Tarazona, ubicada en la provincia de Zaragoza, linda con las Comunidades Autonómas de Navarra, Castilla-León y La Rioja, encontrándose a menos de 100 kilómetros de sus capitales y a unos 20 km. de Tudela.
Atravesada por el río Queiles, cuyas aguas curaron al emperador Augusto en su estancia en la ciudad en el siglo I, el entorno natural más próximo a la ciudad va desde el desierto de las Bárdenas Reales hasta la Sierra del Moncayo, cuya cumbre de 2315 metros es la más alta del Sistema Ibérico y cuenta con uno de los hayedos más meridionales de España.
La dilatada historia de la ciudad, cuyo origen se remonta al siglo IV a.C. con la fundación de Turiazu por los celtíberos, pasando a ser romanizada en el siglo I a.C. como Turiaso y adquiriendo el título de sede episcopal probablemente en el siglo V, nos ha dejado un importante patrimonio material e inmaterial que hace que en la ciudad se respire todavía la influencia de las culturas cristiana, musulmana y judía, de las luchas fronterizas entre reinos y del arte mudéjar, renacentista y barroco.
Catedral de Sta. María de la Huerta
Tras la reconquista de la ciudad a los musulmanes en 1119 y el restablecimiento del culto, dan comienzo las obras de la primera catedral. Se erigió fuera del recinto protegido por la muralla de la ciudad, en la huerta de la población.
La labor arqueológica ha descubierto el porqué de tan peculiar ubicación. El hallazgo de una necrópolis tardo romana, un edificio público de época bajo imperial con mosaicos policromados datados en el siglo IV, y un baptisterio hispanovisigodo, confirman que la catedral románica buscaba los orígenes del cristianismo en la ciudad.
Pero esta obra quedaría arrumbada por el proyecto de una iglesia gótica completamente nueva, consagrada el 20 de abril de 1235 por el obispo García Frontín II, y que respondería a partir de entonces al nombre de Sta. María de la Huerta.
Desde entonces, hasta el día de hoy, ha sufrido renovaciones y restauraciones continuas.
Clausurada parcialmente desde comienzos de la década de los ochenta y totalmente desde 1992, ha sufrido numerosas intervenciones hasta que el 16 de abril de 2011 abrió de nuevo sus puertas.
Por desgracia, como podéis ver en la primera foto, nos encontramos la fachada principal, el Pórtico Mayor en obras, no así el Pórtico de San Antón que podéis observar en las dos últimas fotos.
La catedral se erigió en un marco de relevancia política y religiosa que explica su novedad entre las obras contemporáneas de la península. Maestros franceses la construyeron según el nuevo estilo gótico. Destacan de esta época las pinturas descubiertas en la girola y el altar mayor.
La incorporación de fábricas mudéjares inmortalizan la larga pervivencia islámica en nuestra tierra.
El claustro es un espacio de notables dimensiones cuyo máximo interés se halla en las celosías de yeso cuya extensión no tienen parangón en la península. La torre y el gran cimborrio, de 24 metros de altura, destacan por la decoración realizada en ladrillo ornado.
A mediados del siglo XVI el interior del templo ser renovó según la estética renacentista de la mano del maestro Alonso González.
En el cimborrio destaca el programa iconográfico de grisalla que permanecía oculto y que es único en los ámbitos eclesiásticos de toda Europa.
Las vidrieras de alabastro policromado y el revestimiento gris con líneas blancas que predomina en casi todo el templo son originales de esta reforma renacentista.
Las principales aportaciones barrocas son el pórtico mayor de acceso al templo y el trascoro, donde encontramos pinturas de Vicente Berdusán.
Las capillas comenzaron a abrirse en el siglo XIV, siendo de los siglos XV y XVi las más numerosas. Casi todas ellas albergan retablos de relevancia, como es el caso del retablo de comienzos del siglo XV realizado por Juan de Levi, o los retablos renacentistas de Juan de Moreto y Jerónimo Cósida.
El retablo escultórico de la capilla mayor fue levantado entre 1605 y 1614 a expensas del obispo Fray Diego de Yepes. La mazonería quedó en manos de Jaime Viñola y Pedro Martínez, mientras que la policromía la realizaron los turiasonenses Agustín Leonardo y Gil Ximénez Maza. En él se acomodan relieves narrativos de gran calidad e imágenes de los santos patronos del obispado - San Prudencio, San Guadioso, San Atilano y San Millán -, San Pedro y San Pablo, y los cuatro Padres de la Iglesia. La imagen titular pertenece al retablo del siglo XV realizado por Pere Johan.
