De vuelta ya de las vacaciones de verano de este año. Nuestro destino ha sido el norte, en busca de monumentos, playas no masificadas y fresquito, tanto fresquito que sólo hemos disfrutado de unos tres días de calor y muchos días de lluvia y frío, pero al mal tiempo buena cara.
Hemos recorrido lugares emblemáticos de tres comunidades autonómas: Euskadi, Navarra y Aragón. Nuestro centro de operaciones estaba ubicado en el valle de Arakil en Navarra justo al lado de la llamada Autovía de la Barranca que une Pamplona con Vitoria-Gasteiz a unos escasos 40 kilómetros de Pamplona, unos 60 kilómetros de Vitoria-Gasteiz y unos 70 kilómetros de San Sebastián. Una ubicación magnífica para poder moverse por distintas comunidades autónomas y también disfrutar en la medida en la que el tiempo nos lo ha permitido, de las playas del Cantábrico. El alojamiento se llama "Casa Martinberika" en la localidad de Villanueva de Arakil.
La casa tiene capacidad para 8-12 personas, distribuidas en cuatro habitaciones, tres dobles y una de matrimonio, más una segunda planta con otra habitación de matrimonio y un sofá cama en la misma, junto con un salón con homecinema y un billar para hacer las delicias de los peques y de los mayores.
Y con esta introducción empezamos la review día por día.
Día 1: Domingo 17 de julio.
Salimos de Madrid temprano, muy temprano para poder aprovechar la mañana antes de acercarnos a la casa en la que nos íbamos alojar durante quince días, sobre las cinco de la mañana. Nuestro primer destino sería Vitoria-Gasteiz, ya que nos pillaba de camino. Primera parada en el bar-restaurante Ruta de Europa para desayunar (¡qué ricos están los bocatines de tortilla!) y llegada a la capital de Álava. Tuvimos bastante suerte en encontrar aparcamiento ya que era domingo y no había ORA, justo enfrente de la Catedral Nueva.
En ese momento la catedral se encontraba cerrada, aunque luego a la vuelta al coche pudimos visitarla por dentro. Fue construida en el siglo XX, y en su interior se ubica el Museo Diocesano de Arte Sacro de Álava.
¿Veis esos chorros del suelo en la primera foto? Pues el personaje de la segunda foto, mi hijo David decidió que no caía suficiente agua del cielo y que era mejor aprovechar la que salía del suelo.
De camino al centro histórico de Vitoria, hicimos una parada en la famosa Plaza de la Virgen Blanca. Es el centro neurálgico de la ciudad. Allí confluyen algunas de las calles más típicas del casco antiguo y del Ensanche y está rodeada de casas antiguas con miradores acristalados. En su centro se yergue el monumento conmemorativo de la Batalla de Vitoria.
Desgraciadamente, como podéis ver al fondo la fachada de la iglesia de San Miguel se encontraba en obras y no pudimos disfrutar de la vista de sus dos arcos del pórtico desde la plaza.
Antes de empezar a visitar el casco medieval, pequeña parada en la oficina de turismo que se encuentra en la Plaza de España de 1791. Obra del arquitecto Olaguíbel. Es un cuadrado perfecto, en uno de cuyos lados está la sede principal del Ayuntamiento.
Subiendo por unas escaleras accedimos a la plaza del Machete, llamada así porque era el lugar donde se realizaba el juramento sobre el machete. Además, en la misma plaza se puede visitar el Palacio de Villa Suso que abre en julio los sábados y domingos de 11:30 a 13:30 y de 17:00 a 19:00 y en el mes de agosto todos los días en el mismo horario.
Desde la plaza nos acercamos a la iglesia de San Miguel, que aunque la fachada estaba en obras, sí que pudimos ver el interior. El comienzo de las obras de esta iglesia data de finales del siglo XIV, continuando a lo largo del siglo XV, y cerrando su actual cabecera y avanzado el siglo XVI. En el pórtico, podemos ver una hornacina donde se encuentra la imagen de la Virgen Blanca.
Nuestro siguiente destino de camino a la Catedral de Santa María sería la llamada Casa del Cordón, llamada así por el cordón que ornamenta el arco principal de la fachada que es un motivo franciscano que revelan la devoción religiosa de su primitivo constructor, el comerciante Juan Sánchez de Bilbao. En su interior, destaca principalmente una sala gótica de planta cuadrada, cubierta por una espectacular bóveda estrellada policromada y decorada.
Por último,llegamos a la Catedral de Santa María que actualmente se encuentra en restauración. Para poder visitarla, o bien se paga una cantidad de 2€ que da acceso al pórtico y a la nave principal que se encuentra con andamios; o bien puede acceder a contemplar las obras a un precio de 5€ con visita guiada, excepto los lunes que es el día del visitante. Esta visita es guiada puesto que hay que acceder a los andamios y nos permite ver las obras de restauración in situ. Al ir con niños preferimos sólo ver el pórtico y la nave principal a la cual hay que acceder con un casco por seguridad.
Una vez terminada la visita de la catedral, empezábamos a tener hambre después de todo el viaje, así que volvimos al coche, como era domingo y no está la cosa para gastarse mucho dinero, habíamos decido comer en un Burger King de un centro comercial de Vitoria ya de camino a la casa de Villanueva. Antes de volver a montar en el coche, accedimos a la Catedral Nueva que como ya os había comentado acoge en su interior el Museo Diocesano de Arte Sacro de Vitoria.
La comida en el Burger fue todo lo tranquilo que cuatro enanos nos permitieron, y después de reponer fuerzas con unas hamburguesas, camino a la casa. Por el camino, llamada a nuestro anfitrión, Alfonso, para quedar con él. Y una vez que llegamos, presentaciones de rigor (aunque nosotros ya le conocíamos pues el año pasado estuvimos alojados en la misma casa una semana), visita rápida a la casa y entrega de los bonos que la Comunidad Foral de Navarra regala con estancias en cualquiera de los alojamientos adscritos a la campaña.
No había mucho tiempo para deshacer las maletas ya que teníamos la intención de salir a aprovechar la tarde y el lugar elegido fue Olite, a unos 40 minutos de la casa, como ambas familias (nosotros y mi cuñado con la suya) ya lo conocíamos, sabíamos que la visita iba a ser corta, lástima que era Domingo y las Bodegas estaban cerradas, así que no pudimos comprar, claro que es podéis imaginar que estando en Navarra hemos traído bastantes botellas de D.O. Vino de Navarra.
Justo a la entrada del centro histórico en un parque hay bastante aparcamiento gratuito en donde dejar el coche.
Nada más pasar el arco de entrada, te da la sensación de que has pasado un túnel del tiempo con calles estrechas, medievales, en donde se respira un aire a antiguo y casi sin darte cuenta apareces en la Plaza de los Teobaldos en donde el Palacio Viejo (hoy en día Parador de Turismo) y la Iglesia de Santa María te reciben con todo su esplendor.
