El origen histórico de Cuenca hay que buscarlo durante la dominación musulmana a partir del 711. Situada en un elevado montículo, la ciudad tenía un gran valor estratégico; por ello, el 21 de septiembre de 1177 Cuenca sería conquistada por las huestes cristianas dirigidas pro Alfonso VIII. Tras su conquista, a la ciudad se le adjudicó un amplio término (alfoz) que se fue repoblando mediante la fundación de aldeas. También se restableció en la ciudad la nueva sede episcopal.
En el primer tercio del siglo XV, la ciudad se nos aparece como un importante centro textil, productor de lanas y mercado ganadero. La ciudad experimentó en el siglo XVI un importante desarrollo gracias a la expansión agrícola, al pleno desarrollo de los gremios de la lana y al esplendor de la ganadería trashumante. El siglo XVII fue un siglo de crisis por la peste que se desata en 1588. Aunque en el siglo XVIII aparecen síntomas de recuperación demográfica y el obispo Palafox en 1774 intenta relanzar la industria pañera, la economía conquense quedará herida puesto que Carlos IV suprimió los talleres de Cuenca para evitar la competencia con la Real Fábrica de Tapices. Durante el siglo XIX, Cuenca obtiene capitalidad, sin embargo las convulsiones decimonónicas la mantendrá en un largo letargo hasta la segunda mitad del siglo XX. Dos hechos marcarán esta etapa: por un lado la salida definitiva de la población fuera de las murallas y su establecimiento en la parte llana y, por otro, la pérdida del peso específico que el clero tenía en la ciudad tras las desamortizaciones de Mendizábal en 1836 y Pascual Madoz en 1856.
En el primer tercio del siglo XV, la ciudad se nos aparece como un importante centro textil, productor de lanas y mercado ganadero. La ciudad experimentó en el siglo XVI un importante desarrollo gracias a la expansión agrícola, al pleno desarrollo de los gremios de la lana y al esplendor de la ganadería trashumante. El siglo XVII fue un siglo de crisis por la peste que se desata en 1588. Aunque en el siglo XVIII aparecen síntomas de recuperación demográfica y el obispo Palafox en 1774 intenta relanzar la industria pañera, la economía conquense quedará herida puesto que Carlos IV suprimió los talleres de Cuenca para evitar la competencia con la Real Fábrica de Tapices. Durante el siglo XIX, Cuenca obtiene capitalidad, sin embargo las convulsiones decimonónicas la mantendrá en un largo letargo hasta la segunda mitad del siglo XX. Dos hechos marcarán esta etapa: por un lado la salida definitiva de la población fuera de las murallas y su establecimiento en la parte llana y, por otro, la pérdida del peso específico que el clero tenía en la ciudad tras las desamortizaciones de Mendizábal en 1836 y Pascual Madoz en 1856.
Plaza Mayor y Ayuntamiento.
En el centro del eje longitudinal se sitúa la Plaza Mayor, que será el punto de referencia de toda visita o recorrido por la ciudad. La plaza queda conformada por un triángulo cuyos vértices son la Catedral, el Convento de las Petras (siglo XVIII) y el Ayuntamiento.
El edificio actual del Ayuntamiento es del siglo XVIII y fue proyectado por Jaime Brot en 1733. Consta de tres cuerpos. El problema que se le planteó al arquitecto fue el de poder cerrar la plaza manteniendo su accesibilidad, solución que dio con la incorporación de los arcos en la planta baja.
En el centro del eje longitudinal se sitúa la Plaza Mayor, que será el punto de referencia de toda visita o recorrido por la ciudad. La plaza queda conformada por un triángulo cuyos vértices son la Catedral, el Convento de las Petras (siglo XVIII) y el Ayuntamiento.
El edificio actual del Ayuntamiento es del siglo XVIII y fue proyectado por Jaime Brot en 1733. Consta de tres cuerpos. El problema que se le planteó al arquitecto fue el de poder cerrar la plaza manteniendo su accesibilidad, solución que dio con la incorporación de los arcos en la planta baja.