La sillería del coro fue realizada hacia 1483-1486 por Salvador Sariñena y Antón II Sariñena. Tracerías góticas, elementos vegetales, antropomorfos y animales fantásticos, la decoran.
El órgano está datado en el siglo XIX y sustituye a otro del siglo XVII. La catedral contó con numerosos organeros conocidos y conserva el mayor archivo musical de época de los Reyes Católicos.
Más fotos de la catedral.
TARIFAS Y DESCUENTOS CATEDRAL
- Entrada estándar: 4€
- Entrada reducida: 3€
Niños de 12 – 18 años, carnet joven, estudiantes, profesores, jubilados, minusvalidos, familias numerosas y desempleados.
- Entrada gratuita: menores de 12 años.
El precio de entrada incluye la visita guiada y la entrega de un folleto.
Descuentos al realizar la visita guiada a la ciudad de Tarazona.
Atravesada por el río Queiles, cuyas aguas curaron al emperador Augusto en su estancia en la ciudad en el siglo I, el entorno natural más próximo a la ciudad va desde el desierto de las Bárdenas Reales hasta la Sierra del Moncayo, cuya cumbre de 2315 metros es la más alta del Sistema Ibérico y cuenta con uno de los hayedos más meridionales de España.
La dilatada historia de la ciudad, cuyo origen se remonta al siglo IV a.C. con la fundación de Turiazu por los celtíberos, pasando a ser romanizada en el siglo I a.C. como Turiaso y adquiriendo el título de sede episcopal probablemente en el siglo V, nos ha dejado un importante patrimonio material e inmaterial que hace que en la ciudad se respire todavía la influencia de las culturas cristiana, musulmana y judía, de las luchas fronterizas entre reinos y del arte mudéjar, renacentista y barroco.
Catedral de Sta. María de la Huerta
Tras la reconquista de la ciudad a los musulmanes en 1119 y el restablecimiento del culto, dan comienzo las obras de la primera catedral. Se erigió fuera del recinto protegido por la muralla de la ciudad, en la huerta de la población.
La labor arqueológica ha descubierto el porqué de tan peculiar ubicación. El hallazgo de una necrópolis tardo romana, un edificio público de época bajo imperial con mosaicos policromados datados en el siglo IV, y un baptisterio hispanovisigodo, confirman que la catedral románica buscaba los orígenes del cristianismo en la ciudad.
Pero esta obra quedaría arrumbada por el proyecto de una iglesia gótica completamente nueva, consagrada el 20 de abril de 1235 por el obispo García Frontín II, y que respondería a partir de entonces al nombre de Sta. María de la Huerta.
Desde entonces, hasta el día de hoy, ha sufrido renovaciones y restauraciones continuas.
Clausurada parcialmente desde comienzos de la década de los ochenta y totalmente desde 1992, ha sufrido numerosas intervenciones hasta que el 16 de abril de 2011 abrió de nuevo sus puertas.
Por desgracia, como podéis ver en la primera foto, nos encontramos la fachada principal, el Pórtico Mayor en obras, no así el Pórtico de San Antón que podéis observar en las dos últimas fotos.
La catedral se erigió en un marco de relevancia política y religiosa que explica su novedad entre las obras contemporáneas de la península. Maestros franceses la construyeron según el nuevo estilo gótico. Destacan de esta época las pinturas descubiertas en la girola y el altar mayor.
La incorporación de fábricas mudéjares inmortalizan la larga pervivencia islámica en nuestra tierra.
El claustro es un espacio de notables dimensiones cuyo máximo interés se halla en las celosías de yeso cuya extensión no tienen parangón en la península. La torre y el gran cimborrio, de 24 metros de altura, destacan por la decoración realizada en ladrillo ornado.
A mediados del siglo XVI el interior del templo ser renovó según la estética renacentista de la mano del maestro Alonso González.
En el cimborrio destaca el programa iconográfico de grisalla que permanecía oculto y que es único en los ámbitos eclesiásticos de toda Europa.
Las vidrieras de alabastro policromado y el revestimiento gris con líneas blancas que predomina en casi todo el templo son originales de esta reforma renacentista.
Las principales aportaciones barrocas son el pórtico mayor de acceso al templo y el trascoro, donde encontramos pinturas de Vicente Berdusán.