El primero no se puede visitar por dentro a no ser que accedas al restaurante a comer o que estés hospedado en el mismo y la iglesia conseguimos visitarla justo antes de misa. Sólo se puede visitar a determinadas horas, en nuestro caso sobre las 18:00 horas porque habían abierto para la misa, si no puedes estar cerca a esa hora, tendrás que hacer la visita guiada con la empresa que gestiona las visitas al Palacio Real de Olite.
De ahí, nos dirigimos a la entrada al Palacio Real cuya construcción data del siglo XV y que se realizó en estilo gótico civil francés. Como sabréis los que conozcáis Olite, es bastante difícil conseguir una foto de todo el palacio desde tierra por la grandiosidad del mismo, así que os dejo unas fotos de las distintas torres y lugares más emblemáticos del palacio.
Y por último una foto de toda la familia, el papi Ángel, la mami Susi y los enanos David y Rubén.
Con el cansancio propio del primer día de viaje después del madrugón, volvimos a Villanueva a deshacer las maletas, cenar y descansar. Al día siguiente San Sebastián nos esperaba y para los peques la idea de poder ir a la playa les animaba a obedecer, o eso creíamos.
Día 2: Lunes 18 de julio.
Nos levantamos tranquilos aunque sin haber dormido mucho, es lo que suele ocurrir el primer día que uno duerme en una cama extraña, te cuesta hacerte al lugar y aunque el cansancio era evidente, costaba conciliar el sueño.
Aún así, sabíamos que ese día podía ser especial, sobre todo para los peques, en teoría y si el tiempo nos lo permitía iríamos a la playa y la elección estaba clara, la playa de Orio, situada a escasos kilómetros de San Sebastián.
Pero antes había que aprovechar la mañana recorriendo el casco histórico de San Sebastián y subiendo al Monte Urgull para disfrutar de las vistas de la maravillosa playa de la Concha.
Nuestro recorrido por la ciudad comenzó en el C.C. San Martín, simplemente porque fue el aparcamiento elegido para dejar el coche y empezar nuestra andadura. Primer destino el Ayuntamiento y de paso primeras fotos en el Paseo Marítimo.
El actual edificio del Ayuntamiento nació siendo un lustroso Casino en 1882. Su estilo monumental fue inspirado por los grandes salones de juego de Europa y estuvo funcionando hasta la prohibición del juego a mediados de los años veinte.
De ahí, nos adentramos ya en la Parte Vieja de San Sebastián para dirigirnos por la calle Mayor hasta la Basílica de Santa María del Coro. La Parte Vieja de la ciudad es una verdadera delicia para los sentidos, con calles estrechas llenas de tiendas de diversa índole y bares de pinchos.
Después callejeando nos acercamos a la Iglesia de San Vicente, el templo más antiguo de la ciudad, construido en el siglo XVI en estilo gótico.
Y por fin llegó el momento de subir al monte Urgull. La idea era poder hacer unas fotos panorámicas de toda la bahía de San Sebastián y para ello al viajero se le ofrecen dos opciones: el monte Igeldo o el monte Urgull. La elección este año por el segundo fue simplemente porque el año pasado ya subimos a Igeldo, así que era lógico que ahora nos tocara Urgull. Para ello cogimos el autobús número 39 que se coge en el Paseo de Salamanca y que te lleva hasta el mismísimo Monte justo a los pies del Castillo de la Mota. Las vistas desde lo alto del monte son dignas de recordar para toda la vida.
En lo alto del monte Urgull se yergue el Castillo de la Mota que alberga en su interior la Casa de la Historia, donde En un recorrido a través de audiovisuales, maquetas, objetos y escenografías se dibujan los rasgos que han definido la vida de los donostiarras a lo largo del tiempo, narrando así los más de 800 años de una ciudad joven y viva. Como era lunes no pudimos acceder a la exposición pues sólo abre de martes a domingo pero sí al Castillo. También se puede acceder al monte andando para los más aventureros.
La imagen típica del monte es la que corresponde a la escultura del Sagrado Corazón que se colocó en 1955 en el punto más elevado.
De vuelta al centro, dimos un paseo a orillas del Río Urumea para observar el Teatro Victoria Eugenia y el Palacio de Congresos y Auditorium Kursaal.
Se acercaba ya la hora de comer, así que nos volvimos a dirigir a la Parte Vieja a saborear los típicos pinchos donostiarras, no sin antes pasar por la Plaza de la Constitución, la cual se levantó tras el devastador incendio de 1813, sobre la traza del antiguo foro que había en ese lugar, fechado a finales del siglo XVII. Este lugar está gobernado por lo que fue la Casa Consistorial tras la citada tragedia. La numeración de las casas de la plaza recuerda las corridas de toros que, antaño, se llevaron a cabo en este lugar.
Para recuperar fuerzas, elegimos, al igual que el año pasado, la Casa Bartolo en el centro de la Parte Vieja de San Sebastián, donde pudimos conseguir unos asientos para degustar los famosos pinchos.
Para despedirnos de San Sebastián, aunque luego volveríamos otro día, nos dimos una vuelta hasta el aparcamiento y aprovechando la cercanía, vimos por fuera la Catedral del Buen Pastor. Construida a finales del siglo XIX, en apenas diez años, está inspirada en los grandes templos medievales de Alemania y Francia. Su afilada aguja es la construcción más alta de todo San Sebastián y gobierna un majestuoso espacio urbano.
Afortunadamente, el tiempo nos había dado una tregua, a pesar de que había amanecido lluvioso y nublado, ahora lucía sol y aunque la temperatura no era muy alta, decidimos aprovechar la tarde en la playa. Nuestro destino: Orio.
Y así en unos 10 minutos de coche, previo pago de la Autopista San Sebastián - Bilbao llegamos a Orio, a la zona de la playa y disfrutamos de su entorno, del sol y de las olas, ya que suele ser una playa con bastante oleaje y viento, aunque para ser el cántabrico, el agua no está excesivamente fría.
Y después de un par de horas en la playa, que para los peques no fue suficiente a pesar del esfuerzo por saltar en el agua, volvimos a la casa de Villanueva a reponer fuerzas y descansar.
Día 3: Martes 19 de julio.
El destino de hoy estaba bastante cercano a nuestro centro de operaciones, en concreto la localidad de Estella en Navarra, aparte de los famosos Monasterio de Iratxe y el de Iranzu.
Empezamos nuestro recorrido por el primero ya que al ser martes sólo abre por las mañanas. En la actualidad se puede visitar la iglesia benedictina del siglo XII, el claustro plateresco, la torre de estilo herreriano y otras dependencias. La época de mayor florecimiento del monasterio coincidió con los años en los que fue abad San Veremundo. Era consejero y amigo del rey Sancho III el Mayor, de su hijo García el de Nájera y de sus nietos Sancho IV el Noble y Sancho Ramírez. De los tres recibió veinticinco donaciones de pequeños monasterios, pueblos y lugares, lo que contribuyó a acrecentar el patrimonio del cenobio durante su mandato. Su localización en el Camino de Santiago, en las proximidades de Estella, unido a los favores que le otorgaron los distintos monarcas hicieron de él uno de los monasterios más importantes del reino.