Catedral de Cuenca.
La Catedral de Santa María de Gracia, símbolo del poder eclesiástico, fue el primer edificio que se comenzó a construir, tras la conquista de la ciudad, en el lugar donde se emplazaba la antigua alcazaba musulmana. Según Lampérez, arquitecto de la fachada, es el más claro ejemplo del protogótico conquense, y considerada como el más temprano ejemplo de gótico en España. Comenzó a edificarse a finales del siglo XII, se consagró en 1208 por el arzobispo Ximénez de Rada, aunque no fue terminada hasta 1271. Es un edificio complejo con restos de transición del románico al gótico de finales del siglo XII, otros del siglo XIII y otros del siglo XV.
La Catedral de Santa María de Gracia, símbolo del poder eclesiástico, fue el primer edificio que se comenzó a construir, tras la conquista de la ciudad, en el lugar donde se emplazaba la antigua alcazaba musulmana. Según Lampérez, arquitecto de la fachada, es el más claro ejemplo del protogótico conquense, y considerada como el más temprano ejemplo de gótico en España. Comenzó a edificarse a finales del siglo XII, se consagró en 1208 por el arzobispo Ximénez de Rada, aunque no fue terminada hasta 1271. Es un edificio complejo con restos de transición del románico al gótico de finales del siglo XII, otros del siglo XIII y otros del siglo XV.
Tiene planta de cruz latina con tres naves y una sola en el crucero y bóvedas sexpartitas que arrancan de un haz de pequeñas columnas. La nave central se separa de las laterales por medio de grandes arcos apuntados.
Capilla o Altar Mayor. En el año 1752 se construyó el nuevo altar mayor, en estilo neoclásico, proyectado por Ventura Rodríguez y ejecutado por los arquitectos Eugenio González y Pedro Ignacio Incharraundiaga.
Construido en mármol y jaspe, el mármol fue trabajado por Blas de Rentería, las esculturas y relieves del altar son obra de Bociardi, realizados en mármol de Carrara. Los estucos con los evangelistas y las escenas de la vida del Virgen, son obra de los italianos Pedro Ravaglio y Juan Bautista Cremona.
Construido en mármol y jaspe, el mármol fue trabajado por Blas de Rentería, las esculturas y relieves del altar son obra de Bociardi, realizados en mármol de Carrara. Los estucos con los evangelistas y las escenas de la vida del Virgen, son obra de los italianos Pedro Ravaglio y Juan Bautista Cremona.
Sacristía. La sacristía es obra de finales del XV y principios del XVI. Estilo de transición del gótico al plateresco. Se trata de una estancia rectangular con bóveda de crucería profusamente decorada. El retablo es un conjunto formado a su vez por dos retablos, un primer retablo de 1729 en el que se incluía como tema principal una Dolorosa de Pedro de Mena. Este retablo no gustó al cabildo y se encargó a José Martín de Aldehuela, que cubriera el frente y aprovechara en la obra una Virgen con Niño del siglo XVII. Además dos lienzos de Pedro Atanasio Bocanegra, representando a los doctores de la iglesia occidental.
Capilla de los Apóstoles. Obra del año 1528 de Juan de Alviz y Antonio Flórez. Fundada por el chantre García de Villareal. En una de las paredes laterales un retablo renacentista del siglo XVI, dedicado a los Apóstoles, con relieves en madera policromada y estofada, tablas al óleo representando a los discípulos de Cristo, atribuidas a Martín Gómez el Viejo. En la calle central encontramos relieves en madera de La Piedad, resurrección de Cristo, Ascensión y Dios Padre. En las calles laterales, pinturas al óleo sobre tabla con los doce apóstoles, atribuidas al taller de Gonzalo de Castro y Martín Gómez el Viejo.
Órgano. También encontramos dos órganos que son restauraciones de lo poco que quedó del que desapareció en el incendio de 1767. De época barroca, las cajas están diseñadas por José Martín de Aldehuela y los tubos fueron realizados por Julián de la Orden, organero conquense.