Las capillas comenzaron a abrirse en el siglo XIV, siendo de los siglos XV y XVi las más numerosas. Casi todas ellas albergan retablos de relevancia, como es el caso del retablo de comienzos del siglo XV realizado por Juan de Levi, o los retablos renacentistas de Juan de Moreto y Jerónimo Cósida.
El retablo escultórico de la capilla mayor fue levantado entre 1605 y 1614 a expensas del obispo Fray Diego de Yepes. La mazonería quedó en manos de Jaime Viñola y Pedro Martínez, mientras que la policromía la realizaron los turiasonenses Agustín Leonardo y Gil Ximénez Maza. En él se acomodan relieves narrativos de gran calidad e imágenes de los santos patronos del obispado - San Prudencio, San Guadioso, San Atilano y San Millán -, San Pedro y San Pablo, y los cuatro Padres de la Iglesia. La imagen titular pertenece al retablo del siglo XV realizado por Pere Johan.
La sillería del coro fue realizada hacia 1483-1486 por Salvador Sariñena y Antón II Sariñena. Tracerías góticas, elementos vegetales, antropomorfos y animales fantásticos, la decoran.
El órgano está datado en el siglo XIX y sustituye a otro del siglo XVII. La catedral contó con numerosos organeros conocidos y conserva el mayor archivo musical de época de los Reyes Católicos.
Más fotos de la catedral.
TARIFAS Y DESCUENTOS CATEDRAL
- Entrada estándar: 4€
- Entrada reducida: 3€
Niños de 12 – 18 años, carnet joven, estudiantes, profesores, jubilados, minusvalidos, familias numerosas y desempleados.
- Entrada gratuita: menores de 12 años.
El precio de entrada incluye la visita guiada y la entrega de un folleto.
Descuentos al realizar la visita guiada a la ciudad de Tarazona.
Haremos ahora a un repaso más general a los diferentes museos que la atractiva localidad de Tarazona ofrece al visitante.
Santuario de Nuestra Señora del Río
La ciudad edificó este santuario entre 1667 y 1672, con el fin de acoger la imagen de la Virgen aparecida junto al río. La Virgen del Río es, desde entonces, la Patrona de Tarazona, celebrándose su festividad el día 7 de noviembre.
El edificio, de estilo barroco, está realizado en sillería y ladrillo, con la fachada y la puerta a los pies de la iglesia. Su planta consta de una sola nave de tres tramos, con capillas entre los contrafuertes, crucero y cabecera plana. La nave central, brazos del crucero y cabecera se cubren con bóveda de cañón con lunetos; las capillas laterales tienen cúpulas con linterna y el crucero se cubre con cúpula sobre pechinas. El escudo de la ciudad se reitera en la decoración, dejando constancia del patrocinio del Santuario.
Palacio de Eguarás
Fue levantado entre 1557 y 1565 por Antonio Eguarás, acaudalado mercader y viajero conocedor de las principales ciudades europeas. El edificio de estilo renacentista, ampliado y reformado en varias ocasiones, se organiza en torno a un patio, una de cuyas alas da al jardín, también remodelado en el siglo XIX.
Plaza de Toros Vieja
Fue construida por iniciativa de un grupo de propietarios particulares entre 1790 y 1792 en el antiguo prado de la ciudad. De planta octogonal, está formada por 32 casas dispuestas alrededor de un espacio central. En ella se celebraron los festejos taurinos hasta la inauguración, en 1870 de la nueva Plaza de toros, situada a las afueras del casco urbano.
En la restauración, acometida en fechas recientes, se han abierto de nuevo las balconadas que dan al interior de la plaza, desde las que originariamente se contemplaban los espectáculos taurinos.
Desde el año 2001, esta plaza de toros posee la declaración de "Bien de Interés Cultural" y está integrada en la Asociación de Plazas Históricas de España
Iglesia de Santa María Magdalena
La parroquia del barrio del Cinto es el templo más antiguo conservado en Tarazona. Su cabecera sillar con tres ábsides, de estilo tardo-románico, data de fines del siglo XII. El cuerpo de las naves, en ladrillo, fue levantado a comienzos del siglo XV, y el tramo del sotacoro en 1547.
En 1694.1698 se recreció la nave mayor y se ocultaron con bóvedas de cañón con lunetos las techumbres de madera de las naves laterales, hoy visible la del lado del evangelio. Su torre mudéjar, principal referencia visual del casco antiguo, consta de diferentes fases, desde la zona baja, en sillar, al remate, de comienzos del siglo XVII.