Como podéis observar en la última foto, el monasterio estaba rodeado de viñedos, así que aprovechando la visita, nos acercamos a las bodegas Pago de Larrainzar y evidentemente compramos vino D.O. Navarra. ¡¡¡Muy aconsejable!!!
Después ya nos dirigimos a la localidad de Estella, la cual se encontraba en sus famosas fiestas medievales con lo que los peques pudieron disfrutar de un pasacalles con animales y todo. Empezamos nuestro recorrido por la Plaza de los Fueros y de ahí nos dirigimos a la Iglesia de San Miguel para adentrarnos después en el casco medieval.
Desde la plaza de San Martín bajamos por la Calle Curtidores desde el Palacio de los Reyes de Navarra (sede del museo Gustavo de Maeztu) hasta la Iglesia de Santa María Jus del Castillo (Centro de interpretación del Románico).
Desde la plaza se podía divisar en lo alto la Iglesia de San Pedro de la Rúa que desgraciadamente estaba cerrada por obras de restauración.
Aunque la mejor foto de la iglesia la conseguimos desde Santa María Jus del Castillo.
De vuelta al coche, se nos hizo la hora de comer y dimos buena cuenta de ello en el Restaurante Katxetas, en donde pudimos utilizar los bonos que al estar alojados en Navarra teníamos en nuestro poder. Una comida casera bien elaborada para continuar hacia nuestro siguiente destino: el Monasterio de Iranzu.
El monasterio está situado en un inigualable entorno histórico-artístico, de origen cisterciense y cuya construcción se prolonga desde el siglo XII hasta el XIV. Del conjunto de edificaciones medievales permanece la base de la Iglesia, el Claustro, la Sala Capitular, las Celdas de castigo, el Locutorio y la Cocina. Correspondiendo el resto a sucesivas remodelaciones de los siglos XVI y XVII. Se encuentra en muy buen estado de conservación y rodeado de montes y entornos naturales de gran belleza.
Nuestro siguiente destino sería la localidad de Puente la Reina en donde confluyen las dos rutas principales del Camino de Santiago, la procedente de Roncesvalles y la vía tolosana procedente de Somport. El puente sobre el río Arga, que da nombre al municipio, fue construido en el siglo XI para facilitar el paso de los peregrinos a su salida de la villa. En la misma, visitamos los lugares más emblemáticos: la iglesia de San Pedro, la iglesia de Santiago y la iglesia del Crucifijo que alberga en su interior un crucifijo con una insólita cruz de madera en forma de "Y", un tronco sin tallar.
Por último, para terminar el día de hoy y ya casi a punto de cerrar, nos acercamos a Iglesia de Santa María de Eunate en el término municipal de Muruzábal. Destaca por su planta octogonal y la hermosa galería porticada de 33 arcos con capiteles decorados.
Día 4. Miércoles 20 de julio.
Hoy era uno de esos días en los que nos habíamos propuesto un viaje largo en cuanto a kilómetros, así que tocó madrugón por todo lo alto: a las 6:30 sirena y a las 7:00 de camino a nuestro destino: Huesca capital.
Un recorrido largo: cerca de 200 kilómetros por una carretera no muy recomendable nos llevaba a cerca de dos horas y media de viaje que, a fecha de hoy, creo que marcó un antes y un después en nuestro planning, hasta ahora lo habíamos cumplido a la perfección pero tantas horas de viaje, tantos ligeros problemillas con los peques en el coche nos hicieron replantearnos algunas de los planes que llevábamos para días posteriores.
Pero centrémonos ya en este día. Empezamos nuestro recorrido por las calles de Huesca después de aparcar el coche en la Estación Intermodal con un claro destino: la Catedral y la Iglesia de San Pedro. En unos pocos minutos porque no había mucha distancia nos plantamos en la Plaza Mayor de Huesca en donde nos hicimos algunas fotos graciosas.
De ahí a la Iglesia de San Pedro el Viejo, que destaca fundamentalmente por su claustro románico, en el que se conservan 18 capiteles originales.
Después, en muy poquito tiempo llegamos a la Catedral con la mala fortuna de que había un funeral, así que para no perder tiempo, decidimos entrar en el Museo Diocesano y verlo para luego desde el mismo acceder a la catedral. Yendo con niños pequeños, la idea de visitar museos no suele estar en nuestros planes, pero en este caso sí es necesario puesto que es la única manera de visitar los claustros (tanto el románico como el gótico) de la catedral. El horario del museo es el siguiente de 10:30 a 14:00 y de 16:00 a 19:30. Los sábados sólo abre por la mañana y los domingos y festivos está cerrado. Precio: Individual. 3 €. Entrada libre: menores de 12 años, y discapacitados
Del interior de la catedral, de estilo gótico, destaca el retablo mayor de alabastro, obra renacentista de Damián Forment que representa la Pasión de Jesucristo.
Como nos sobraba tiempo antes de comer y de nuestro siguiente destino, aprovechamos para visitar la localidad de Bolea en donde se encuentra la Colegiata de Santa María la Mayor, llegamos con el tiempo justo casi antes de cerrar y desde aquí quiero agradecer a la persona encargada de la misma que siguiera en su puesto diez minutos más para dejarnos verla por dentro.
Lo más destacable de la Colegiata es su retablo considerado una obra maestra de la pintura española del Renacimiento realizados por un pintor anónimo al que se le conoce como el Maestro de Bolea.
Para comer decidimos acercarnos a la localidad de Ayerbe, ya que nuestro siguiente destino era el famoso castillo de Loarre. Degustamos un menú casero sin grandes pretensiones pero correcto.
Unos pocos kilómetros y unas cuantas curvas y ante nuestros ojos apareció la fortaleza románica más importante del Alto Aragón y de España: el Castillo de Loarre, protagonista de la película "El Reino de los Cielos" de Ridley Scott.
Sabedores de las dos horas y media que nos quedaban de vuelta a la casa, decidimos ponernos en marcha no sin antes hacer un alto en el camino para sacar unas fotos de los llamados Mallos de Riglos, unas formaciones geológicas situadas en esa misma localidad.
Día 5. Jueves 21 de julio.
Nada más levantarnos, otra vez mirada al cielo y nubes y amenaza de lluvia como todos los días. Cierta tristeza en el ambiente pues hoy era uno de los días en los que habíamos planificado playa para los peques, exactamente en la localidad de Hondarribia que era nuestro destino. Pero bueno la esperanza es lo último que se pierde, así que después de un desayuno copioso (al menos algunos lo intentamos) nos dirigimos a Hendaya ya que nuestro primer primer hito en el camino era el Castillo de la Abadía. Cruzar la frontera y ver carteles en francés de "pastisserie, boulangerie..." y el corazón empezó a darme un vuelco pensando en la posibilidad de volver algún día a mi destino favorito: Disneyland París, pero eso es otra historia y ahora nos encontramos en Hendaya. Si el castillo me encantó, el pueblo me pareció una preciosidad, con una magnífica playa, un paseo y unos jardines preciosos y unas vistas de Hondarribia preciosas.
