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Catedral de Santa María de Pamplona

En la ciudad episcopal de Pamplona existía una espléndida catedral románica, de la que quedan algunos restos escultóricos de gran calidad en el Museo de Pamplona. A principios el siglo XIV (1317) se decidió construir un claustro nuevo -ya de estilo gótico- adosado a esta antigua catedral románica.


Mientras éste se construía, en el año 1389, el templo románico se derrumbó y fue necesario construir un nuevo edificio ya correspondiente al gótico. La actual Catedral de Pamplona es un templo gótico que se comenzó a construir a continuación de este derrumbe, allá por finales del siglo XIV.

Primero se construyeron las naves y el transepto, en pleno siglo XV, después se terminó la cabecera y en los primeros años del XVI. Con todo, su estructura guarda una gran unidad estilística.

La última campaña importante es la que levantó la actual fachada occidental que ya es neoclásica, obra de Ventura Rodríguez en el siglo XVIII.



Fachada. Se empezó su contrucción el 5 de febrero de 1783. Su ejecución la llevó a cabo Santos Ángel de Ochandátegui, por expreso deseo de Ventura Rodríguez.

Nos encontramos ante una composición tripartita, frontis clásico entre dos torres laterales. A pesar de ser una ruptura total con el interior y de tapar por completo su morfología, no descuida ni sus proporciones ni su iluminación, manteniendo los rosetones para iluminar las naves.

Es una composición totalmente academicista, con su frontón tetrástilo pareado en profundidad, levemente adelantado al resto y separado en un podium con escaleras. Las columnas de fuste liso, descansan sobre plinto y basa ática, con capiteles corintios, y soportan un entablamento con su arquitrabe, un friso liso, cornisa y un frontón de grandes dimensiones con el escudo del Cabildo de la ciudad como único adorno.

Sobre este cuerpo se levanta un segundo retranqueado, sustituyendo las columnas por pilares adosados al muro, incluyendo en su centro el rosetón y rematado todo ello por un nuevo frontón de las mismas dimensiones que el inferior, sin decoración, y coronado por una cruz y dos ángeles a ambos lados en posición oratoria y dos flameros.

Los cuerpos laterales sirven como unión entre el frontón y las torres. Lo hacen de forma sencilla, con formas cuadrangulares, en los que lo más destacable son dos barandillas pétreas.

Las torres están divididas en tres cuerpos. El inferior con paramentos desnudos y dos grandes ventanas, una de ellas con frontón sobre ménsulas. Rematado el conjunto con un entablamento de cornisa volada, pasa a un segundo cuerpo igualmente desnudo con un entablamento en su base y un reloj de sol en la torre norte y uno mecánico en la sur como únicos adornos, que encajan con las dimensiones del rosetón central. El tercer cuerpo, el de campanas, tiene un desarrollo ochavado. Con flameros en las esquinas y columnas compuestas enmarcando los vanos, que están rematados con arcos de medio punto, siendo los de los ángulos de menor tamaño. Sobre ello un volumen cilíndrico rodeado por ocho flameros y encima un remate en forma de campana.


Interior. La planta de la catedral, como es habitual, está compuesta por el cuerpo de naves, el crucero y la cabecera.

El cuerpo de naves consta de 3 naves, una central de mayores dimensiones y dos laterales que se distribuyen a lo largo de 6 tramos, aunque el último, el más próximo a la fachada, se levantó junto con la misma a finales del XVIII. Todo el cuerpo de naves de la catedral, está cubierto por bóvedas de ojiva. Las claves de las bóvedas y de los fajones, están decoradas con motivos heráldicos, esculpidos y policromados, y a su vez, los nervios y ligaduras llevan un pequeño escudo cerca de la clave pero únicamente policromado. 





Mausoleo Real. Una de las piezas más importantes del conjunto catedralicio es el sepulcro de Carlos III el Noble y Leonor de Trastámara. Este monumento funerario, está considerado como una obra maestra del la escultura funeraria de principios del siglo XV . Situado en el centro del segundo tramo de la nave central, presenta forma de lecho sepulcral exento con unas dimensiones de 2,73 metros de largo, 2,12 de ancho y 1,08 de alto. Sobre él, se encuentran las figuras yacentes de los reyes bajo grandes  doseles de fina tracería calada, todo ello en alabastro. Los frentes de la cama sepulcral, están cubiertos con 28 figuras de plorantes, cada uno bajo pequeños doseles y separados por columnillas y rematados por pináculos, que a su vez se encuentran sobre un pequeño zócalo. La cama está realizada en mármol oscuro y las figuras tanto de plorantes como de los reyes, así como las arquitecturas, en alabastro.El sepulcro fue realizado por Jehan Lome de Tournay entre 1413 y 1419,en vida del monarca, por lo que se puede asegurar que es un retrato fiel del mismo. No así de la reina que falleció en 1416, por lo que no se tiene la certeza de lo fidedigno del mismo. A pesar de ello, con el monarca vivo y también toda la gente que le había rodeado en vida, es de esperar que cuanto menos sea una aproximación realista a su imagen.



Retablos y capillas. Son destacables los numerosos y valiosos retablos que posee la iglesia catedral. En ocasiones, las mazonerías originales se han sustituido por retablos de mayor valor artístico traídos de otras localidades navarras, por lo que el santo al que está dedicada la obra a veces no se corresponde con el santo que da nombre a la capilla en la que se encuentra.

Capilla de San Juan Bautista y Capilla de Santa Cristina.


Retablo de Santo Tomás y de San Jerónimo.