Palacio Episcopal
En 1386 el Obispo Pérez Calvillo donó a sus sucesores la propiedad de este conjunto, antigua zuda musulmana y residencia temporal de los reyes aragoneses. En el torreón norte medieval se aloja el Salón de los Obispos, cubierto con un artesonado mudéjar (1441) y decorado con una galería de retratos de obispos turiasonenses por deseo de Juan González de Munébrega (1547-1567).
Al mandato de este prelado corresponden también el patio, la escalera noble y la fachada con miradores hacia el río. A mediados del siglo XVIII se añadió un cuerpo barroco de grandes proporciones.
Las Murallas
Desde la Edad Media, Tarazona dispuso de un completo sistema defensivo, con muros en cada uno de los barrios y una muralla exterior que incluía el casco urbano y zonas sin edificar.
En la actualidad, tan solo se mantienen elementos de la muralla del Cinto. Los lienzos de muro y varios torreones son visibles en la cuesta de la Alfara, calle Mayor, plazas del Puerto y la Laguna. En otros sectores sirven de fundamento a las viviendas, como ocurre en la plaza de Carmen Viejo y en la calle Cuarteles.
Iglesia de San Atilano
Iglesia dedicada al patrono de la ciudad, está levantada según la tradición, sobre el solar de la casa natal del santo. En 1744, el municipio decidió sustituir el oratorio existente por otro más digno. El edificio, de estilo barroco, fue bendecido en 1769. Su planta consta de tres naves, con predominio de la central, más ancha y alta.
La cabecera es una capilla poligonal a la que precede un crucero cubierto con una gran cúpula, reconstruida en las primeras décadas del siglo XX.
Esta distribución tripartita del espacio interior se refleja en la articulación de la fachada, sobre cuya puerta luce el escudo de la ciudad.
En la actualidad, alberga el Espacio Cultural San Atilano.
Casas Colgadas
Este conjunto de viviendas de la calle del Conde se edificó aprovechando el adarve de la muralla del barrio del Cinto. Sus fachas posteriores quedaban voladas sobre la calle Judería.
El barrio judío ocupaba un amplio sector urbano, protegido por un recinto amurallado. La extensión del mismo correspondía a las actuales calles Judería, Aires, Rúa Alta, Rúa Baja, plaza de la Mata, plaza y calle de Los Arcedianos, y plaza de Nuestra Señora.
En la posada Laguna, en la calle Rúa Alta, se hospedó el poeta romántico Gustavo Adolfo Bécquer en su viaje a Veruela en 1864.
Ayuntamiento
En 1557 la ciudad decidió construir en la Plaza del mercado un nuevo edificio que sirviera como lonja, granero y mirador, es decir palco para contemplar los espectáculos taurinos y celebraciones populares. Del inmueble, concluido en 1571, sólo se conserva la parte baja de la fachada, con una decoración en yeso tallado que rinde homenaje al emperador Carlos V. El friso representa la cabalgata triunfal celebrada en Bolonia tras su coronación imperial en 1530. El friso dividía en origen la fachada en dos zonas bien diferenciadas. Por encima existía un corredor o galería de columnas-desmontado en el siglo XVIII y rehecho en la restauración en 1968-1973- y otro piso desaparecido, también como mirador.
Por debajo se abría hacia el mercado mediante cuatro grandes arcadas suprimidas en época barroca. En cuanto a la decoración, toda en yeso tallado, bajo la banda del friso se sitúan los escudos del emperador Carlos, el reino de Aragón y la propia ciudad de Tarazona. En la parte baja se completa con una representación de Hércules con el león de Nemea, el gigante Caco robando los ganados del héroe tebano y un tercer personaje sin identificar que descansa a la sombra de un frutal.
También hay sendas alegorías de la Justicia y la Prudencia- en origen debió existir una tercera bajo la divisa de Tarazona- acompañadas de otros tantos textos en latín alusivos a las virtudes cívicas que han de guiar el gobierno ciudadano.
Friso de Carlos V
Sin duda, desde la perspectiva histórica e, incluso, artística, la parte más sobresaliente del Ayuntamiento de Tarazona, es el friso que rememora la cabalgata triunfal de Carlos V por las calles de Bolonia tras su coronación como emperador. El acontecimiento tuvo lugar el 24 de febrero de 1530, coincidiendo con el trigésimo aniversario de su protagonista. Las fastuosas celebraciones, iniciadas meses antes con su entrada en la ciudad, se difundieron por toda Europa a través de la pluma de la legión de cronistas y hombres de letras que las contemplaron.