Ya en la localidad de Hondarribia, empezamos el recorrido por el casco histórico visitando la Plaza de Armas donde se encuentra el Castillo del Emperador Carlos V (hoy en día Parador de Turismo).
También nos acercamos hasta la Plaza de Guipuzcoa, también con un encanto especial y paseamos por la Calle Mayor que es la calle principal de la ciudad y la que cuenta con las edificaciones más singulares.
Con el ánimo levantado porque el sol empezaba a aparecer en el horizonte, nos fuimos a comer. En algún otro foro de viajes habíamos leído opiniones sobre un restaurante, así que nos dirigimos al mismo pero cual fue nuestra desilusión pues ya sólo ofrecían cenas, al menos nos aconsejaron salir del centro histórico y comer en alguno de los restaurantes del extrarradio. Como siempre, un menú aceptable en calidad y precio.
Al terminar de comer y antes de volver al coche, nos acercamos al llamado Barrio de la Marina que conserva numerosas casas típicas de pescadores de gran belleza.
Y de repente, se nubló y para colmo se puso a llover. ¡¡¡¡Ooooooohhhhhh!!!! Todas nuestras esperanzas de pasar la tarde en la playa se desvanecieron. Había que pensar en otra opción y a pesar de la evidente tristeza en los peques, decidimos dirigirnos a la localidad de Zugarramurdi, para visitar el Museo y la Cueva de las Brujas.
Pasando por localidades emblemáticas como Vera de Bidasoa y por parajes insólitos, llegamos a la localidad de Zugarramurdi. En primer lugar, visitamos el Museo que, muy a mi pesar, nos decepcionó bastante. A continuación, nos adentramos en la Cueva de las Brujas, llamado así por las celebraciones paganas que tenían lugar en algunas de sus salas en la antigüedad y que, en el Proceso Inquisitorial de 1609 a 1614, fueron presentadas como prueba evidente de que en Zugarramurdi se desarrollaban actos donde se ejercía la brujería. Por cierto, si alguna vez vais, no se os olvide seguir las indicaciones del mapa: a la izquierda primero y no a la derecha si no queréis tener que subir una gran cantidad de escaleras con el consiguiente agotamiento físico que viene después.
La cueva no contiene estalactitas, ni pinturas rupestres, pero sí un atractivo singular gracias a su amplitud y a la leyenda que la envuelve. En ella resulta fácil imaginar los akelarres, situar los relatos que hablan de brujería, de rituales paganos y de banquetes presididos por el diablo. Los nombres que recibe la gruta acentúan su relación con este mundo mágico. Así, se le conoce como "Sorgin Leze" (cueva de las brujas) en el lado más abierto del túnel y como "Akelarre Leze" (cueva del akelarre) en la parte más estrecha.
¿Mito o realidad? Lo cierto es que la historia unió el nombre de Zugarramurdi a la brujería para siempre a causa del Auto de Fe de 1610. Las constantes acusaciones de elaboración de pócimas, hechizos y brujería promovieron que el Inquisidor Valle-Alvarado llevara 40 sospechosos a Logroño. El Tribunal de la Inquisición condenó a 11 personas a morir en la hoguera. 5 de ellas, ya fallecidas, fueron quemadas en efigie. Un panel a la entrada de la cueva recuerda los nombres de aquéllos vecinos.
Bastante cansados, nos despedimos de la "cuca" (como diría mi sobrinita Ruth) y volvimos a la casa de Villanueva.
Día 6. Viernes 22 de julio.
Otro día en el que lo primero que hicimos nada más levantarnos fue mirar al cielo para comprobar si podríamos ir o no a la playa. Íbamos a tener que pensar en bañarnos en la bañera otra vez ya que de nuevo el cielo apareció lleno de nubes y con amenaza de lluvia. De todas formas, y ante la insistencia de los enanos, decidimos cambiar los planes de hoy y pasar un día de playa de la semana siguiente a este viernes, así que tras la clásica reunión diaria decidimos dirigirnos a visitar Euskadi y más concretamente la llamada Ruta de los Templos: el Santuario de Loyola, la Antigua y en vez del Santuario de Aranzazu (que al ser bastante moderno no estaba incluido en el planning) la localidad de Oñati con su famosa Universidad.
Primera parada: el Santuario de Loyola.
Fue una de las más gratas sorpresas del viaje, espectacular tanto por dentro como por fuera. En primer lugar visitamos la Basílica, clara referencia de arquitectura barroca, que empezó a construirse en el siglo XVII y fue inaugurada en 1738, en honor a San Ignacio.
Este imponente templo fue diseñado por el arquitecto italiano Carlo Fontana, discípulo de Bernini, a modo de un pequeño Vaticano, y fue realizado por los maestros vascos Zaldua, Lecuna e Ignacio Íbero. Fiel a este estilo, presenta una planta circular rematada por una majestuosa cúpula. El altar mayor, de estilo churrigueresco, alberga en su centro desde 1758 la estatua de plata de San Ignacio.
También su puede visitar la Casa Torre de los Loyola en la que Íñigo de Loyola nación en 1491 y posteriormente se convirtió a Dios en 1521.
Asimismo, pudimos visitar la Casa Natal del Hermano Gárate, ya que al comprar las entradas, al ver que íbamos con niños, la persona de información le pareció una buena idea ofrecernos esa posibilidad para que sobre todo ellos pudieran ver la diferencia de vida entre las personas adineradas y las pobres en aquella época.
Nuestro siguiente destino fue Zumarraga para visitar la Ermita de la Antigua. Está considerada como la catedral de las ermitas vascas. Se cree que la iglesia se construyó sobre un antiguo fuerte defensivo del siglo XII. Los primeros indicios de la iglesia datan del año 1366 y fue parroquia de Zumarraga hasta 1576.
Frente a un exterior austero, sorprende en su interior con una extraordinaria cubierta en artesonado de madera de roble, un complejo entramado de vigas, tirantes, antepechos y tornapuntas.
Por último, antes de comer, nos dirigimos a la localidad de Oñati principalmente para visitar la Universidad de Sancti Spiritus. Desgraciadamente sólo pudimos acceder al claustro que es lo único que se puede visitar de forma libre ya que para ver la capilla es necesario concertar una visita guiada en la Oficina de Turismo. Aprovechando que aún teníamos algo de tiempo, dimos una vuelta por el centro histórico antes de reponer fuerzas.
Como al menos no llovía aunque la temperatura no era del todo propicia, y ante la insistencia de los peques, decidimos ir a la playa, y cómo no, nuestro destino volvió a ser la playa de Orio. Esta vez había más zona habilitada para el baño pero mientras los enanos se bañaron con los papis, las mamis tuvimos incluso que ponernos la ropa porque hacía mucho viento, así que no pudimos permanecer mucho tiempo en la playa y a pesar de las quejas de algunos tuvimos que volver antes de lo pensado a la casa.