Coro. El coro está situado en el centro de la catedral, frente al altar mayor, que como sabemos es una originalidad de las catedrales góticas de España. La nave central recibe aquí el nombre de nave de los Reyes.
La sillería construida en madera de nogal, es obra de Manuel Gassó del año 1753. Dispone de 53 relieves tallados que representan imágenes de diversos santos. Del anterior coro gótico sólo se conserva la Virgen de alabastro situada encima del sitial del obispo, obra de Giraldo del Flugo.
El anterior coro gótico se encuentra hoy día en la Colegiata de Belmonte (Cuenca).
La sillería construida en madera de nogal, es obra de Manuel Gassó del año 1753. Dispone de 53 relieves tallados que representan imágenes de diversos santos. Del anterior coro gótico sólo se conserva la Virgen de alabastro situada encima del sitial del obispo, obra de Giraldo del Flugo.
El anterior coro gótico se encuentra hoy día en la Colegiata de Belmonte (Cuenca).
Capilla del Obispo. Del siglo XIV, fundada por el cardenal Jacobo de Veneris, obispo de Cuenca. Retablo de 1589 realizado por Diego de Villadiego en madera y alabastro policromado, dedicado a San Julián, patrón de la ciudad.
Retablo de San Fabián y San Sebastián. Realizado por Diego de Tiedra por encargo del canónigo Juan Fernández de Heredia entre 1551 y 1552.
Capilla del Sagrario. Obra del siglo XVII, cuyo autor fue fray Alberto de la madre de Dios. Se trata de una capilla con planta de cruz latina, con cúpula y linterna en su pequeño crucero. Terminada en 1649, hasta aquí fue trasladada la Virgen llamada ahora del Sagrario en 1655. Dispone de tres retablos, situados uno en el presbiterio y los dos restantes en cada uno de los brazos del crucero.
El central dedicado a la Virgen del Rosario, se trata de la talla románica que llevaba Alfonso VIII en sus campañas y que por ello es conocida como la Virgen de las Batallas. Al construirse la capilla la imagen fue vestida y partida en dos para colocarla como si de un busto se tratara, modificándola al gusto de la época. Es la patrona de la catedral.
El central dedicado a la Virgen del Rosario, se trata de la talla románica que llevaba Alfonso VIII en sus campañas y que por ello es conocida como la Virgen de las Batallas. Al construirse la capilla la imagen fue vestida y partida en dos para colocarla como si de un busto se tratara, modificándola al gusto de la época. Es la patrona de la catedral.
Capilla vieja de San Julián. Situada en una de las puertas de la Capilla mayor, en ella estuvieron los restos de San Julián, hasta su traslado a la Capilla Nueva. El retablo es obra barroca del siglo XVII. En el centro encontramos un óleo sobre tabla de finales del siglo XVI representando a San Julián y a San Lesmes. Destacar en el frontal del altar la finísima labor de rocalla. La reja es obra anónima del siglo XVI y destaca por su labor de montaje de chapa repujada y dorada de su parte superior con la misma escena que el retablo.
Capilla Honda. También llamada Capilla del Corazón de Jesús. Llamada así por encontrarse por debajo del suelo de la Catedral. Es una de las más antiguas de la Catedral. Antiguamente estuvo aquí la imagen de la Virgen de las Batallas que hoy día se encuentra en la Capilla del Sagrario. La actual capilla es del siglo XVI pero conserva unas puertas mudéjares de los siglos XII y XIII y un artesonado renacentista de finales del silo XV o principios del XVI. El artesonado basa su organización en el triángulo equilátero, con el que se forman rombos y estrellas, algunas tan espectaculares como las dos colgantes, monumentales y atrevidas, que dominan en el centro. El friso se adorna con preciosa decoración vegetal y de animales fantásticos, rematado en una cornisa cuyos canecillos figuran deformes cabezas.