Las estampas de Hogenberg, que habían llegado a Tarazona ya en 1553, sirvieron para la composición del friso. El modelo no se copia de forma literal.
Su autoría se atribuye a Alonso González, pintor y escultor documentado en Tarazona desde 1546 hasta su fallecimiento en 1564. Este artista ejecutó en la ciudad otros importantes programas decorativos que combinan motivos en yeso tallado y pintura mural.
El friso sirvió como eje central de una exposición itinerante sobre la Coronación Imperial de Bolonia, con ocasión de la celebración, en el año 2002, del V Centenario del nacimiento del emperador.
Como podéis observar por las fotos, el Ayuntamiento es impresionante con ese increíble Friso sobre Carlos V, y las Casas Colgadas, así como pasear por sus calles respirando el aire medieval que cada rincón desprende.
Santuario de Nuestra Señora del Río
La ciudad edificó este santuario entre 1667 y 1672, con el fin de acoger la imagen de la Virgen aparecida junto al río. La Virgen del Río es, desde entonces, la Patrona de Tarazona, celebrándose su festividad el día 7 de noviembre.
El edificio, de estilo barroco, está realizado en sillería y ladrillo, con la fachada y la puerta a los pies de la iglesia. Su planta consta de una sola nave de tres tramos, con capillas entre los contrafuertes, crucero y cabecera plana. La nave central, brazos del crucero y cabecera se cubren con bóveda de cañón con lunetos; las capillas laterales tienen cúpulas con linterna y el crucero se cubre con cúpula sobre pechinas. El escudo de la ciudad se reitera en la decoración, dejando constancia del patrocinio del Santuario.
Palacio de Eguarás
Fue levantado entre 1557 y 1565 por Antonio Eguarás, acaudalado mercader y viajero conocedor de las principales ciudades europeas. El edificio de estilo renacentista, ampliado y reformado en varias ocasiones, se organiza en torno a un patio, una de cuyas alas da al jardín, también remodelado en el siglo XIX.
Plaza de Toros Vieja
Fue construida por iniciativa de un grupo de propietarios particulares entre 1790 y 1792 en el antiguo prado de la ciudad. De planta octogonal, está formada por 32 casas dispuestas alrededor de un espacio central. En ella se celebraron los festejos taurinos hasta la inauguración, en 1870 de la nueva Plaza de toros, situada a las afueras del casco urbano.
En la restauración, acometida en fechas recientes, se han abierto de nuevo las balconadas que dan al interior de la plaza, desde las que originariamente se contemplaban los espectáculos taurinos.
Desde el año 2001, esta plaza de toros posee la declaración de "Bien de Interés Cultural" y está integrada en la Asociación de Plazas Históricas de España
Iglesia de Santa María Magdalena
La parroquia del barrio del Cinto es el templo más antiguo conservado en Tarazona. Su cabecera sillar con tres ábsides, de estilo tardo-románico, data de fines del siglo XII. El cuerpo de las naves, en ladrillo, fue levantado a comienzos del siglo XV, y el tramo del sotacoro en 1547.
En 1694.1698 se recreció la nave mayor y se ocultaron con bóvedas de cañón con lunetos las techumbres de madera de las naves laterales, hoy visible la del lado del evangelio. Su torre mudéjar, principal referencia visual del casco antiguo, consta de diferentes fases, desde la zona baja, en sillar, al remate, de comienzos del siglo XVII.
Palacio Episcopal
En 1386 el Obispo Pérez Calvillo donó a sus sucesores la propiedad de este conjunto, antigua zuda musulmana y residencia temporal de los reyes aragoneses. En el torreón norte medieval se aloja el Salón de los Obispos, cubierto con un artesonado mudéjar (1441) y decorado con una galería de retratos de obispos turiasonenses por deseo de Juan González de Munébrega (1547-1567).
Al mandato de este prelado corresponden también el patio, la escalera noble y la fachada con miradores hacia el río. A mediados del siglo XVIII se añadió un cuerpo barroco de grandes proporciones.
Las Murallas
Desde la Edad Media, Tarazona dispuso de un completo sistema defensivo, con muros en cada uno de los barrios y una muralla exterior que incluía el casco urbano y zonas sin edificar.