Día 7. Sábado 23 de julio.
Hoy era un día tranquilo o al menos a simple vista parecía tranquilo. Nuestro destino era Pamplona, la capital de Navarra, visitaríamos los monumentos más destacables de la ciudad, compraríamos todo tipo de regalos y comeríamos en el Café Iruña, el mismo que frecuentaba Ernest Hemingway.
Como la distancia a la capital era tan sólo de media hora, no había que madrugar tanto como días anteriores, así que nos levantamos a las 8:30, desayunamos tranquilos y cerca de las 10:00 nos encontrábamos ya saliendo del aparcamiento en la calle Amaya, justo al lado de la Plaza de Toros.
Y casi sin darnos cuenta enfilábamos la famosa calle Estafeta en dirección al Ayuntamiento. Y justo en la esquina de la calle al final, se produjo un acontecimiento especial: mi hijo mayor David se enamoró de las tiendas Kukuxumusu y de sus camisetas, tanto, tanto que acabó comprándose cuatro en los dos días que visitamos Pamplona.
En primer lugar nos dedicamos a visitar las iglesias más importantes de la capital, ya que no tienen un horario muy amplio de visitas, San Nicolás, San Lorenzo y la de San Saturnino o San Cernín. En la segunda se puede ver la famosa imagen de San Fermín.
Asimismo, nos acercamos hasta la Plaza Consistorial para ver el famoso Ayuntamiento desde donde se dispara el chupinazo que da comienzo a las famosas fiestas de San Fermín.
Casi sin darnos cuenta, entre iglesias, paseos y compras por la calle Estafeta y aledaños se nos hizo la hora de comer, y sabiendo las colas que se suelen formar en el restaurante elegido, nos dirigimos cerca de las 13:00 a la Plaza del Castillo en donde se encuentra el Café Iruña.
Como comprenderéis para una filóloga inglesa, comer en un sitio tan relacionado con el genial escritor norteamericano Ernest Hemingway tiene su punto, si a eso le unimos un lugar agradable, encantador con buena comida tanto en cantidad como en calidad y un precio más que asequible, comprenderéis el porqué de esta elección.
Después de comer y para terminar nuestra visita a Pamplona, nos acercamos a la Catedral de Santa María, principalmente de estilo gótico aunque la fachada principal se levantó a finales del siglo XVIII en estilo neoclásico.
La visita a la Catedral de Pamplona es imprescindible, nos sorprenderá por su belleza, su magnificiencia y su majestuosidad.
De lo más destacable de su interior, prestaremos especial atención al magnífico Mausoleo de los Reyes de Navarra (Carlos III el noble y Leonor de Trastamara) realizado entre 1413 y 1419 en alabastro por el escultor flamenco Johan Lome de Tournay.
También visitaremos el claustro en donde destacan dos puertas: La Puerta del Amparo y la Puerta Preciosa. La primera fue construida entre 1350 y 1355. El tímpano se conserva policromado y está ocupado por la escena de Dormición de la Virgen. En este caso, el cuerpo de María está rodeado de los apóstoles y ángeles, mientras Cristo desciende a por su alma para llevarla al Cielo. En el Parteluz de esta puerta aparece la Virgen con el Niño. De nuevo la expresividad de ambos rostros es lo más elocuente.
La llamada Puerta Preciosa se construyó entre 1350-1360 y sirve de comunicación entre el claustro y el dormitorio de los canónigos. Se llama así porque el clero, cuando acudía al dormitorio, lo hacía en procesión litúrgica mientras se cantaba a la Virgen un salmo que comenzaba con la palabra "preciosa", en alusión a la Virgen:
"Pretiosa in conspectu Domini, mors sanctorum eius".
Después de algunas compras más, como no en las tiendas favoritas de David, nos dirigimos a nuestro siguiente y último destino del día: Roncesvalles.
Desgraciadamente y a pesar de que el complejo cierra a las 19:00, las visitas guiadas (la única manera de ver el Silo de Carlomagno y la Iglesia de Santiago) terminan una hora antes del cierre, y como llegamos a las 18:05 más o menos no nos fue posible visitar ambos lugares. Lo que sí puedes ver es el Claustro, la Capilla de San Agustín y por supuesto la Colegiata. Tengo que decir que me esperaba algo más del lugar, aunque reconozco que el entorno es envidiable y nadie duda de la importancia del lugar como hito en el Camino de Santiago.
La Colegiata fue construida a finales del siglo XII y principios del XIII en estilo gótico francés. En el interior, destaca el altar mayor presidido por la imagen de Santa María de Orreaga/Roncesvalles, una bella talla gótica de madera revestida con plata y adornos dorados.
En la capilla de San Agustín se encuentra el sepulcro del rey Sancho VII el Fuerte. A la cabecera de la capilla, se exhiben tras una reja las cadenas y mazas que rodeaban la tienda de Miramamolín durante la batalla de las Navas de Tolosa en 1212.
Y a 12 grados de temperatura a las 7 de la tarde de un día de julio, nos volvimos a la casa tras disfrutar de un día muy agradable. Por el camino, parada en una quesería para comprar el famoso queso de Idiazabal.
Día 8. Domingo 24 de julio.
Otro día más por tierras aragonesas. Nuestro destino: Jaca, el Monasterio de San Juan de la Peña y Santa Cruz de la Serós.
Empezamos el día por Jaca, otro día de madrugón puesto que desde nuestra lugar de operaciones: Villanueva de Arakil hasta Jaca, aunque la distancia en kilómetros no sea muy grande, existe el problema de la falta de autovía. Hasta el pantano de Yesa, o sea en la zona de Navarra, sí la hay pero cuando entras en Aragón, te encuentras con una carretera secundaria que aunque está en buen estado, ralentiza mucho el viaje.
En Jaca teníamos dos destinos claros: la Catedral y la Ciudadela. Empezamos el recorrido por la Catedral, más concretamente por el Museo Diocesano yq eu en su interior se accede al claustro y al refectorio, así como unas capillas denominadas claustrales entre las que destaca la de Bagüés con pinturas procedentes de distintas iglesias de Zaragoza del siglo XI. En una de ellas hay incluso un audiovisual que te muestra cómo es el proceso de desprendimiento de pinturas de las iglesias y cómo se ubicaron en el museo. Muy didáctico y muy interesante.
También visitamos la catedral por dentro. El estilo es románico y el interior es impresionante.
Después nos dirigimos a la Ciudadela de Jaca. Es una fortificación de planta pentagonal, construida a finales del siglo XVI, que conserva todas y cada una de sus partes características: foso, baluartes, cuarteles, polvorines, túneles... además de una hermosa entrada a la que se accede mediante un puente levadizo. Su construcción fue encomendada a Tiburcio Spanochi, ingeniero de origen italizano al servicio de Felipe II, dentro de un programa de defensa de la frontera aragonesa con Francia. En el Patio de Armas se colocó en 1968 una escultura de Felipe II.
