Basílica de Nuestra Señora del Pilar
Este templo excepcional representación del arte barroco en Aragón, construido en 1515, en estilo gótico, y que, a su vez, sucedió al románico destruido por un incendio en 1443.
El templo actual se levanta sobre los planos de Felipe Sánchez y Herrera "El Mozo", a partir de 1681, a orillas del río Ebro. En el año 1718 se terminan las naves y se coloca el retablo mayor y el coro, pertenecientes ambos al antiguo templo gótico. Tras un largo paréntesis, Fernando VI designa arquitecto del Pilar a Ventura Rodríguez, quien transforma completamente el plan de Herrera; construirá la Santa Capilla, y remodelará el trazado exterior con cúpulas añadidas a la central - que en un principio se había pensado iba a ser la única- y torrres que no se terminarán hasta mediados del siglo XX. Así contemplamos, desde cualquier perspectiva, un impresionante edificio de características singulares por sus dimensiones, por la severidad del ladrillo empleado, de raíz mudéjar, por la policromía de las tejas de sus cúpulas y el aire bizantino que respira su estructura de cubrimiento.
La tradición del Pilar
Según una venerable y antiquísima tradición, la Virgen María, cuando todavía moraba en Jerusalén antes de su gloriosa Asunción a los cielos, vino a Zaragoza a consolar y animar al Apóstol Santiago. Este se encontraba, con los primeros convertidos, a las orillas del río Ebro predicando el Evangelio. Desde tiempo inmemorial, estos hechos se sitúan en la noche del 2 de enero del año 40 de la era cristiana.
Interior
La disposición interior de la basílica del Pilar se articula en tres naves —la central más ancha— y siete tramos, que descansan sobre gruesos pilares decorados con pilastras adosadas clasicistas. Sobre ellos hay unos sobrios entablamentos que soportan cúpulas sobre pechinas y bóvedas rebajadas. En los muros se abren capillas laterales cubiertas con cúpulas con linterna o bóvedas. Los intradoses de los arcos de medio punto, cuellos de bóvedas y cúpulas fueron decorados en 1871 por el escultor Manuel Miguel Gálvez.
Siguiendo un recorrido según las agujas del reloj, desde la llamada Puerta Baja (la más cercana a la Virgen, en el extremo este de la fachada sur), se encuentra la Capilla de Santa Ana y la de San José. A continuación, en el centro de la nave lateral sur, se abre la Sacristía Mayor. Seguidamente la Capilla de San Antonio y la de San Braulio hasta llegar a la entrada de la puerta alta. En el tramo oeste, en el trascoro, se encuentran cuatro pequeñas capillitas, a ambos lados del coro, entre las que destacan las capillas del Ecce Homo (con un cuadro atribuido a Roland de Mois) y la de la Buena Esperanza. En el lado de los pies de la catedral se abren otras dos capillas: del Rosario y de San Agustín (llamada también Parroquia del Pilar, donde se celebran oficios religiosos cotidianos) y entre ellas se sitúa la Sala Capitular.
En el lado norte y desde la puerta alta del norte, que da a la ribera del Ebro, hay otras tres capillas: San Pedro Arbués, San Lorenzo y San Joaquín y la Sacristía de la Virgen, dejando en el centro el espacio que ocupa el Museo Pilarista. Por último, en el lado este, frente a la Santa Capilla está el Coreto de la Virgen y a ambos lados dos capillas: al norte la de Santiago y al sur la de San Juan, ya en la puerta baja de entrada del lado de la plaza mencionada al comienzo de este recorrido, que es la que mayor afluencia de público recibe.
Museo Pilarista
El Museo Pilarista guarda un sinfín de objetos de orfebrería litúrgica, pero destaca sobre todo el llamado Joyero de la Virgen, en el que se presentan coronas, diademas, resplandores, etc. de piedras preciosas, y la colección de más de 350 mantos de la Virgen.
