hacia esta estrecha vía entre las que destaca el Palacio de los Sedeño (siglo XV) con torre y esgrafiados decorativos en la fachada y el Palacio de Ballesteros Ronquillo (siglo XVI) del que resta su renacentista fachada en piedra.
Iglesia de San Juan Bautista
Al lado de esta se encuentra el lienzo mejor conservado de la muralla a la cual está estructuralmente unida. Este campanario y cabecera mudéjar decorada con arcadas ciegas, que permanece intacta al interior del templo al haber sido rodeada por otras dependencias, es lo que resta de la iglesia románico-mudéjar. En el siglo XVI se construye la portada de granito y en el siglo XVIII, las techumbres actuales sustituyendo a los artesonados previos.
Al lado de esta se encuentra el lienzo mejor conservado de la muralla a la cual está estructuralmente unida. Este campanario y cabecera mudéjar decorada con arcadas ciegas, que permanece intacta al interior del templo al haber sido rodeada por otras dependencias, es lo que resta de la iglesia románico-mudéjar. En el siglo XVI se construye la portada de granito y en el siglo XVIII, las techumbres actuales sustituyendo a los artesonados previos.
Ermita de la Lugareja
Está considerada como uno de los monumentos cumbre del románico mudéjar castellano. Se localiza a corta distancia de la población, en la carretera que se dirige a Noharre.
Esta ermita corresponde realmente a la cabecera de la iglesia del Convento de Sta. María de Gómez Román, monasterio cisterciense asentado allí desde el siglo XII. Su triple ábside aparece decorado con series de arcadas ciegas dobles a partir de un zócalo de mampostería. En la parte superior del crucero se sitúa un cimborrio y una cúpula como cubierta interior, solución arquitectónica poco habitual que, a su vez, cuenta con series de siete arcadas ornamentales en cada uno de sus flancos al exterior.
Por desgracia no pudimos acceder a la finca en la que se encuentra ubicada porque es de propiedad privada y sólo abren al público los miércoles de 13:00 a 15:00 horas. Concertar cita: 699 948 902.
Está considerada como uno de los monumentos cumbre del románico mudéjar castellano. Se localiza a corta distancia de la población, en la carretera que se dirige a Noharre.
Esta ermita corresponde realmente a la cabecera de la iglesia del Convento de Sta. María de Gómez Román, monasterio cisterciense asentado allí desde el siglo XII. Su triple ábside aparece decorado con series de arcadas ciegas dobles a partir de un zócalo de mampostería. En la parte superior del crucero se sitúa un cimborrio y una cúpula como cubierta interior, solución arquitectónica poco habitual que, a su vez, cuenta con series de siete arcadas ornamentales en cada uno de sus flancos al exterior.
Por desgracia no pudimos acceder a la finca en la que se encuentra ubicada porque es de propiedad privada y sólo abren al público los miércoles de 13:00 a 15:00 horas. Concertar cita: 699 948 902.
Espero que os sea de utilidad e interés este paseo por la localidad de Arévalo en la provincia de Ávila.
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