La visita es guiada, y te muestran el foso, donde actualmente hay ciervos, el patio de armas, la iglesia, los baluartes y los cuarteles. Después de forma libre puedes visitar el Museo de Miniaturas Militares. El único inconveniente, a mi entender, es el precio: 10€ por adulto y disponen de un ticket familiar para 2 adultos y 2 niños por 25€ que nosotros cogimos, aún así, excesivo, por mucho que sea la ciudadela mejor conservada de España.
Lo más interesante, al menos para los niños, fue el Museo de Miniaturas con más de 32.000 figuras de soldados de plomo en 23 escenarios, dispuestos de forma cronológica y serpenteante, que permiten ver la evolución de las armas, de los uniformes, de las tácticas de combate, toda la historia de los conflictos armados desde la época de los faraones hasta los albores del siglo XXI y sobre todo el camino hacia la Paz.
Además, los autores de los escenarios de las miniaturas, se permitieron algunas licencias muy divertidas.
Ahí estaban: Mary Poppins surcando los cielos de Madrid y Obelix con su menhir preparado para luchar contra los romanos.
Nos acercamos a comer a un Telepizza y desde ahí nos dirigimos a visitar el Monasterio de San Juan de la Peña, joya de la época medieval. En él mismo, se puede visitar el Monasterio Antiguo y/o el Nuevo que alberga el Centro de Interpretación del Reino de Aragón y el Centro de Interpretación de San Juan de la Peña. Nosotros teníamos interés en visitar sólo el Antiguo. En coche aparcas en el Nuevo y desde allí un autobús te baja al Antiguo en donde no se puede aparcar ya que no espacio para ello.
Destaca sobre todo el magnífico claustro románico y el hecho de que el Monasterio está excavado en la roca que da nombre al conjunto.
Por último, paramos para visitar la iglesia de Santa Cruz de la Serós, y de vuelta a la casa.
Día 9. Lunes 25 de julio.
El día de hoy era fiesta en España, así que eso unido a ser lunes nos había llevado a decidir cruzar la frontera otra vez para pasar el día por Francia, pero la idea de volver a hacernos más de 200 kilómetros pesaba ya en nuestro cuerpo, así que tras una reunión de alta seguridad en la cumbre de Villanueva de Arakil, decidimos acercarnos a Tudela por la mañana para ver la catedral y dar una vuelta por la localidad. Es más, sin saberlo, nos encontramos con las famosas fiestas en honor a Santa Ana que nos permitieron disfrutar de los "Gigantes y Cabezudos" en la Plaza de los Fueros.
Al ser fiesta, nos informaron en la Oficina de Turismo que sólo encontraríamos abierta la Catedral y la Iglesia de la Magdalena. No nos importaba porque ver Tudela en fiestas fue muy gratificante, a los enanos les encantó lo de los Gigantes y Cabezudos y el ambiente a fiesta se respiraba en cada rincón
De la Catedral lo que más destaca es el Retablo Mayor, dedicado a Santa María, y ubicado en la Capilla central de la cabecera. De estilo barroco, también sobresale la Capilla de Santa Ana, por su magnífica decoración de yeserías policromadas y por ser el espacio devocional más importante de la ciudad donde se expone a la patrona de Tudela.
Como era fiesta, no había menús económicos para degustar, así que decidimos acercarnos a un Burger King que está situado en las afueras de Tudela en un polígono industrial y los enanos disfrutaron un montón con el parque de bolas y a nosotros nos sirvió para descansar y relajarnos después de más de una semana sin parar.
Allí mismo, decidimos que nos acercaríamos a la localidad de Lekunberri para visitar las cuevas de Mendukilo, una vez que habíamos confirmado por teléfono que se encontraban abiertas, así que emprendimos rumbo a nuestro siguiente destino. Al estar incluida la visita en loa bonos, nos salió más barato, enhorabuena a la Comunidad Foral de Navarra por estas iniciativas que potencian el turismo y piensan en el ciudadano.
Llegamos con el tiempo justo para la visita guiada, y el trayecto desde las taquillas hasta la entrada de la cueva nos resultó un poco difícil, una cuesta en medio del bosque y con la que estaba cayendo. Aquí tenéis una foto para que comprobéis cómo se había puesto el día.
La visita nos encantó, aunque acabamos agotados con tantas escaleras. La guía maravillosa, dando unas explicaciones sencillas pero al mismo tiempo de forma muy didáctica, para hacerse entender a todo el mundo. Por supuesto, los peques disfrutaron un montón.
Día 10. Martes 26 de julio.
Hoy teníamos pensado ir a la playa, pero al levantarnos como todos los días, miramos al cielo y las nubes, la lluvia y el frío seguían acompañándonos por el norte de España, así que cambio de planes.
Nuestro destino serían las llamadas "tres joyas" de la Cuadrilla de Salvatierra en Álava: Añua, Gaceo y Alaitza.
La primera destaca por su monumentalidad y por los relieves en el ábside, resultaba divertido adivinar qué podrían ser cada uno de los canecillos que se podían ver en el exterior.
Después Alaitza y sus impresionantes pinturas de guerra en el interior de la iglesia, algo tremendamente inusual para la época. La guía nos explicó todas las teorías que han surgido del porqué de estas pinturas y fue muy interesante.
Por último, Gaceo y sus pinturas murales que servían a los fieles como un libro para aprender los evangelios.
Para poder visitar estas iglesias, es necesario ponerse en contacto con la Oficina de Turismo de la Cuadrilla de Salvatierra, ellos os informarán de los horarios de visitas guiadas para la fecha en la que tengáis pensado visitar esta zona de Álava. Por el precio, 1€ por visita, es totalmente recomendable, yendo en tu propio coche, sólo tienes que seguir al guía y las explicaciones son muy interesantes y amenas. Éste es el e-mail de la Oficina de Salvatierra: turismo.cuadrillasalvatierra@gmail.com
Como nos encontrábamos a tan sólo media hora de la casa, nos acercamos a la misma para comer tranquilamente y después continuamos con nuestra visita por tierras navarras. El siguiente destino: Sangüesa.
De esta localidad lo más destacable es la Iglesia de Santa María la Real y en la misma, su portada sur, verdadera joya del románico español, que centra su temática en el Juicio Final, el triunfo de Cristo.
Desde Sangüesa, nos adentramos en la Comunidad de Aragón, para visitar Sos del Rey Católico. Es una villa de origen medieval , un verdadero laberinto con sus calles empinadas y estrechas que os enamorará en cuanto crucéis cualquiera de las puertas de acceso al centro. Históricamente Sos del Rey Católico es conocido por ser el lugar en el que en 1542 nació un rey ambicioso y listo como el hambre, al que Maquiavelo tomó como modelo para retratar al perfecto príncipe del Renacimiento: Fernando el Católico. ¿Por qué nació en Sos? Pues por razones de alta política. Su padre, Juan, hermano de Alonso V de Aragón, se había casado con la reina Blanca de Navarra y con ella había tenido a Carlos, príncipe de Viana. A la muerte de Blanca estalló una guerra entre el padre y el hijo por el trono de Navarra. En éstas estábamos cuando Juana Enríquez, su segunda esposa, sintió los dolores del parto y decidió ir a Sos desde Sangüesa. ¿Por qué razón? Al no tener descendencia Alonso V, le sucedería su marido, Juan. Si Juana quería que su hijo fuera el heredero tenía que actuar rápido y lo mejor era que naciera en Aragón.
