Segundo día de nuestro viaje. Salimos temprano del hotel de Niort, pero no tanto como el día anterior, en dirección a Brujas.
Con los nervios del viaje, me desperté antes de la hora prevista, así que a las 6:30 para arriba y a la hora que veis ya estábamos de camino. Agradecimos muchísimo el estar hospedados en una de las habitaciones de la planta baja, sobre todo por las maletas.
Breve parada en otro de los estupendos "aires" franceses.
Por fin llegamos a Senlis, una localidad a unos 40 kilómetros de París, que íbamos a visitar. Hasta última hora estuvimos dudando dónde parar, teníamos varias opciones y una de ellas era Amiens para visitar su famosa catedral. A última hora, ya de camino, decidimos pararnos mejor en Senlis ya que ir a Amiens suponía una hora más de trayecto. Os dejo algunas fotos de Senlis, que no estuvo mal pero nada que ver con Saintes.
En primer lugar, aparcamos en la Place du Chalet.
Desde allí nos encontramos enseguida con la Catedral de Saint Pierre que se encuentra cerrada y que hoy en día solo se abre para exhibiciones y conciertos.
Para llegar a la Catedral de Notre Dame, tomamos la Rue du Chancellier.
La Catedral de Notre-Dame es una de las primeras catedrales góticas que se construyó en Francia.
El interior impresionante, como todas las catedrales góticas francesas, más altas que las nuestras, casi casi tocando el cielo.
Justo al lado de la Catedral, se encuentran los restos del Castillo Real.
Paseando por la villa, descubrimos rincones con encanto como el Hote Dieu de Garlande, un arco galo-romano y otros lugares de interés.
Después de un breve paseo por Senlis, algo más sencilla que Saintes, pero con cierto encanto en sus calles, pusimos ya dirección a Brujas, haciendo una parada en un Mc Donalds a las afueras de la localidad. Aún nos quedaban unas horas para llegar a nuestro destino.
Con tráfico fluido y unos cuantos peajes más, llegamos a Bélgica. Hay que reducir la velocidad a 120, pero al menos ya no tenemos más peajes.
Dos primeras impresiones de lo que vemos. Uf, espero que hablen inglés o francés porque el neerlandés no hay quien lo entienda, jeje
Segunda impresión: paisaje llano con muchos prados y muchas vacas. Ya sabemos de dónde sale el famoso chocolate belga.
Gracias al navegador, llegamos al hotel con facilidad porque como habéis visto las indicaciones en neerlandés no ayudaban mucho.
Había visto tantas veces fotos del hotel que enseguida lo reconocí. Elegimos como alojamientos para nuestra estancia de dos noches en Brujas el hotel Golden Tree situado muy cerca de la estación de autobuses y a escasos diez minutos andando del centro. Sin problemas en el check-in, dejamos el coche en el parking del hotel y en cuanto nos aseamos un poco, salimos a descubrir la ciudad.
El hotel estuvo acorde a nuestras expectativas, correcto y limpio, solo tuvimos un pequeño problema la primera noche y es que se rompió la cama de matrimonio, más bien los soportes de madera del colchón, pero afortunadamente al día siguiente solventaron el problema. La habitación era bastante grande con una cama de matrimonio, dos camas pequeñas y una supletoria más el cuarto de baño.
Al hacer el check-in, el dueño nos dio un mapa de Brujas y nos indicó un paseo a realizar por las calles de la ciudad. Y además nos dio una tarjeta para conseguir un descuento en el paseo en barca por los canales y en una de las tiendas de chocolates y bombones de la ciudad. La Catedral de Notre-Dame es una de las primeras catedrales góticas que se construyó en Francia.
El interior impresionante, como todas las catedrales góticas francesas, más altas que las nuestras, casi casi tocando el cielo.
Paseando por la villa, descubrimos rincones con encanto como el Hote Dieu de Garlande, un arco galo-romano y otros lugares de interés.
Después de un breve paseo por Senlis, algo más sencilla que Saintes, pero con cierto encanto en sus calles, pusimos ya dirección a Brujas, haciendo una parada en un Mc Donalds a las afueras de la localidad. Aún nos quedaban unas horas para llegar a nuestro destino.
Con tráfico fluido y unos cuantos peajes más, llegamos a Bélgica. Hay que reducir la velocidad a 120, pero al menos ya no tenemos más peajes.
Dos primeras impresiones de lo que vemos. Uf, espero que hablen inglés o francés porque el neerlandés no hay quien lo entienda, jeje
Segunda impresión: paisaje llano con muchos prados y muchas vacas. Ya sabemos de dónde sale el famoso chocolate belga.
Gracias al navegador, llegamos al hotel con facilidad porque como habéis visto las indicaciones en neerlandés no ayudaban mucho.
Había visto tantas veces fotos del hotel que enseguida lo reconocí. Elegimos como alojamientos para nuestra estancia de dos noches en Brujas el hotel Golden Tree situado muy cerca de la estación de autobuses y a escasos diez minutos andando del centro. Sin problemas en el check-in, dejamos el coche en el parking del hotel y en cuanto nos aseamos un poco, salimos a descubrir la ciudad.