Sala Capitular. Construida en el siglo XVI, al principio estuvo exenta, siendo unida a la Catedral por un paso en el siglo XVIII. Dispone el interior de un artesonado renacentista del siglo XVI pintado en el siglo XVIII. En sus paredes encontramos un Apostolado, pintado por Cristóbal García Salmerón en el siglo XVII (1649) y completado con las figuras de Cristo y San Matías por Pedro Paez en 1779.
Capilla de la Asunción. Fundada en el siglo XVI. Decorada con pinturas anónimas y embellecida con dos esculturas de Mariano Benlliure, de principios del siglo XX una que representa la Fe y la otra a la Eternidad. Situadas cada una de ellas a los laterales de la capilla.
El retablo de la Asunción es de finales del siglo XVI, atribuido a Martín Gómez el Viejo y a su cuñado Pedro de Castro. En la predela, en grupos de tres; San Juan, Santo Tomás y San Mateo; San Pablo, el Salvador y San Pedro; Santiago el Mayor, San Andrés y San Bartolomé. En el centro del retablo la Asunción de la Virgen; en la calle izquierda Abrazo ante la puerta dorada, Anunciación y Nacimiento; en el centro Adoración de los Reyes; en la calle de la derecha Nacimiento de la Virgen, Visitación y Presentación del Niño en el templo; en la parte superior Dios Padre.
Otras fotografías de la Catedral:
El retablo de la Asunción es de finales del siglo XVI, atribuido a Martín Gómez el Viejo y a su cuñado Pedro de Castro. En la predela, en grupos de tres; San Juan, Santo Tomás y San Mateo; San Pablo, el Salvador y San Pedro; Santiago el Mayor, San Andrés y San Bartolomé. En el centro del retablo la Asunción de la Virgen; en la calle izquierda Abrazo ante la puerta dorada, Anunciación y Nacimiento; en el centro Adoración de los Reyes; en la calle de la derecha Nacimiento de la Virgen, Visitación y Presentación del Niño en el templo; en la parte superior Dios Padre.
Otras fotografías de la Catedral:
Horario de visitas turísticas a la Catedral
Lunes a viernes de 10:00 a 14:00 horas. y de 16:00 a 19:00 horas.
Sábados de 10:00 a 19:00 horas.
Domingos de 10:00 a 18:00 horas.
Precio de entrada:
- Entrada individual: 4,80 €
- Grupos, colegios, niños y jubilados: 4,00 €
Todos los visitantes reciben con su entrada una audioguía en cuatro idiomas con una duración de 45 minutos.
El Palacio Episcopal
Se trata de un edificio de grandes proporciones, adosado a la Catedral por el lado sur, formado por una diversidad de volúmenes y construcciones que han seguido en su proceso de edificación al de la iglesia. La primitiva obra se inició a principios del siglo XIII y se concluyó con la segunda fase de la Catedral en torno al año 1250.
El Palacio Episcopal
Se trata de un edificio de grandes proporciones, adosado a la Catedral por el lado sur, formado por una diversidad de volúmenes y construcciones que han seguido en su proceso de edificación al de la iglesia. La primitiva obra se inició a principios del siglo XIII y se concluyó con la segunda fase de la Catedral en torno al año 1250.
Puente de San Pablo.
El Puente de San Pablo es un puente viga que cruza al río Huécar en la ciudad de Cuenca.
Fue construido entre 1533 y 1589 por iniciativa del canónigo Juan del Pozo, originalmente en piedra para salvar la hoz del Huécar, comunicando el Convento de San Pablo y el casco urbano.
Este primer puente se derrumbó, construyéndose en 1902 el puente de hierro y madera actual, acorde a la línea arquitectónica del momento. Es un puente rectilíneo, de 60 metros de flecha, apoyado en los pilares de arranque de sillería del puente anterior y, en el centro, en un puntal de hierro.
Parte del patrimonio de la ciudad de Cuenca, es uno de los mejores lugares desde los cuales observar las Casas Colgadas.