Capilla del Santísimo y Capilla de San Juan Evangelista


Retablo de Santo Tomás


Vidrieras. Las vidrieras que vemos hoy en día, son casi todas del siglo XX. Únicamente se conservan cuatro originales del siglo XVI, y se cree que realizadas por Juan Carlos Bionde. La casi total pérdida de los vidrios, se debe a las sucesivas explosiones del molino de la pólvora, situado cerca del conjunto catedralicio. 

Presbiterio. El presbiterio ocupa ahora la parte central del crucero y preside, bajo un baldaquino gótico diseñado por José Yárnoz (1946), la imagen de Santa María la Real.


 


Coro. La sillería del coro fue realizada entre 1539 y 1541, dirigiendo las obras Esteban de Obray, aunque labrada por numerosas manos, entre ellas las de Guillén de Holanda, al que se le atribuyen las mejores tallas. Constituye uno de los últimos eslabones de las grandes sillerías renacentistas que se construyeron en el norte peninsular.


Puerta del Amparo. Está dividida por un gran mainel que sustenta el tímpano. En éste puede verse esculpida la escena de la dormición de la Virgen, con gran expresividad en las figuras de los Apóstoles. Las jambas se decoran con nichos ocupados por pequeñas esculturas. En la arquivolta van colocados ángeles, en sentido longitudinal, portando una inscripción alusiva a la Asunción. En el mainel ocupa el lugar de honor la Virgen del Amparo, talla gótica en piedra, sobre un pedestal ricamente labrado. A su vez, sobre la Virgen se colocó un complicado doselete que simula hacia el interior las bóvedas de una cabecera de templo gótico. 




Puerta preciosa. Se construyó entre 1350-1360 y sirve de comunicación entre el claustro y el dormitorio de los canónigos. Se llama así porque el clero, cuando acudía al dormitorio, lo hacía en procesión litúrgica mientras se cantaba a la Virgen un salmo que comenzaba con la palabra "preciosa", en alusión a la Virgen:

"Pretiosa in conspectu Domini, mors sanctorum eius".

El tímpano se organiza mediante cuatro registros dedicados a la vida de la Virgen inspirada por evangelios apócrifos: anunciación de la muerte de la Virgen, movilización de las apóstoles, que son transportados a Jerusalén por nubes, la Dormición rodeada por los apóstoles y la Coronación.


Puerta del Refectorio. Tiene arcos apuntados muy agudos con un tímpano dividido en dos registros.

En el registro superior aparece la Entrada de Cristo en Jerusalén y en el inferior se muestra la escena de la Última Cena.


Puerta Arcedinato

En esta portada intervino Guillermo el Inglés. Se alude a la Pasión de Cristo: crucifixión, resurrección de Cristo y visita de las Tres Marías al Santo Sepulcro.


Claustro. El principal aliciente de la Catedral de Pamplona es su magnífico claustro, uno de los mejores de Europa del siglo XIV, siendo especialmente interesante desde el punto de vista escultórico.

Como ya se indicó, este claustro se inició a principios del siglo XIV (1317), siendo anterior al actual templo gótico, cuando aún estaba en pie la antigua catedral románica. Es de planta cuadrada, en torno a un jardín central. En cada lado se cierra con seis arcos ojivales sostenidos por haces de columnas. Los calados de las ojivas, que son más complicados en las alas sur y oeste, se apoyan, a su vez, en tres finos maineles y todo el conjunto en un zócalo de piedra sobre el que va colocada una verja de hierro. 







Capilla de las Navas de Tolosa. El templete del lavabo del claustro catedralicio ocupa esta capilla llamada así porque, según la tradición, la reja que la cerraba había sido construida con parte de las cadenas que rodeaban la tienda del califa Miramamolín al-Nasir y que fueron rotas por el rey navarro Sancho VII el Fuerte, en la famosa batalla de 1212.


Capilla de Jesucristo. El pequeño recinto románico de transición invita a escuchar "el silencio de los siglos": Virgen románica, piedra desnuda, ventana de alabastro con luz tamizada, música mozárabe-gregoriana... suma elegancia en la máxima sencillez.



Capilla Barbazana. Está cubierta por una bóveda de estrella de ocho puntas, con un intrincado conjuntos de terceletes, ligaduras y nervios, unidos en algunos casos por ocho pequeñas claves y en el que destaca la clave central con un relieve policromado de la Virgen.

Antiguamente se encontraba en su interior un retablo manierista que ahora se halla en una iglesia madrileña, y dos retablos laterales que se encuentran hoy en día en el interior de la catedral. En su lugar se colocó la Virgen del Consuelo, talla gótica del primer tercio del XIV, procedente del Refectorio. Alberga el sepulcro del obispo Arnaldo Barbazán (que promovió su construcción). 



Refectorio. La gran sala del refectorio, de planta rectangular, se cubre por seis tramos de bóveda de crucería. La iluminación de la sala se resuelve por seis ventanales de gran altura en los lados, mientras que en el frente hay otros dos y un rosetón en el centro.

Están expuestas un grupo de tallas marianas, románicas y góticas de los siglos XII-XV así como pinturas renacentistas y barrocas procedentes, en su mayoría de parroquias de la diócesis extinguidas o incapaces de conservar estas obras de arte con seguridad.

Preside la magnífica sala gótica el llamado Retablo de las Navas, obra bruselense de 1440-50.










 

Escalera helicoidal: Esta escalera helicoidal del siglo XVO describe un trayecto que da cuatro veces la vuelta completa y conduce al sobreclaustro. El parapeto (barandilla) de la escalera es continuo y está formado una sucesión de motivos flamígeros apenas calados sobre los que se extiende el pasamanos. En la parte inferior se aprecia una linea de azulejos mudéjares con motivos de lazo y en los más alto, la cúpula sobre pechinas del siglo XVII.

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