En la actualidad, tan solo se mantienen elementos de la muralla del Cinto. Los lienzos de muro y varios torreones son visibles en la cuesta de la Alfara, calle Mayor, plazas del Puerto y la Laguna. En otros sectores sirven de fundamento a las viviendas, como ocurre en la plaza de Carmen Viejo y en la calle Cuarteles.
Iglesia de San Atilano
Iglesia dedicada al patrono de la ciudad, está levantada según la tradición, sobre el solar de la casa natal del santo. En 1744, el municipio decidió sustituir el oratorio existente por otro más digno. El edificio, de estilo barroco, fue bendecido en 1769. Su planta consta de tres naves, con predominio de la central, más ancha y alta.
La cabecera es una capilla poligonal a la que precede un crucero cubierto con una gran cúpula, reconstruida en las primeras décadas del siglo XX.
Esta distribución tripartita del espacio interior se refleja en la articulación de la fachada, sobre cuya puerta luce el escudo de la ciudad.
En la actualidad, alberga el Espacio Cultural San Atilano.
Casas Colgadas
Este conjunto de viviendas de la calle del Conde se edificó aprovechando el adarve de la muralla del barrio del Cinto. Sus fachas posteriores quedaban voladas sobre la calle Judería.
El barrio judío ocupaba un amplio sector urbano, protegido por un recinto amurallado. La extensión del mismo correspondía a las actuales calles Judería, Aires, Rúa Alta, Rúa Baja, plaza de la Mata, plaza y calle de Los Arcedianos, y plaza de Nuestra Señora.
En la posada Laguna, en la calle Rúa Alta, se hospedó el poeta romántico Gustavo Adolfo Bécquer en su viaje a Veruela en 1864.
Ayuntamiento
En 1557 la ciudad decidió construir en la Plaza del mercado un nuevo edificio que sirviera como lonja, granero y mirador, es decir palco para contemplar los espectáculos taurinos y celebraciones populares. Del inmueble, concluido en 1571, sólo se conserva la parte baja de la fachada, con una decoración en yeso tallado que rinde homenaje al emperador Carlos V. El friso representa la cabalgata triunfal celebrada en Bolonia tras su coronación imperial en 1530. El friso dividía en origen la fachada en dos zonas bien diferenciadas. Por encima existía un corredor o galería de columnas-desmontado en el siglo XVIII y rehecho en la restauración en 1968-1973- y otro piso desaparecido, también como mirador.
Por debajo se abría hacia el mercado mediante cuatro grandes arcadas suprimidas en época barroca. En cuanto a la decoración, toda en yeso tallado, bajo la banda del friso se sitúan los escudos del emperador Carlos, el reino de Aragón y la propia ciudad de Tarazona. En la parte baja se completa con una representación de Hércules con el león de Nemea, el gigante Caco robando los ganados del héroe tebano y un tercer personaje sin identificar que descansa a la sombra de un frutal.
También hay sendas alegorías de la Justicia y la Prudencia- en origen debió existir una tercera bajo la divisa de Tarazona- acompañadas de otros tantos textos en latín alusivos a las virtudes cívicas que han de guiar el gobierno ciudadano.
Friso de Carlos V
Sin duda, desde la perspectiva histórica e, incluso, artística, la parte más sobresaliente del Ayuntamiento de Tarazona, es el friso que rememora la cabalgata triunfal de Carlos V por las calles de Bolonia tras su coronación como emperador. El acontecimiento tuvo lugar el 24 de febrero de 1530, coincidiendo con el trigésimo aniversario de su protagonista. Las fastuosas celebraciones, iniciadas meses antes con su entrada en la ciudad, se difundieron por toda Europa a través de la pluma de la legión de cronistas y hombres de letras que las contemplaron.
Las estampas de Hogenberg, que habían llegado a Tarazona ya en 1553, sirvieron para la composición del friso. El modelo no se copia de forma literal.
Su autoría se atribuye a Alonso González, pintor y escultor documentado en Tarazona desde 1546 hasta su fallecimiento en 1564. Este artista ejecutó en la ciudad otros importantes programas decorativos que combinan motivos en yeso tallado y pintura mural.
El friso sirvió como eje central de una exposición itinerante sobre la Coronación Imperial de Bolonia, con ocasión de la celebración, en el año 2002, del V Centenario del nacimiento del emperador.
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