Como curiosidad hay que hablar de las bombas que se lanzaron sobre la basílica en la Guerra Civil. En la madrugada del tres de agosto de 1936 un bombardero del ejército republicano español lanzó tres bombas sobre el templo pero ninguna de ellas explotó. Una de las bombas quedó clavada en la calle a pocos metros de la basílica, otra atravesó el techo del templo y la última cayó en el mismo marco dorado del mural de Goya en el Coreto. Este excepcional hecho hizo que popularmente se atribuyera a un milagro de la Virgen la no destrucción del templo. Hoy se exhiben y conservan dos de estos proyectiles en uno de los pilares cercanos a la Santa Capilla.
También cabe destacar la presencia de las banderas de España e Hispanoamérica, por ser la Virgen del Pilar la patrona de la Hispanidad.
Retablo del Altar Mayor
El retablo del altar mayor fue realizado en alabastro policromado, con guardapolvo de madera, por Damián Forment entre 1515 y 1518 y está dedicado a la Asunción de la Virgen. El estilo de la arquitectura del retablo es gótico final, si bien las escenas figurativas muestran características plenamente renacentistas.
En la predela están dispuestas siete escenas de izquierda a derecha: Encuentro de San Joaquín y Santa Ana en la puerta dorada, Anunciación, Visitación, Adoración de los pastores, Adoración de los reyes magos, Piedad y Resurrección, separadas por columnas con doseletes góticos que acogen estatuas de santos y apóstoles. Es la zona del retablo donde Forment se muestra más avanzado, pues en los marcos de las escenas y sus arquitecturas y ornamentos, aparece decoración propia del renacimiento, como putti, cartelas o balaustres. Lo completan sendas estatuas de Santiago el Mayor y Braulio de Zaragoza situadas en hornacinas a los flancos. Asimismo, en el sotabanco aparecen escudos heráldicos sostenidos por angelotes y medallones. Las escenas del banco aún conservan restos de la policromía original, aunque en las calles principales prácticamente ha desaparecido.
Capilla del Pilar
La Capilla de Nuestra Señora del Pilar es una construcción independiente dentro del conjunto de naves de la Catedral. Constituye un espacio, amplio e íntimo a la vez, integrado en el templo pero con escala particular. Está realizado en estilo barroco clasicista, con cúpulas recortadas, rompimientos de gloria, entablamentos curvados, y numerosas esculturas y medallones de mármol.
La capilla, construida a partir de un diseño de Ventura Rodríguez entre 1750 y 1765 como joyel que realzara la imagen de la Virgen, supuso una de las obras maestras de la arquitectura barroca española. En ella, con materiales de gran nobleza, se da una completa integración de la escultura y la arquitectura. Dirigió las obras José Ramírez de Arellano —artífice también de los grupos escultóricos del interior—, ya que Ventura Rodríguez solo estuvo en El Pilar en dos ocasiones y delegó la responsabilidad de la ejecución a partir de 1754 en Ramírez de Arellano.
El espacio está concebido como un baldaquino dentro del templo y está situado bajo el segundo tramo de la nave central. La planta es curvilínea de cruz griega de remates redondeados en planta, cubierta por una cúpula central elíptica, sobre un entablamento que discurre sinuoso en una línea de cuatro lóbulos. La cubierta se perfora en transparentes que dejan pasar la luz y se adorna todo el conjunto con esculturas exentas en las cornisas y grupos escultóricos en relieve según un programa que incluye la necesidad de realzar la camarilla de la Virgen, situada fuera del eje a la derecha del espectador. Los juegos de curvas y volúmenes están en deuda con la obra de Bernini y Borromini, con la arquitectura bizantina, el rococó y el neoclasicismo.