El hotel estuvo acorde a nuestras expectativas, correcto y limpio, solo tuvimos un pequeño problema la primera noche y es que se rompió la cama de matrimonio, más bien los soportes de madera del colchón, pero afortunadamente al día siguiente solventaron el problema. La habitación era bastante grande con una cama de matrimonio, dos camas pequeñas y una supletoria más el cuarto de baño.
Gracias a la excelente localización del hotel, en menos de 10 minutos a pie podíamos llegar a la mismísima Plaza Markt.
Salimos del hotel dispuestos a empezar a descubrir la preciosa ciudad de Brujas. Enseguida llegamos a la plaza 'T Zand dominada desde hace unos años por un edificio contemporáneo: la Concertgebouw (sala de conciertos).
De esta plaza salen las dos calles comerciales más importantes de Brujas, con tiendas de moda a un precio algo elevado para nuestros bolsillos. En concreto, nosotros cogimos la calle Zuidanstraat, imposible no quedarse maravillado por los edificios, por el ambiente y por cada rincón de esta hermosa ciudad, no das a basto a hacer fotos y encima una banda de música nos dio la bienvenida a la ciudad.
Teníamos algo de prisa pues ya que afortunadamente habíamos llegado a buena hora a Brujas, queríamos aprovechar la tarde para hacer el recorrido en barca por los canales de la ciudad. Hay cinco embarcaderos que ofrecen paseos de un poco más de media hora por los lugares más hermosos de la ciudad. Una gozada descubrirlos desde una perspectiva totalmente diferente.
Mientras vas en la barca, te van dando una serie de explicaciones en inglés y en francés sobre los lugares más emblemáticos, como el puente más antiguo de Brujas o la ventana más pequeña. El recorrido va desde el Beaterio hasta Groenerei y te permite admirar esta bellísima ciudad desde otro punto de vista. En mi opinión solo encontré un inconveniente y es lo deprisa que van las embarcaciones, lo cual te dificulta hacer fotos con más tranquilidad. Aún así, si dispones de tiempo, no dudes en pasear por Brujas en barca. Eso sí, recuerda que las embarcaciones están al aire libre, luego evita los días de lluvia, afortunadamente, nosotros pudimos hacer el recorrido con un día nublado pero sin llegar a llover.
Al terminar ya el paseo en barca, decidimos dar una vuelta hasta la hora de cenar ya que todos los monumentos estaban ya cerrados pues eran las 18:00 de la tarde.
Un paseo por la calle Dijvers justo al lado del canal y del embarcadero.
Y así llegamos a la esquina de la calle Rozenhoedkaai con la calle Dijvers que es el lugar más fotografiado de toda Brujas. Aquí se encontraba antes el puerto de la sal. Este producto estaba considerado como oro en la Edad Media pues conservaba la comida en buen estado y daba sabor a las comidas.
Justo al lado me fui enamorando de las tiendas de Brujas, en concreto una que vendía uno de los objetos más típicos de la ciudad: encaje y bolsos simulando tapices.
Como iba ya anocheciendo, decidimos ir acercándonos al lugar indicado para cenar, y ya que íbamos con mis hijos que son tan especiales a la hora de comer, habíamos pensado cenar en el Pizza Hut situado en la Plaza Simon Stevin, en dirección al hotel, así que para ir llegando hacia allí, pasamos primero por la calle del Asno Ciego, cuyo nombre se debe a .... un asno ciego. En la esquina izquierda de la calle, junto al canal, existió durante muchos años un molino movido por un burro al que tapaban los ojos con la buena intención de ahorrarle una depresión por su monótono trabajo. Y así es como nació el nombre de la calle.
Esta calle estrecha da a una de las plazas principales de la ciudad: la plaza Burg en donde se encuentra el Ayuntamiento, el Franconato de Brujas y la Basílica de la Santa Sangre, todas ya cerradas, así que el interior lo dejamos para el día siguiente. Ya en esta plaza, caímos rendidos a los pies de Brujas, es preciosa, impresionante, no sabe uno a dónde mirar, qué fotografiar, comprobad vosotros mismos.
Iba llegando la hora de cenar y aún no nos habíamos acercado a otra de las plazas princiales: la plaza Markt donde se encuentra el Campnario y un gran número de restaurantes, el centro neurálgico de la ciudad.
De camino pasamos por la calle Breidelstraat, llena de tienas de souvenirs, de restaurantes y de confiterías que despiden un olor único con verdaderas delicatessen de dulces y chocolates.
Y llegamos a la plaza Markt y los enanos derechitos a los puestos de Frites, riquísimas patatas fritas recién hechas con salsa. Mmmmmmm!!!!!
Más o menos en el centro de la plaza se erige la estatua de Jan Breydel y Pieter de Coninck, dos héroes populares que en 1302, durante la batalla de las espuelas doradas o de Courtrai, desarrollaron un papel principal en la resistencia flamenca contra la dominación francesa.
Después de deleitarnos con la preciosa plaza principal de Brujas, pusimos ya rumbo al Pizza Hut para cena. La verdad es que comimos bastante bien y barato.
Agotados ya del viaje, del madrugón y de haber empezado a patear Brujas, volvimos al hotel a descansar. Al día siguiente nos tocaba recorrernos todo Brujas, entrando en todo lo que pudiéramos.
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