Después de perdernos varias veces por Sos , volvimos a la casa a descansar con la esperanza de que al día siguiente las nubes se tomarían un descanso.
Día 11. Miércoles 27 de julio.
Y volvimos a mirar al cielo nada más levantarnos. Nos quedaba pendiente visitar la costa de Bizkaia, San Juan de Gaztelugatxe, Bermeo, Getxo, Portugalete y por supuesto la playa de Bakio. Nubes, nubes y más nubes. Sin embargo, el día anterior habían dicho en el telediario que poco a poco iría levantando, así que a pesar de que amanecía totalmente nublado y lloviendo, decidimos fiarnos de la previsión y nos dirigimos en primer lugar a San Juan de Gaztelugatxe para visitar, o al menos ésa era nuestra intención, la ermita de tan mágico lugar.
No sabíamos muy bien si ir por la carretera hasta Bermeo y desde allí a San Juan o desde Bakio. Al final, casi en el último momento, cambié la orden en el GPS y decidí ir desde Bermeo, lo cual fue un grandísimo error porque la carretera se encontraba en obras, con muchos baches y con cortes en algunas zonas. Eso unido a la niebla que caía, la lluvia y la distancia desde la casa, hizo que el viaje nos pareciera larguísimo. Cuando por fin pudimos aparcar en el restaurante que se encuentra justo en el aparcamiento, nos informan de que no se puede bajar en coche, y que la única forma de llegar es andando ya que la carretera de bajada se encuentra en muy mal estado y está prohibido usar el coche bajo multa de más de 400€ y pérdida de puntos, y que al ir con niños, tardaríamos como unas dos horas en llegar a la ermita. Fue una pequeña decepción porque aunque no soy muy amiga de las escaleras, me hacía ilusión acercarnos hasta la ermita. Así que anduvimos hasta el mirador y allí hicimos fotos del entorno.
Después de recuperarnos con un café calentito y un bocatín de jamón serrano, nos dirigimos a nuestro siguiente destino: el Castillo de Butrón.
Se trata de un castillo señorial que parece sacado de un película de Walt Disney. La construcción original de rango señorial se erigió a mediados del siglo XI. En el siglo XII la torre original se transformó en un castillo inexpugnable. En el siglo XIX el propietario, el Marqués de Torrecilla, don Narciso de Salabert y Pinedo, modifica la estructura y crea una construcción exótica inspirada en los castillos de Baviera, colocándole almenas, cubos y ventanas.
El castillo conserva esta última remodelación que finalizó a principios del siglo XX. En los alrededores hay un amplio y bonito bosque de robles además de un buen número de especies botánicas cuya contemplación os maravillará. Desgraciadamente actualmente se encuentra en obras y no se puede visitar el interior del mismo.
A continuación, llegamos a Getxo en donde nada más aparcar nos acercamos al famoso Puente Bizkaia para montar en el transbordador y pasar a Portugalete, la otra orilla del río Nervión.
Los orígenes del Puente se remontan a la recta final del siglo XIX. Son los años de la regencia de María Cristina (1885-1902) durante la minoría de edad de su hijo Alfonso XIII.
El objetivo que se perseguía al construir el Puente de Vizcaya era unir las dos márgenes de la desembocadura del Nervión sin entorpecer la navegación. El diseño fue obra de Don Alberto Palacio y Elissague, conocido también por su participación en la construcción del Palacio de Cristal del Parque del Retiro, en Madrid. El ingeniero francés Don Ferdinand Joseph Arnodin se hizo cargo de la construcción de la obra, y el empresario textil bilbaíno Don Santos López de Letona fue el principal valedor y financiador del proyecto.
El Puente Vizcaya es uno de los grandes monumentos de la Revolución Industrial y uno de los pocos supervivientes representativos de aquella era. Durante la segunda mitad del siglo XIX el hierro era considerado el más poderoso símbolo del progreso de la Historia, era el material con el que se construían las máquinas, los barcos, los ferrocarriles, las grandes cubiertas y las torres como la de Eiffel, las enormes salas de Exposiciones Universales y, sobre todo, los nuevos puentes de Europa y América cada vez más esbeltos y audaces.
Dimos una vuelta por el centro histórico de Portugalete, en donde comimos, bastante bien, por cierto, unas deliciosas patatas a la riojana y unos pimientos rellenos de bacalao en salsa de calamar. ¡¡¡Delicioso!!!
Como ya habréis podido apreciar por las fotos, las nubes no desaparecieron, así que la posibilidad de ir a la playa de Bakio se desvaneció por completo. Por lo tanto, nos acercamos hasta Gernika para visitar la famosa Casa de Juntas y el famoso Árbol de Gernika.
La Casa de Juntas es la sede del máximo órgano institucional de Bizkaia, que se alza junto al roble foral.
Como todavía no era muy tarde, de camino a la casa nos acercamos a la Colegiata de Zenarruza, situada en un enclave maravilloso. Declarada Monumento Nacional de Euskadi, la Colegiata de Santa María de Zenarruza o Ziortza se encuentra a los pies del monte Oiz (1.026 m), a pocos kilómetros de la localidad vizcaína de Bolibar. Cuenta la tradición que el día de la Asunción de la Virgen del año 968, cuando el pueblo asistía a una misa en Santa Lucía de Garai, en la vecina Gerrikaitz, un águila cogió entre sus garras una calavera del osario y, volando, la trasladó hasta un lugar donde la dejó caer. Ese lugar es el actual emplazamiento de la Colegiata.
Día 12. Jueves 28 de julio.
¿Se cumplirían hoy los pronósticos de buen tiempo? Nos levantamos a las 8:30 y mirada al cielo, pues sí, por fin veíamos el cielo despejado sin nubes, ¿habría entonces playa? Difícil situación, hoy teníamos planeado visitar la localidad de Viana y Laguardia, la primera en Navarra y la segunda en la llamada Rioja Alavesa, es decir, pegando ya con la Comunidad de la Rioja, así que la opción de ir después a la playa era complicada porque el planning nos mandaba a muchos kilómetros de distancia del mar, pero ya veríamos cómo se organizaba el día.
Para empezar, teníamos la localidad de Viana como primer destino. De la misma, lo más destacable es la Iglesia de Santa María, aparte del centro histórico de la localidad.