Virgen del Pilar
La talla de la Virgen en madera dorada mide treinta y ocho centímetros de altura y descansa sobre una columna de jaspe, resguardada esta por un forro de bronce y plata y cubierta por un manto hasta los pies de la imagen, a excepción de los días dos, doce y veinte de cada mes en que aparece la columna visible en toda su superficie. En la fachada posterior de la capilla se abre el humilladero, donde los fieles pueden venerar a la Santa Columna a través de un óculo abierto al jaspe.
Se trata de una escultura de estilo gótico tardío franco-borgoñón de hacia 1435 atribuida a Juan de la Huerta, imaginero de Daroca. En cuanto a su iconografía, se observa a María coronada y con túnica y manto, que recoge con su mano derecha, contemplando a Jesús niño que agarra el manto de su madre con la mano derecha y un pájaro con la izquierda. El rostro de la Virgen posee ternura y el niño puede haber sido objeto de una restauración poco cuidadosa.
Probablemente fue una imagen donada por Dalmacio de Mur con el mecenazgo de Blanca de Navarra, mujer de Juan II de Aragón, a raíz de la curación de una enfermedad que aquejó a la reina por entonces.
Horario de Invierno:
De 6:45 a 20:30 h. en días laborables y domingos de 6:45 a 21:30 h.
Día 12 de octubre de 3.45 a 21.30h
Horario de Verano:
De 6:45 a 21:30 h.
Visita al Museo Pilarista:
De lunes a viernes de 9:00 a 13:30 h. y de 16:00 a 17:30 h.
Sábados de 9:00 a 13:30 h.
Domingos, cerrado.
Vista panorámica desde la torre:
Invierno de 10:00 a 13:30 y de 16:00 a 18:30 h. Lunes cerrado.
Verano de 9:30 a 14:00 y de 16:00 a 19:00 h.
Precios
Entrada Basílica gratuita
Visita a la Torre: 3 euros
Visita Museo Pilarista: 2 euros
Ya que habíamos adquirido la Zaragoza Card, subimos a la Torre en el Ascensor Panorámico, pues la entrada estaba incluida en la tarjeta. 60 metros de altura, unas vistas impresionantes.
Este templo excepcional representación del arte barroco en Aragón, construido en 1515, en estilo gótico, y que, a su vez, sucedió al románico destruido por un incendio en 1443.
El templo actual se levanta sobre los planos de Felipe Sánchez y Herrera "El Mozo", a partir de 1681, a orillas del río Ebro. En el año 1718 se terminan las naves y se coloca el retablo mayor y el coro, pertenecientes ambos al antiguo templo gótico. Tras un largo paréntesis, Fernando VI designa arquitecto del Pilar a Ventura Rodríguez, quien transforma completamente el plan de Herrera; construirá la Santa Capilla, y remodelará el trazado exterior con cúpulas añadidas a la central - que en un principio se había pensado iba a ser la única- y torrres que no se terminarán hasta mediados del siglo XX. Así contemplamos, desde cualquier perspectiva, un impresionante edificio de características singulares por sus dimensiones, por la severidad del ladrillo empleado, de raíz mudéjar, por la policromía de las tejas de sus cúpulas y el aire bizantino que respira su estructura de cubrimiento.
La tradición del Pilar
Según una venerable y antiquísima tradición, la Virgen María, cuando todavía moraba en Jerusalén antes de su gloriosa Asunción a los cielos, vino a Zaragoza a consolar y animar al Apóstol Santiago. Este se encontraba, con los primeros convertidos, a las orillas del río Ebro predicando el Evangelio. Desde tiempo inmemorial, estos hechos se sitúan en la noche del 2 de enero del año 40 de la era cristiana.
La disposición interior de la basílica del Pilar se articula en tres naves —la central más ancha— y siete tramos, que descansan sobre gruesos pilares decorados con pilastras adosadas clasicistas. Sobre ellos hay unos sobrios entablamentos que soportan cúpulas sobre pechinas y bóvedas rebajadas. En los muros se abren capillas laterales cubiertas con cúpulas con linterna o bóvedas. Los intradoses de los arcos de medio punto, cuellos de bóvedas y cúpulas fueron decorados en 1871 por el escultor Manuel Miguel Gálvez.