Casas Colgadas. El edificio más emblemático y más conocido de la ciudad de Cuenca es el de las Casas Colgadas. No se sabe con exactitud su origen, que, para unos, es musulmán, mientras que para otros es medieval (siglos XIV-XV). Pudo ser una antigua casa solariega en virtud del escudo del canónigo Gonzalo González de Cañamares encontrado en su interior. El mito, la magia y la leyenda las elevó a la categoría de monumento. En la actualidad son tres casas restauradas en el siglo XX. En dos de ellas está ubicado el Museo de Arte Abstracto Español (Casas del Rey) y en la otra un mesón típico (Casa de la Sirena).
Parador Convento de San Pablo.
El carácter clerical que la ciudad tuvo en la Edad Moderna queda patente en la cantidad de edificios de tipo religioso, iglesias y conventos, que entre los siglos XVI y XVIII se edificaron. El convento es el Convento de San Pablo. Actualmente convertido en Parador Nacional de Turismo. La iglesia que hay en su interior es de estilo gótico decadente y la portada de transición del Barroco al Rococó. Este espacio se dedica a la obra de Gustavo Torner.
El carácter clerical que la ciudad tuvo en la Edad Moderna queda patente en la cantidad de edificios de tipo religioso, iglesias y conventos, que entre los siglos XVI y XVIII se edificaron. El convento es el Convento de San Pablo. Actualmente convertido en Parador Nacional de Turismo. La iglesia que hay en su interior es de estilo gótico decadente y la portada de transición del Barroco al Rococó. Este espacio se dedica a la obra de Gustavo Torner.
Castillo.
En la calle Trabuco, muy cerca de la plaza del mismo nombre, se pueden ver las ruinas de un antiguo castillo del siglo XIII. Además de parte de sus murallas se conservan sus torres.
En la calle Trabuco, muy cerca de la plaza del mismo nombre, se pueden ver las ruinas de un antiguo castillo del siglo XIII. Además de parte de sus murallas se conservan sus torres.
Arco de Bezudo.
Este arco dato del siglo XVI, conserva un escudo con toisón y es una de las antiguas puertas de la ciudad de Cuenca, que separaban los espacios intramuros y extramuros.
Este arco dato del siglo XVI, conserva un escudo con toisón y es una de las antiguas puertas de la ciudad de Cuenca, que separaban los espacios intramuros y extramuros.
Torre Mangana.
La torre de Mangana es otro de los edificios emblemáticos de la ciudad, situada en la plaza del mismo nombre. Se trata de un edificio del siglo XVI, restaurado en el siglo XX. Desde la torre, el reloj de la ciudad nos recuerda constantemente con sus campanadas monotónas la fugacidad del tiempo. En la misma plaza podemos admirar el "Monumento a la Constitución", obra de G. Torner.
La torre de Mangana es otro de los edificios emblemáticos de la ciudad, situada en la plaza del mismo nombre. Se trata de un edificio del siglo XVI, restaurado en el siglo XX. Desde la torre, el reloj de la ciudad nos recuerda constantemente con sus campanadas monotónas la fugacidad del tiempo. En la misma plaza podemos admirar el "Monumento a la Constitución", obra de G. Torner.
La iglesia de El Salvador
Se levantó en la baja Edad Media, cuando la ciudad vio aumentar su población y se expandió por el suroeste. Este tempo tenía una estructura muy simple; una nave amplia, con capillas entre los contrafuertes y estaba cubierta con armadura de madera y una torre de planta cuadrada se elevaba a los pies.
Torre de San Juan.
La torre es lo único que queda de una de las iglesias más antiguas de Cuenca. Cuentan las leyendas que antiguamente se llamaba Al-Jara, la esquila, y que fue así como por esta puerta, cubiertos con piel de oveja, Alfonso VIII y sus caballeros accedieron a la ciudad para su conquista.
La Iglesia de Santa Cruz.