En un breve paseo desde el aparcamiento, nos acercamos a visitar la Iglesia. Monumental construcción gótica del siglo XIII con dimensiones catedralicias. Su magnífico retablo, de la segunda mitad del siglo XVII, junto con la girola, la sacristía, sala capitular, el coro, las pinturas de Luis Paret y las colecciones de casullas y orfebrería, conforman un magnífico museo. En el exterior la portada sur es una interesante muestra de retablo en piedra de estilo renacentista. A sus pies se encuentra la tumba de César Borgia.
Después de camino a Laguardia, localidad ya en Álava, nos acercamos hasta el Poblado de la Hoya en las afueras de la villa. En el yacimiento se puede visitar el museo en el que se muestra la historia del poblado a través de paneles interactivos y el propio yacimiento en el que podremos contemplar in situ las plantas de las viviendas, las calles y sus aceras, así como el recinto amurallado que lo defendía.
Nos dio la sensación de que el yacimiento estaba paralizado y que aún faltaban muchas zonas por excavar.
Una vez ya en la localidad de Laguardia, dimos un paseo por la misma. Totalmente recomendable por mantener su carácter medieval y por poseer uno de los pocos pórticos policromados que hay todavía en España que es una verdadera belleza en el interior de la Iglesia de Santa María de los Reyes. La misma se puede visitar con la Oficina de Turismo previo pago de 2€ y realizan visitas cada hora.
Comimos en la propia localidad en el restaurante Baserri, comida aceptable a un precio no muy elevado, pero tardaron bastante en servirnos y después de tanto monumento, habíamos decidido hacerles un regalo a los niños y a pesar de los kilómetros de distancia, nos acercaríamos a la playa, en este caso a Getaria, para ver si no nos encontrábamos con tantas olas como en Orio.
Llegamos a la playa ya tarde más allá de las 18:00 horas, pero el caso era que los peques pudieran disfrutar aunque fuera de una hora u hora y media, y así hicieron. Lo de meterse en el agua ya es otra historia, aquí en la playa de Malkorbe en Getaria no hay ni una ola pero el agua estaba más fría que en Orio y además, al ser mar abierto, cubría enseguida, así que la mayoría disfrutó de la arena y de los juegos de palas.
Día 13. Viernes 29 de Julio.
Las vacaciones llegaban a su fin, así que se decidió que el viernes fuera el llamado "Día de los niños", y lógicamente habían pensado en ir a la playa por la tarde y por la mañana visitaríamos el Aquarium de San Sebastián.
Un sol radiante iluminaba el Día de los peques. Nos dirigimos a San Sebastián con suma tranquilidad, algo de agradecer después de 13 días sin parar. Aparcamos al lado de la escultura "Construcción Vacía" en el Paseo Nuevo de San Sebastián y bajamos en ascensor hasta el Aquarium. En él mismo, se comienza el recorrido por el museo donde se pueden observar extraordinarias reproducciones de navíos históricos a escala, diferentes sistemas de pesca comercial, instrumentos náuticos, útiles de pesca y el emblemático esqueleto de ballena franca de 11 metros.
Una de las cosas que más le gustó a mi pequeñajo, Rubén, fue la posibilidad de estampar con pintura un dibujo de un pez en una camiseta, que luego te dan de regalo. Aquí tenemos al orgulloso papá mostrando para la posteridad la obra de su pequeño.
Dimos una pequeña vuelta por el puerto y para comer nos fuimos a un centro comercial cercano, todo a gusto de los peques que para eso era su día.
Y ya sin más dilación por fin brillaba el sol, la temperatura había subido considerablemente y los peques podrían disfrutar de una jornada intensiva de playa, cerca de cuatro horas en la de Orio, pues repetimos playa. El destino quiso jugarnos una mala pasada y aunque había menos olas que en días anteriores, la playa no estaba en buen estado, pues las olas traían rocas de considerable tamaño que dificultaba el baño, pero entonces nuestros valientes decidieron construir un fuerte y disfrutar de los juegos con la arena.
Día 14. Sábado 30 de agosto.
Nos levantamos tarde, hoy volveríamos a Pamplona a pasar tranquilamente la mañana, pero antes de eso, por fin pudimos subir a la sierra de Aralar a visitar el Santuario de San Miguel, un austero templo de tres naves, conocido por el Retablo de Aralar, obra maestra del arte románico que consiste en un frontal de esmaltes y cristal de roca de principios del siglo XII. El Retablo fue robado por el famoso ladrón de obras de arte Eric "El Belga" en 1979. Entre los años 1981 y 1985 se recuperaron 16 de los 18 medallones robados y 191 piedras preciosas de las 286 sustraídas, y tras su restauración, volvió al Santuario en 1991.
Una vez ya en Pamplona, dimos una vuelta por el centro, volvimos a comprar camisetas de Kukuxumusu, y comimos de nuevo en el Café Iruña.
Después, acabamos nuestro viaje por Pamplona visitando la Foz de Lumbier, un desfiladero tallado por las aguas del río Irati en el extremo occidental de la sierra de Leire y encajado entre paredes calizas verticales. Lo que confiere singularidad a esta Foz es que sus 1.300 metros de longitud pueden ser recorridos por un cómodo camino interior, cercano al río y al pie de los acantilados, legado del antiguo paso del ferrocarril del Irati, que acabó con la inaccesibilidad del lugar.
La Foz se sitúa en el término municipal de Lumbier. A la entrada del pueblo nace una carretera que en 2 km te lleva al aparcamiento de pago habilitado para visitar la Foz. Existen dos recorridos, el corto, sin dificultad alguna y apto para personas de toda edad, incluso para personas con movilidad reducida que atraviesa la Foz paralelo al río, pasando por los túneles de entrada y salida y alcanza el Puente del Diablo, en total 2,6 km ida y vuelta. Y el recorrido largo que en su primera parte rodea la Foz por las laderas inmediatas y en el tramo final la atraviesa para volver al aparcamiento. Es más largo (5,5 km ida y vuelta) y no apto para todas las personas.
Hoy volvimos pronto a la casa, había que hacer las maletas y preparar todo para el día de vuelta a Madrid. Eso sí tuvimos tiempo para comprar vino en las Bodegas Azpea justo al lado de la localidad de Lumbier. Nos dieron a probar los diferentes vinos que tenían a la venta y el de moscatel nos encantó.
Día 15. Domingo 31 de julio. Vuelta a casa.
Antes de volver definitivamente a Madrid, decidimos acercarnos a la localidad de Quejana en Álava para visitar el Conjunto Monumental de la localidad consistente en la Iglesia de San Juan Bautista, el convento, la Casa-Torre del Canciller y el Palacio de Don Fernán. Él mismo se encuentra en el valle de Ayala cerca de Amurrio.
Lo más destacable en la Capilla de la Virgen del Cabello es un magnífico mausoleo que es el panteón del Canciller y de su esposa Leonor de Guzmán. Asimismo, preside la capilla un retablo que ocupa el muro de la cabecera pintado por Cristóbal González Quesada. Está compuesto por cuadros que representan diversas escenas de la vida de Cristo y María.
Pues ésta es la review de nuestro viaje por el norte de España. Espero que os guste y que os sirva para planificar futuros viajes.
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