Siguiendo un recorrido según las agujas del reloj, desde la llamada Puerta Baja (la más cercana a la Virgen, en el extremo este de la fachada sur), se encuentra la Capilla de Santa Ana y la de San José. A continuación, en el centro de la nave lateral sur, se abre la Sacristía Mayor. Seguidamente la Capilla de San Antonio y la de San Braulio hasta llegar a la entrada de la puerta alta. En el tramo oeste, en el trascoro, se encuentran cuatro pequeñas capillitas, a ambos lados del coro, entre las que destacan las capillas del Ecce Homo (con un cuadro atribuido a Roland de Mois) y la de la Buena Esperanza. En el lado de los pies de la catedral se abren otras dos capillas: del Rosario y de San Agustín (llamada también Parroquia del Pilar, donde se celebran oficios religiosos cotidianos) y entre ellas se sitúa la Sala Capitular.
En el lado norte y desde la puerta alta del norte, que da a la ribera del Ebro, hay otras tres capillas: San Pedro Arbués, San Lorenzo y San Joaquín y la Sacristía de la Virgen, dejando en el centro el espacio que ocupa el Museo Pilarista. Por último, en el lado este, frente a la Santa Capilla está el Coreto de la Virgen y a ambos lados dos capillas: al norte la de Santiago y al sur la de San Juan, ya en la puerta baja de entrada del lado de la plaza mencionada al comienzo de este recorrido, que es la que mayor afluencia de público recibe.
El Museo Pilarista guarda un sinfín de objetos de orfebrería litúrgica, pero destaca sobre todo el llamado Joyero de la Virgen, en el que se presentan coronas, diademas, resplandores, etc. de piedras preciosas, y la colección de más de 350 mantos de la Virgen.
Como curiosidad hay que hablar de las bombas que se lanzaron sobre la basílica en la Guerra Civil. En la madrugada del tres de agosto de 1936 un bombardero del ejército republicano español lanzó tres bombas sobre el templo pero ninguna de ellas explotó. Una de las bombas quedó clavada en la calle a pocos metros de la basílica, otra atravesó el techo del templo y la última cayó en el mismo marco dorado del mural de Goya en el Coreto. Este excepcional hecho hizo que popularmente se atribuyera a un milagro de la Virgen la no destrucción del templo. Hoy se exhiben y conservan dos de estos proyectiles en uno de los pilares cercanos a la Santa Capilla.
También cabe destacar la presencia de las banderas de España e Hispanoamérica, por ser la Virgen del Pilar la patrona de la Hispanidad.
Retablo del Altar Mayor
El retablo del altar mayor fue realizado en alabastro policromado, con guardapolvo de madera, por Damián Forment entre 1515 y 1518 y está dedicado a la Asunción de la Virgen. El estilo de la arquitectura del retablo es gótico final, si bien las escenas figurativas muestran características plenamente renacentistas.
En la predela están dispuestas siete escenas de izquierda a derecha: Encuentro de San Joaquín y Santa Ana en la puerta dorada, Anunciación, Visitación, Adoración de los pastores, Adoración de los reyes magos, Piedad y Resurrección, separadas por columnas con doseletes góticos que acogen estatuas de santos y apóstoles. Es la zona del retablo donde Forment se muestra más avanzado, pues en los marcos de las escenas y sus arquitecturas y ornamentos, aparece decoración propia del renacimiento, como putti, cartelas o balaustres. Lo completan sendas estatuas de Santiago el Mayor y Braulio de Zaragoza situadas en hornacinas a los flancos. Asimismo, en el sotabanco aparecen escudos heráldicos sostenidos por angelotes y medallones. Las escenas del banco aún conservan restos de la policromía original, aunque en las calles principales prácticamente ha desaparecido.