Esta iglesia se construyó en el siglo XVI, pero su aspecto actual lo debe a renovación de José Martín de Aldehuela en el siglo XVIII. Es una construcción sobria, con una bellísima portada renacentista, en su interior se encuentra la Capilla Sepulcral de Luís Valle de la Cerda, ilustre personaje por su promoción de los montes de piedad y erarios públicos.
Iglesía de San Andrés.
La Iglesia de San Andrés es una construcción del siglo XVI. Es un templo exento, de planta trapezoidal, cubierto interiormente por bóvedas de arista de inspiración gótica, con capillas renacentistas en nicho y una magnífica decoración plateresca.
Exteriormente cuenta con una torre y portada clásica, compuesta en estilo herreriano, que ennoblecen la plazuela en que se alza, junto a la calle del Peso.
Leyenda Cristo del Pasadizo
La leyenda dice así: Julián es un apuesto mozo de familia humilde que se gana honradamente la vida como jornalero. Sin embargo, ha cometido un grave error: enamorarse perdidamente de la bella Angustias.
Todas las tardes, después del trabajo, acude a la reja para cortejarla. En esos ratos de comunicación, sueñan con su futuro hogar y en la felicidad que mutuamente se proporcionarán.
Los padres de Angustias no están muy de acuerdo con los proyectos de los 2 jóvenes, pues aunque aprecian a Julián por sus virtudes y cualidades, sin embargo, no pueden permitir que su hija descienda de posición social al casarse con un pobre menestral.
Por aquel entonces, llega a Cuenca un emisario real para hacer leva de soldados con destino a las guerras e Italia. Julián no se lo piensa dos veces: será buena ocasión para hacer fortuna, y, pensando en un futuro hogar, se enrola en el ejército.
La noche antes de partir, Julián y Angustias, de rodillas ante el Cristo del Pasadizo, se juran fidelidad en la espera. Ninguno de los dos pensará en otro, mientras no tenga la certeza de la muerte del amado.
Angustias queda triste y apenada. Pasan los meses, y aunque de tarde en tarde Julián manda sus noticias, a la bella Angustias la espera se le hace larga y aburrida; pretendientes no le faltas... Al fin cede a los requerimientos de Lesmes. La madre reprende la ligereza de Angustias, per ésta prefiere un Lesmes que la "arrulla" y le hace vivir de ilusión, que a un Julián lejano y sujeto a los peligros de la guerra.
Han pasado dos años. Julián vuelve a Cuenca cargado de laureles y con un porvenir abierto en la carrera de las armas. Nada ha comunicado a Angustias para que la grata sorpresa sea mayor.
Por la noche, y la hora de costumbre, acude a la cita en la reja; juntos darán gracias al Cristo del Pasadizo por haberle devuelto sano y salvo y con un porvenir esperanzador.
El asombro de Julián es enorme al encontrar en su puesto de la reja ocupado por otro pretendiente; dejándose llevar por la ira, se lanza espada en mano contra el felón usurpador de su amor. Lesmes se defiende, y usando arteras mañas lleva a Julián hacia un escalón de la calle, donde éste, inadvertidamente pierde pie y cae. Lesmes aprovecha felonamente la coyuntura y atraviesa a Julián con su espada.
Angustias, desde su reja, ha pedido auxilio desesperadamente. Acude la ronda en el momento en que Julián se desploma exánime. Lesmes intenta huir, mas se ve acorralado; sube a las almenas del camino de la ronda para, desde allí, probrar el salto al camino inferior, pero cae con tan mala fortuna que se desnuca.
Angustias, culpable de perjurio y causante de la muerte de 2 hombres re recluye en el Convento de las "Petras" para hacer penitencia de sus pecados y rogar por la salvación eterna de aquellos cuya muerte causó.
Cristo del Sagrado Corazón de Jesús en el Cerro del Socorro.
Se trata de un mirador donde se pueden obtener unas vistas impresionantes de Cuenca. En este mirado se encuentra el Cristo del Sagrado Corazón de Jesús.
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