Capilla del Pilar
La Capilla de Nuestra Señora del Pilar es una construcción independiente dentro del conjunto de naves de la Catedral. Constituye un espacio, amplio e íntimo a la vez, integrado en el templo pero con escala particular. Está realizado en estilo barroco clasicista, con cúpulas recortadas, rompimientos de gloria, entablamentos curvados, y numerosas esculturas y medallones de mármol.
La capilla, construida a partir de un diseño de Ventura Rodríguez entre 1750 y 1765 como joyel que realzara la imagen de la Virgen, supuso una de las obras maestras de la arquitectura barroca española. En ella, con materiales de gran nobleza, se da una completa integración de la escultura y la arquitectura. Dirigió las obras José Ramírez de Arellano —artífice también de los grupos escultóricos del interior—, ya que Ventura Rodríguez solo estuvo en El Pilar en dos ocasiones y delegó la responsabilidad de la ejecución a partir de 1754 en Ramírez de Arellano.
El espacio está concebido como un baldaquino dentro del templo y está situado bajo el segundo tramo de la nave central. La planta es curvilínea de cruz griega de remates redondeados en planta, cubierta por una cúpula central elíptica, sobre un entablamento que discurre sinuoso en una línea de cuatro lóbulos. La cubierta se perfora en transparentes que dejan pasar la luz y se adorna todo el conjunto con esculturas exentas en las cornisas y grupos escultóricos en relieve según un programa que incluye la necesidad de realzar la camarilla de la Virgen, situada fuera del eje a la derecha del espectador. Los juegos de curvas y volúmenes están en deuda con la obra de Bernini y Borromini, con la arquitectura bizantina, el rococó y el neoclasicismo.
La talla de la Virgen en madera dorada mide treinta y ocho centímetros de altura y descansa sobre una columna de jaspe, resguardada esta por un forro de bronce y plata y cubierta por un manto hasta los pies de la imagen, a excepción de los días dos, doce y veinte de cada mes en que aparece la columna visible en toda su superficie. En la fachada posterior de la capilla se abre el humilladero, donde los fieles pueden venerar a la Santa Columna a través de un óculo abierto al jaspe.
Se trata de una escultura de estilo gótico tardío franco-borgoñón de hacia 1435 atribuida a Juan de la Huerta, imaginero de Daroca. En cuanto a su iconografía, se observa a María coronada y con túnica y manto, que recoge con su mano derecha, contemplando a Jesús niño que agarra el manto de su madre con la mano derecha y un pájaro con la izquierda. El rostro de la Virgen posee ternura y el niño puede haber sido objeto de una restauración poco cuidadosa.
Probablemente fue una imagen donada por Dalmacio de Mur con el mecenazgo de Blanca de Navarra, mujer de Juan II de Aragón, a raíz de la curación de una enfermedad que aquejó a la reina por entonces.
De 6:45 a 20:30 h. en días laborables y domingos de 6:45 a 21:30 h.
Día 12 de octubre de 3.45 a 21.30h
Horario de Verano:
De 6:45 a 21:30 h.
Visita al Museo Pilarista:
De lunes a viernes de 9:00 a 13:30 h. y de 16:00 a 17:30 h.
Sábados de 9:00 a 13:30 h.
Domingos, cerrado.
Vista panorámica desde la torre:
Invierno de 10:00 a 13:30 y de 16:00 a 18:30 h. Lunes cerrado.
Verano de 9:30 a 14:00 y de 16:00 a 19:00 h.
Precios
Entrada Basílica gratuita
Visita a la Torre: 3 euros
Visita Museo Pilarista: 2 euros
Ya que habíamos adquirido la Zaragoza Card, subimos a la Torre en el Ascensor Panorámico, pues la entrada estaba incluida en la tarjeta. 60 metros de altura, unas vistas impresionantes.
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